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Cuando se habla del sacerdote, ¿qué quiere decir «in persona Christi»?

 

El informe CIASE sobre los abusos sexuales en la Iglesia, publicado el 5 de octubre de 2021, señalaba el impacto en los fieles de la expresión "in persona Christi". ¿De dónde viene? ¿Qué significa? ¿Debe redefinirse hoy en día? Entrevista con el Padre Gilles Drouin, Director del Instituto Superior de Liturgia del Instituto Católico de París.

 

 

 

19 ene 2022, 21:00 | Sophie de Villeneuve, La Croix


 

 

 

 

 

¿Cuál es el origen de la expresión "in persona Christi"?

La expresión "in persona Christi", "en la persona de Cristo", entró en el magisterio de la Iglesia con el Vaticano II. Pero nació en el marco de la teología escolástica, en la Edad Media, para tratar de decir lo que ocurre en los sacramentos. Apareció al mismo tiempo que el término transubstanciación, que pretende dar cuenta de lo que es la transformación eucarística.

Fue modificado por el Concilio Vaticano II, que añadió la palabra "capitis". "In persona Christi capitis" significa "en la persona de Cristo cabeza". El «Cristo cabeza» es Cristo el pastor. Esta expresión intenta explicitar el modo de actuar del sacerdote cuando celebra los sacramentos de la Eucaristía y, en ciertos casos, de la reconciliación (decreto Presbyterorum ordinis del Vaticano II). Este cambio se hizo para evitar equiparar al sacerdote con Cristo, una confusión en la que cae el informe CIASE. En primer lugar, porque el sacerdote no siempre actúa "in persona Christi". Cuando lo hace, es como pastor, cuando celebra un sacramento. No hace el papel de Cristo, pero significa la presencia de Cristo cabeza.

 

Los ortodoxos no usan esta expresión. ¿Significa esto que no consideran al sacerdote de la misma manera?

La teología occidental pone gran énfasis en el vínculo del sacerdote con Cristo. No se trata simplemente de un vínculo espiritual, que es válido para todos los bautizados. En la Edad Media, pero sobre todo en la época del Concilio de Trento, cuando la Reforma Protestante cuestionaba el ministerio del sacerdote, se intentó redefinir lo que era el sacerdote y el sacramento del Orden. Luego, en la reforma católica que siguió al Concilio de Trento, se acentuó fuertemente el vínculo entre el sacerdote y Cristo, con la expresión: "sacerdos alter Christus", "el sacerdote otro Cristo". La expresión puede ser hermosa en el plano espiritual, pero no es correcta en el plano teológico. El sacerdote nunca es "otro Cristo", aunque actúe "en la persona de Cristo" al celebrar los sacramentos. Más recientemente, algunos han ido más allá y han propuesto "sacerdos ipse Christus", "el sacerdote Cristo mismo". ¡No! Estas expresiones tienen un papel sacramental, pero tienen una base espiritual. Debemos tener cuidado para no sacarlas de su propio contexto.

 

¿Es eso lo que ha pasado?

Sí, al igual que con la infalibilidad pontificia. El Papa es infalible sólo bajo ciertas condiciones específicas. Asimismo, el sacerdote no siempre actúa "in persona Christi capitis". Pero se ha permitido que estas expresiones se nos vayan de las manos. Esto es particularmente cierto en la teología occidental.

 

En los sacramentos, ¿cuál es el papel del sacerdote en relación con la figura de Cristo?

Esta es una pregunta muy oportuna, porque relaciona el papel del sacerdote con los sacramentos de la Eucaristía y la reconciliación, como hizo Santo Tomás de Aquino. En el Concilio Vaticano II, a propósito de la definición del sacerdote, hubo dos líneas teológicas, no contradictorias, sino complementarias. La primera, en la constitución Lumen Gentium sobre la Iglesia, dice que el sacerdote es colaborador de los obispos y miembro de un presbiterio. Destaca al cura párroco como "cooperador de los obispos", que tiene una función docente, santificadora y de gobierno. Pero el decreto Presbyterorum ordinis vuelve a la comprensión tradicional del sacerdote definida por su poder en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía. En este contexto nació la expresión "in persona Christi capitis". La expresión "poder sacerdotal" debe utilizarse con mucha prudencia. Hay que conservarla, pero es un poder limitado dentro de un marco muy específico. Estas dos líneas teológicas no dan una misma imagen del sacerdote.

 

¿Qué lugar ocupa el sacerdote en el sacramento de la reconciliación?

Hay dos fórmulas en este sacramento: "Dios, Padre misericordioso, (?) reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo" y "Y yo te absuelvo de tus pecados". La tradición occidental, como en la fórmula de la Eucaristía "Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre", asocia muy estrechamente al sacerdote con Dios en la forma del sacramento. En el sacramento de la reconciliación, no es el sacerdote quien perdona, es Dios. Pero el sacerdote dice: "Yo te absuelvo". La tradición oriental no utiliza esta fórmula del "yo". Allí tampoco se muestra la misma figura del sacerdote. En Occidente tenemos una imagen muy cristológica del sacerdote. Esto es un punto fuerte, pero debería hacernos reflexionar.

 

¿Sobre qué? ¿Sobre el poder que puede dar?

Sí, sobre la asociación demasiado estrecha que se hace entre el sacerdote y Cristo. Estoy totalmente de acuerdo con las aclaraciones hechas por el Concilio de Trento: la ordenación es un sacramento, y el ministerio del sacerdote no es una simple misión. Esto nos ha llevado a un fuerte conflicto con nuestros hermanos protestantes. Pero si, durante la misa, el sacerdote significa la persona de Cristo cabeza, y si la asamblea significa la presencia del cuerpo de Cristo, ¿se trataría de una cabeza sin cuerpo y un cuerpo sin cabeza? Debemos tener esto en cuenta, y no equiparar al sacerdote con Cristo. Podemos ver claramente los posibles abusos a los que esto puede conducir. Al mismo tiempo, debe mantenerse el carácter sacramental del orden.