Valores y familia

 

Tener hijos hoy en día

 

"¿No es inconsciente traer niños a este mundo tan violento, un mundo donde reina la inseguridad?", se preocupa una internauta.

 

 

 

26 nov 2021, 10:00 | Editores de Croire, La Croix


 

 

 

 

 

 

La violencia de este mundo, la experiencia del mal, puede a veces hacer tambalear nuestra confianza en la vida. La finitud y la fragilidad de este mundo, marcado por la muerte, pueden desanimarnos a dar a luz.

Este desánimo no es ajeno a los creyentes. En la Biblia, el libro de Eclesiastés se hace eco de esta angustia ante el mal. "En la sede del derecho, el delito; en el tribunal de la justicia, la iniquidad [?]. Todos caminan al mismo lugar, todos vienen del polvo y todos vuelven al polvo". (Ecl 3,16; 3,20).

 

¡Fortalecer nuestra esperanza!

Los creyentes están llamados a creer que el amor de Dios es más fuerte que el mal y la muerte. En esta convicción, pueden encontrar la fuerza para construir algo. Así le ocurrió al teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer, encarcelado en 1943 por su resistencia al nazismo, que escribió a su prometida desde la cárcel: "En Jeremías se dice que en la mayor angustia hay que 'comprar casas y campos en este país como señal de confianza en el futuro'. Nuestro matrimonio debe ser un sí a la creación de Dios, debe fortalecer en nosotros el valor de crear algo".

En efecto, crear algo a pesar del mal y de la muerte es el acto mismo de Dios. Dios fue el primero en arriesgarse a crear. San Juan Damasceno, un padre de la Iglesia del siglo VIII, escribió: "Si Dios, previendo el mal, no se hubiera atrevido a crear por miedo al mal, entonces el mal habría sido más fuerte que Él".

El ejemplo de Dios nos invita a confiar en la vida, sin ingenuidad, pero lo suficiente para vivir y llamar a otros a la vida.