Iglesia

 

La compasión de un obispo pionero

 

El obispo Armand le Bourgeois, fallecido en 2011, fue uno de los primeros obispos de Francia en abrir la espinosa cuestión de la acogida de los divorciados vueltos a casar en la Iglesia católica. Esta es su experiencia.

 

 

 

03 dic 2021, 14:00 | La Croix


 

 

 

 

 

En 1971, cuando era obispo de Autun, mons. Armand Le Bourgeois se enfrentó a un párroco que se sentía desgarrado por el hecho de tener que rechazar un entierro cristiano a una mujer divorciada, aunque fuera muy religiosa. "Entiérrenla en la Iglesia", le dijo el obispo al cura, "yo me hago responsable". Unos años más tarde, la Iglesia católica reconoció el derecho de todos los divorciados a un funeral cristiano.

 

Atreverse a experimentar

En 1976, el mismo obispo de Autun, apodado "el obispo rojo", envió una carta a todos los sacerdotes de su diócesis para llamar su atención sobre la ayuda que debían prestar a los divorciados vueltos a casar: la misericordia pastoral debe primar en todo. También comprometió su responsabilidad como obispo cuando pidió que se llevara a cabo un proceso de readmisión a la comunión al final de un verdadero proceso espiritual y bajo ciertas condiciones de justicia y caridad hacia el excónyuge y los hijos. Otros obispos, en Francia y Alemania, siguieron su ejemplo para avanzar en la investigación pastoral en este campo e intentar convencer a Roma de que revisara la cuestión.

 

La práctica de la ortodoxia

En su libro Divorcés remariés mes frères (1998), mons. le Bourgeois fue aún más lejos. Pidió que la Iglesia católica se inspirara en la práctica de la Iglesia ortodoxa. De hecho, los ortodoxos admiten que se puede celebrar una nueva unión, sin que tenga el mismo significado místico que el matrimonio. Este nuevo vínculo se celebra tras un tiempo de prueba penitencial. No es un sacramento, pero permite a la pareja recuperar su lugar en la comunidad y comulgar.

 

Una pastoral a la espera de misericordia

Paradójicamente, mons. Le Bourgeois no innova. Recoge una petición del Sínodo de los Obispos reunido en 1980 sobre el tema de la pareja y la familia. Una amplísima mayoría (179 síes, 20 noes y 7 abstenciones) votó la siguiente moción: "El sínodo, en su preocupación pastoral por estos fieles (divorciados vueltos a casar), desea que se lleve a cabo una nueva y más profunda investigación sobre este tema, teniendo en cuenta también la práctica de las Iglesias orientales, para resaltar mejor la misericordia pastoral". Toda la Iglesia católica sigue esperando una respuesta a esta petición...