Biblia

 

Jacob, del contrato a la alianza

 

¡Qué historia tan curiosa la de los dos hermanos Esaú y Jacob! Jacob compra su primogenitura a su hermano y engaña a su padre para obtener su bendición: una doble transgresión. Sin embargo, Dios sigue siendo fiel a su pacto y Jacob se convierte en el elegido.

 

 

 

20 ene 2022, 21:00 | Jean-Pierre Rosa, La Croix


Hendrick ter Brugghen,
Esaú vendiendo su primogenitura a Jacob, hacia 1627.

 

 

 

 

 

Se trata de una historia bastante oscura (Génesis 25,19-33,11): los gemelos tienen celos el uno del otro y se persiguen desde el momento en que salen del vientre materno y, en contra de toda moral, es el más joven, Jacob, quien ganará a su hermano Esaú. Comienza comprando su primogenitura por un plato de lentejas, aprovechando su debilidad, y pasa a obtener, con la complicidad de su madre Rebeca, la bendición del patriarca, Isaac, que se deja engañar por el joven sin pelo que se ha disfrazado para hacerse pasar por su hermano, el pelirrojo grande y fuerte. Isaac está consternado pero la bendición está en marcha.

Jacob no se lo va a llevar al cielo. Puede que se haya hecho rico y poderoso, pero llega el día en que debe encontrarse con su hermano Esaú, que también se ha hecho rico y fuerte. La noche anterior al inevitable encuentro, se ve embargado por la angustia y no duerme. Luchó contra el ángel del Señor toda la noche y le arrebató su bendición. Pero la prueba fue dura: quedó marcado de por vida. Al día siguiente, cuando estaban felizmente reunidos, le dijo a su hermano: "He visto tu rostro como quien ve el rostro de Dios" (Génesis 33,10). Dios, por primera vez, asume el rostro del prójimo. Al despreciar a su hermano, Jacob ha despreciado a Dios mismo. Sin embargo, Jacob sigue siendo el elegido.

Un final feliz, sin duda, pero ¿por qué esta acumulación de transgresiones claramente inmorales? Por supuesto, el Génesis relata los inicios de la moral que acompañan los primeros pasos de la historia humana, pero el autor bíblico contrapone especialmente, de forma casi caricaturesca, dos formas de vinculación entre los humanos. El contrato, por un lado -que hace la ley de las partes pero puede ser inicuo, como en la historia del plato de lentejas- y la Alianza, por otro -que pone en juego a Dios mismo y cuyos compromisos son irrevocables-. Jacob-Israel es elegido por pura gracia de Dios y su Alianza es sin retorno. Dios es fiel. A Jacob le toca ser fiel.