Biblia

 

Isaías, vigía de la aurora

 

Profeta mesiánico, Isaías encarna la esperanza de la llegada de un salvador que cumplirá las promesas de Dios a su pueblo de un mundo de justicia y paz. Isaías ve al lobo y al cordero alimentándose en los mismos pastos. Su esperanza es tan fuerte como la palabra de Dios.

 

 

 

17 mar 2022, 21:00 | P. Jacques Nieuviarts, asuncionista y biblista. La Croix


 

 

 

 

 

Es fácil imaginar a Isaías envejeciendo en la soledad de la fe, la del vigía nocturno. Porque la palabra del Señor solo puede cumplirse. Pero invita a la gente a que no se duerma, sino que se convierta en vigilante de las señales de que Dios viene. Sí, imaginemos a un profeta anciano, con los ojos gastados y casi ciego, que se levanta en la noche para volver a cantar, después del tiempo de la decepción y la prueba, porque solo puede cantar con certeza: "Pero brotará un renuevo del tronco de Jesé [padre de David] y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor." (Isaías 11,1-2).

 

Sobre él descansará el Espíritu

Con estas palabras, entendemos que se sigue hablando de la unción mesiánica. Además, las palabras que siguen son también aquellas a las que nos hemos ido acostumbrando. Hablan de los atributos del Espíritu. Hablan de la presencia del Espíritu sobre el Mesías-Rey, elegido por Dios y en el que Dios se complace, al que ha confiado su proyecto (cf. Salmo 72): un espíritu de sabiduría y entendimiento, de consejo y fuerza, de prudencia audaz... Juzgará con justicia a los pobres, a los humildes y a los oprimidos. No apagará la mecha que aún humea.... De este modo, Isaías lleva la esperanza mesiánica sin descanso. Tiene la fe y la esperanza pegadas a su cuerpo. Y los ancla a la historia. Sus palabras tienen la solidez de la roca y la claridad del pedernal afilado. Porque se apoya en la solidez de Dios. Aquí es donde el profeta encuentra sus fuentes; y también la fuente de su tenacidad. Esta es la esperanza mesiánica. La raíz Amén, ya encontrada en el capítulo 7, habla de este fundamento inalterable, que fundamenta al profeta y al creyente.

 

Armonía: la canción de la promesa

Otros textos mesiánicos salpican varios de los grandes (o pequeños) libros de la Biblia. Así, como le gusta a la tradición judía, podríamos releer la bendición de Jacob a sus hijos, y a través de ellos a las doce tribus de Israel, en el libro del Génesis, capítulo 49, prestando especial atención a la bendición a Judá. Es como el león joven, que vuelve victorioso... Tiene el cetro en la mano, que no se le escapará. Y las imágenes del texto evocan un tiempo de opulencia y sueños, como en Isaías 11, cuando el lobo y el cordero tienen el mismo pasto. Estos textos han sido leídos y releídos, tanto en la tradición judía como en la cristiana. Muchos otros los han releído, percibiendo la exactitud y el poder de estas palabras. Que presentan la solidez de Dios.