Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas

Nº 980

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27 de sep. 2022

 

1. De mormonas a carmelitas descalzas: así fue su camino a Cristo.

2. Las sectas y el miedo a desobedecer.

3. La persecución legal de los testigos de Jehová en Rusia desde 2017.

4. Realizan una manifestación en Salt Lake City contra los abusos sexuales en el mormonismo.

5. Los detalles del juicio a un caso de abusos sexuales de un mormón en EE.UU.

6. Víctimas de abusos en La Luz del Mundo exponen una cultura de encubrimiento.

7. Argentina: la secta de Prem Rawat realiza un Programa de Educación para la Paz.

8. España: un padre pide la custodia de su hijo porque la madre es Hare Krishna.

9. Argentina: informes sobre los sanadores egipcios muestra su “poder absoluto” sobre los adeptos.

10. Obispo colombiano alerta sobre los ritos a la Santa Muerte entre jóvenes delincuentes.

 

 

1. De mormonas a carmelitas descalzas: así fue su camino a Cristo.

FUENTE: Portaluz

 

 

Salt Lake City, la capital de Utah (Estados Unidos), es considerado el corazón del mormonismo. Efectivamente, esta ciudad alberga el templo más importante de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IJSUD), la secta de origen cristiano que, fundada por el “vidente” Joseph Smith en 1830, se asentó en la zona. De manera que, casi dos siglos después, en torno al 60 % de la población de Utah son mormones. Así comienza el artículo que ha escrito Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), en Portaluz.

Contemplativas en un “desierto espiritual”

Según cifras del año 2014, sólo el 5 % de los habitantes del estado son católicos. Sin embargo, se trata de una minoría muy significativa en un contexto tan peculiar. Y hay un lugar casi desconocido que cobra una importancia singular: el convento del Inmaculado Corazón de María, fundado en 1952 en Salt Lake City por una comunidad de carmelitas descalzas procedente de California.

Por la misma época, los monjes trapenses se habían establecido en otra ciudad del estado, Huntsville. Según cuentan las monjas, “en aquel tiempo Utah se consideraba un desierto espiritual y la población católica era una minoría”. Con el tiempo pudieron construir su convento actual, que “se erige allí como un ‘árbol de la vida’, humilde pero orgulloso, pobre pero magnífico, oculto pero poderoso”.

Porque, como comunidad cristiana de vida contemplativa, este grupo de mujeres consagradas “permanece allí en el corazón de la Iglesia, enviando el mensaje de amor y oración al mundo entero”. Sí: “permanece allí como imagen del mismo Dios. Casi oculto, el Carmelo continúa su apostolado y misión de oración en la Iglesia”.

La monja que era hermana de un “apóstol” mormón

No es extraño que, en esta zona de mayoría mormona, alguna de las carmelitas hubiera tenido alguna relación con la secta fundada por Smith. Lo que sí resulta sorprendente es el grado de dicha relación: se trata de Lurlene Romney Cheney (1900-1982), la hermana de un importante líder mormón, Marion G. Romney (1897-1988), considerado “apóstol” y miembro de la Primera Presidencia de la IJSUD.

Marion y Lurlene nacieron y crecieron en una familia mormona de 10 hermanos. Su padre, George S. Romney (1874-1935), era natural de Utah, pero tuvo que trasladarse a México en su juventud, a las colonias de la secta que se habían establecido en aquel país cuando aumentaron los problemas para seguir viviendo su “matrimonio plural” (es decir, la poligamia) en los EE.UU., una práctica aberrante que la IJSUD terminó aboliendo en 1890.

Ésta es la razón por la que tanto Marion como Lurlene nacieron en territorio mexicano. Él viajó a Australia para ejercer allí su servicio como misionero mormón, y a su regreso a los EE.UU. desempeñó diversos trabajos y realizó estudios superiores. Fue ascendiendo en la secta hasta ser elegido en 1951 miembro del Quórum de los Doce (un órgano de gobierno de la IJSUD), con el nombramiento de “apóstol”. En las décadas siguientes llegó a ser consejero de la Primera Presidencia de la secta y, en sus últimos años de vida, presidente del Quórum de los Doce.

Una de las monjas fundadoras

Lurlene se casó con otro miembro de la secta y tuvieron hijos, pero más tarde abandonó el mormonismo para hacerse católica. No sólo eso: fue una de las hermanas fundadoras del Carmelo de Salt Lake City, dedicado al Sagrado Corazón de María, cambiando su nombre por el de sor Mary Catherine, y celebró su profesión perpetua en 1961. Así, a una edad ya avanzada, se entregó a Cristo en la Orden Carmelitana Descalza, siguiendo los pasos de Santa Teresa de Jesús, Santa Teresa de Lisieux y otras grandes figuras de la Historia de la Iglesia. Dos décadas después, en 1982, falleció.

Curiosamente, y como revela su apellido, sor Mary Catherine era familiar de uno de los mormones más influyentes en los últimos tiempos: Mitt Romney (n. 1947), que a sus diversos cargos dentro de la secta se unen los de haber sido gobernador de Massachusetts y senador por el Estado de Utah, además de luchar por la candidatura a la presidencia de los EE.UU. en 2008 por el Partido Republicano (que finalmente logró John McCain, quien perdió en las urnas frente a Barack Obama).

La enfermera que pensó: “mi Dios es mayor que eso”

Pero no ha sido la única carmelita descalza de Salt Lake City que procede de la IJSUD. En 2009 The Salt Lake Tribune publicó un reportaje muy interesante sobre la historia de otra monja del mismo convento. Se llamaba Barbara Whipperman y nació en 1933 en el seno de familia convertida al mormonismo. Muy piadosa en su infancia y adolescencia, a los 14 años ya tenía claro que quería entregar su vida a Dios. Estudió Enfermería en la Universidad Brigham Young (propiedad de la secta) y se graduó en 1956.

Pero había algo que no le convencía en las doctrinas que le habían enseñado: que los hombres puedan convertirse en dioses en el cielo. En cierta ocasión, un maestro de la secta deslizó en una clase que no había ninguna base bíblica para esa doctrina, y eso le hizo pensar y, con una arrogancia típicamente juvenil, reaccionó de forma crítica con la IJSUD. Aunque el asunto no quedó allí: “Yo no podía aceptar más la doctrina, su concepción de Dios. Mi Dios era mayor que eso”.

No se trataba de una cuestión teológica superficial: “una vez que esa doctrina se desmorona, todo lo demás se desmorona”. Por curiosidad, consiguió una traducción católica de la Biblia y empezó a asistir a la Misa dominical en algunas parroquias, pero con el miedo de que al volver a alguna de ellas los feligreses la convencieran de que se quedara. “Tenía un cierto resentimiento. Pensaba: ‘Ya me engañaron una vez’. No volvería a pasar”.

El camino a Jesucristo

Entonces le pidió a un sacerdote que le explicara la doctrina católica y comenzó a estudiar el Catecismo. Así descubrió una fe argumentada en la que no había agujeros. Cuando en su casa descubrieron sus nuevas lecturas, sus padres reaccionaron con enfado y tristeza. Se fue a vivir sola, pero la idea de dejar la IJSUD despertaba en ella los temores del rechazo familiar, la expulsión de la comunidad y hasta la pérdida de su puesto de trabajo.

Un domingo de 1957 por la tarde, sus amigos la llevaron a un lugar novedoso en la zona: el convento carmelita de Salt Lake City. Allí conoció a una mujer que la cautivó: sor Mary Catherine Romney. “Su hermano estaba en la Manzana del Templo [el lugar que congrega los principales edificios mormones] y ella estaba aquí… ¡una monja! Y eso era todo lo que necesitaba saber”. En aquel momento, lo tuvo claro: “Di un paso adelante en la fe. Fe ciega”. En la Vigilia Pascual de 1957 recibió el bautismo. Tenía 24 años y sabía que sería religiosa.

Finalmente, en 1963 se unió a la Orden, con el nombre de sor Mary Joseph, algo que desconcertó a sus familiares y amigos, pero no la rechazaron. En 1975 hizo sus votos perpetuos. Cuando Kristen Mouton la entrevistó en 2009 para The Salt Lake Tribune, esta antigua mormona aseguraba no haberse arrepentido nunca del paso que dio. “Yo siempre digo: la mejor decisión que he tomado nunca es hacerme católica. La segunda mejor, hacerme monja carmelita”.

Preguntada por quién es su santo favorito –obviamente, además de la Virgen María–, sor Mary Joseph lo tenía claro: la monja carmelita francesa del siglo XIX Teresa de Lisieux (Santa Teresita del Niño Jesús). La norteamericana reconocía que se burló la primera vez que leyó sobre ella y conoció su mensaje espiritual. “Pensé: ¡qué almibarado!”. Pero en cuanto profundizó algo más, se dio cuenta de que Santa Teresita no era “ninguna tonta”, sino una santa “real y cotidiana”, “alguien a quien todos pueden emular”.

La necesidad de la oración

Muy popular en su entorno por ser el alma de la Feria Carmelitana, que constituía todo un acontecimiento anual mientras ella la organizó, no desaprovechaba las ocasiones de hablar en público para invitar al encuentro con el Señor, contagiando fe y alegría. En 1999 el periódico Deseret News publicaba declaraciones suyas en ese sentido. “¿Por qué no deberíamos ser felices? Tenemos todas las razones para ser las criaturas más felices”, aseguraba.

Dos años después Sor Mary Joseph aseguraba en el mismo rotativo: “Este país necesita oraciones. Necesitamos orar por la paz en el mundo, por la paz en nuestro propio corazón… Dios no necesita nuestras oraciones, obviamente. Nosotros las necesitamos. La oración nos hace conscientes de nuestras necesidades. Nos endereza”.

Esta ex mormona que acabó descubriendo a Cristo y uniéndose a él en la consagración religiosa, se reunió definitivamente con él en 2010, cuando sumaba 77 años. En su funeral, el padre Bill Bonczewski aseguró que pudo oler una fragancia de flores antes de que la llevaran al centro asistencial donde murió. “Miré a mi alrededor para ver si podía ver alguna flor, y no había alguna”, explicó. “Me pareció un indicio de que los del cielo venían a hacer sus preparativos para llevar a Mary Joseph al lugar de su descanso. Poco tiempo después, al morir, se hizo presente en la habitación una fragancia muy fuerte de rosas. Tuvo una hermosa vida y una hermosa muerte”.

 

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2. Las sectas y el miedo a desobedecer.

FUENTE: Glamour

 

 

La ficción y el público se rinden al poder de seducción de las sectas. Analizamos por qué nos interesan estas historias de sumisión y tratamos de contestar a la gran pregunta: ¿somos carne de secta? Así se introduce el reportaje que ha escrito María Mérida en la revista española Glamour.

Ruby caminaba de regreso a casa cuando sintió que una camioneta se paraba a su lado. Joe sacó el brazo por la ventanilla y le entregó un papel en el que había escrito a mano, con un lápiz: “tienes que dejar de mirarme en la iglesia. Mi padre se ha dado cuenta”. Y al final, en letras mayúsculas, añadió: “te quiero”. A partir de ese momento Ruby dedicaba varias horas al día a subir a las colinas que rodeaban su casa, una de tantas en el asentamiento mormón fundamentalista de Utah donde vivía, y a escuchar canciones de Abba con un reproductor de discos que su hermano guardaba en secreto –en su iglesia, la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IFJSUD), la música no religiosa estaba prohibida–. Miraba la casa de Joe, a escasos metros de la suya, y pensaba en él y en ella misma mientras disfrutaba de la “música prohibida”. El día que su madre le comunicó que iba a casarse dio por hecho que sería con Joe. Contuvo la emoción y esbozó una sonrisa que se convirtió en una oscura señal. Ruby contrajo matrimonio con un primo segundo en un motel de Caliente poco después. Tenía catorce años. A los veinticuatro ya contaba con seis hijos.

Rebecca Wall también creció en la IFJSUD, una facción de la religión mormona que de hecho fue expulsada del culto oficial por practicar la poligamia y permitir matrimonios que implicaban a niñas menores de edad. En su caso, una mañana cualquiera cruzó el pasillo de la casa familiar donde convivía con sus tres madres –el número de esposas que un hombre debe tener como mínimo para alcanzar la salvación y la vida eterna según este culto– y sus más de treinta o cuarenta hermanos, salió al jardín, se remangó su largo vestido de flores violetas y saltó la valla que separaba su hogar del mundo exterior. Lo hizo movida por un impulso que ni ella misma se pudo explicar. Desobedeció para salvarse, aunque entonces no lo sabía, y tenía miedo, y posiblemente ardería en el infierno.

Las historias de Rebbeca y Ruby articulan la serie documental “Keep sweet, pray and obey” (Sonríe, reza y obedece) de Netflix. Una de las muchas ficciones dedicadas a sectas, cultos o sociedades secretas que han visto la luz durante este último año y que confirman un evidente interés del público por estas historias de sumisión: Mariana Enríquez y su exitosa novela Nuestra parte de noche, Tara Westover y su biografía Una educación (donde también relata su experiencia en el seno del fundamentalismo mormón), las series “Heaven’s Gate” (la puerta del cielo), “The Way Down” (el descenso), “Bikram”, “Wild wild country” (el país salvaje) o la mencionada “Keep Sweet”, así como futuros proyectos como el filme que recreará la masacre de Jonestown (el mayor suicidio colectivo de la historia) y que posiblemente protagonizará Leonardo DiCaprio, son solo algunos de los títulos que han visto la luz en los últimos tres años, y que confirman el liderazgo de la secta-manía en la ficción. Un lugar que hasta entonces había ocupado el true crime.

Si lo que se ve o consume dice más sobre uno mismo que las palabras que se pronuncian a diario, la fascinación por las sectas plantea varias preguntas alrededor del funcionamiento de la psique humana: para empezar y casi acabar, ¿por qué nos gustan estas historias extremas de sumisión? La doctora María Velasco, psiquiatra y psicoterapeuta, apela al síndrome del Coliseo Romano, una suerte de instinto que nos lleva incluso a disfrutar cuando vemos a otros sufrir siempre y cuando nos sepamos a salvo. Las historias de Ruby y Rebecca, contempladas desde la comodidad del sofá, son pura inspiración. Otra cosa muy diferente sería verse allí, delante del líder supremo del fundamentalismo, Warren Jeffs (ahora en prisión), y plantarle cara con apenas catorce años. “Antes el mal se localizaba fuera: el demonio, la posesión, el pecado, la locura. Pero la realidad es que todos llevamos dentro la semilla del bien y del mal”, comenta María. “Estamos rodeados de muchas sectas y no nos damos cuenta porque no hacen nada extraño. Las que nos llaman la atención son las sectas que tienen que ver con nuestra parte más oscura”.

El comportamiento sectario es casi inherente al ser humano. El hombre siempre ha temido a la soledad y, por lo tanto, a enfrentarse a los demás por miedo a quedarse solo. Pero el capitalismo y el consumismo exacerbados han alienado al individuo hasta nuevos niveles. Se piensa menos, se tiene menos sentido crítico. El hombre está mejor vestido, “educado”, y cuenta con más número de placeres a su alcance pero, paradójicamente, se siente más solo y vacío. Es carne de secta en todo su ser, pues necesita conectar con los demás como la única manera de sobrevivir, aunque luego regrese a su estado de aislamiento y enajenación. Basta ver el éxito de las aplicaciones para buscar pareja y su conversión en redes de contactos efímeros o las dinámicas que se establecen en espacios como Instagram, donde estamos solos pero acompañados, y solo nos preocupamos de nosotros mismos. Ya lo vaticinó el filósofo y psicólogo Erich Fromm en su ensayo Sobre la desobediencia: “Hay poco sentimiento crítico, poco pensamiento real, y entonces la conformidad con el resto es lo único que puede salvar al individuo de un insoportable sentimiento de soledad y desorientación”.

En la serie “Keep sweet, pray and obey” una mujer que abandonó el fundamentalismo mormón explica esta idea de la siguiente manera: “tenía más miedo a desobedecer que a mi propia muerte”. Mientras tanto nosotros, sentados cómodamente en los sofás de nuestras casas, nos planteamos si habríamos sido capaces de seguir nuestro instinto y disentir, levantar la mano en la misa dominical y decir “no estoy de acuerdo”. El pánico a la desobediencia es tan contagioso como el atrevimiento, tan viral como una gripe. Los animales lo huelen, y los líderes de cultos y sectas lo utilizan en nuestra contra. Sí, nos fascina ver cómo otros sufrieron y se atrevieron. Y no podemos evitar fantasear sobre el que podría haber sido nuestro comportamiento en circunstancias similares.

De una secta naces o te haces. No hay otra manera de entrar. Las personas que han tenido la poca fortuna de haber crecido en una no solo no han conocido otra cosa, sino que su capacidad de disentir o desobedecer está todavía más mermada que en el caso de aquellos que han conocido otros lugares; otros países y otra gente; otra manera, en definitiva, de vivir. Pero una secta también puede llegar a ti a través de un folleto informativo que “alguien”, posiblemente una persona atractiva y de innegable encanto, te ha entregado en la calle. “Todos podríamos entrar en una secta”, comenta la doctora María Velasco. “Aunque una persona que se sienta sola, que esté pasando por un mal momento, que tenga una personalidad más impresionable, pues es más vulnerable”.

Las mujeres son, de nuevo, uno de los grupos con más papeletas para ser captados por dinámicas grupales un tanto siniestras. Ellas son una parte esencial en la configuración de comunidades por su propensión a obedecer, entregarse y cuidar, y cuando el líder del grupo es un hombre con cierto magnetismo que además utiliza el sexo y el deseo en su beneficio, el cóctel se convierte en una bebida amarga y peligrosa. Elvis lo supo cuando agitó las caderas por primera vez y escuchó a las chicas gritar. Soy poderoso, pensó.

“El rol femenino, que no es lo mismo que la mujer, es construido a lo largo de nuestra infancia por debajo del masculino en capacidad para criticar, de tener pensamiento propio, luchar ciertas cosas. Es un rol que tiende a empatizar, a cuidar del otro, a comprender, a perdonar, y siempre poniéndote tú en segundo lugar. Se hiperdesarrolla lo afectivo, las relaciones humanas, los vínculos. Y todo eso es un caldo de cultivo para estar en una posición de sumisión en una secta donde hay un líder que te cuida y te dice lo que tienes que hacer”, afirma la doctora Velasco.

La mujer que obedece es una buena mujer y no solo eso, también es más atractiva y deseable para formar una familia. En la secta de los fundamentalistas mormones que se retrata en “Keep sweet, pray and obey” muchas de ellas llegaron a entregar a sus hijos para seguir el dogma, los designios de dios que llegaban a los fieles a través de las palabras del profeta. Lo hacían convencidas y con lágrimas en los ojos, lo hacían sin poder hablar ni moverse, paralizadas por la posibilidad de no volver a ver a sus bebés, pero lo hacían. Y lo hacía, sobre todo, desoyendo su propio instinto, una voz más antigua y sabia que cualquier sermón dominical. Todas querían ser buenas, todas ansiaban llegar al Sion –el paraíso terrenal que luego resultó ser un sucio rancho de Texas donde se abusaba de los niños que habían entregado–. “Una mujer que piensa, que critica, que se separa, es una mala mujer”, añade María Velasco.

Charlene Jeffs era una de las mujeres de Lyle Jeffs, hermano del líder supremo de la IFJSUD, y era tan perfecta en su sumisión, en su desempeño del rol de mujer entregada a su marido y al ser humano que fuera –las mujeres también se someten a otras mujeres– que nadie habría imaginado que un día cualquiera, movida por una sensación de incomodidad ubicada en la boca del estómago, decidiría desobedecer. Se acercó a la camioneta de Lyle, cogió papel y lápiz, y apuntó los kilómetros de ida y vuelta que había hecho ese día. Luego los trazó en un mapa y fue descartando ciudades y pueblos, hasta que dio con el lugar: Texas. Sión, el paraíso en la tierra no era un reino celestial, estaba justo allí, donde hay polvo y fango, y el calor te abrasa la piel. Fue sólo el comienzo. Eva mordiendo la manzana una vez más.

 

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3. La persecución legal de los testigos de Jehová en Rusia desde 2017.

FUENTE: Telemundo

 

 

En abril de 2019 Valentina Baranovskaya, de 68 años, discutía la Biblia con un grupo de amigos cuando la policía allanó su casa y confiscó sus materiales religiosos. Valentina fue detenida y condenada a dos años de prisión en febrero de 2021. Aleksey Berchuk, de 47 años, se dedicaba a la carpintería y construcción en 2018 cuando fue acusado de organizar actividades “extremistas”. Fue sentenciado a ocho años de cárcel en junio de 2021. Así comienza un reportaje de Telemundo firmado por Anagilmara Vílchez.

En octubre de ese año, Anatoly y Greta Razdobarov fueron interrogados en su casa por la policía. Greta fue golpeada, esposada y arrastrada por el pelo desde una habitación a otra. A su esposo lo patearon en la cabeza y el abdomen en una redada de más de ocho horas donde también trataron de agredirlo sexualmente, según denunciaron los testigos de Jehová, la organización religiosa de la que todos ellos forman parte.

Un lector preguntó a través de la línea de WhatsApp de “T Verifica” si es cierto que este grupo está prohibido en Rusia. La respuesta es sí: desde 2017 los testigos de Jehová son considerados una organización “extremista” por las autoridades rusas. Desde entonces sus actividades y reuniones no están permitidas, sus integrantes pueden ser perseguidos, detenidos o encarcelados, como Valentina y Aleksey, y sus casas pueden ser allanadas como sucedió con Anatoly y Greta Razdobarov. Sus casos y los de otros han sido recopilados por entidades como la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional y por los testigos de Jehová, que llevan un recuento de las violaciones a las que sus integrantes han sido sometidos.

El primer caso

“¿Es usted Testigo de Jehová? ¿Ha estado en una de sus ceremonias? ¿Ha participado en ellas hablando de asuntos religiosos? ¿Comparte sus valores?”, fueron algunas preguntas que las autoridades hicieron a Dennis Christensen, un ciudadano danés acusado en mayo de 2017 de “organizar actividades de una organización extremista” en Rusia. Christensen fue el primer miembro de este grupo religioso en ser detenido, después de que el Tribunal Supremo ruso dictara un mes antes que los testigos de Jehová no podrían seguir operando en el país por ser “una amenaza para los derechos de los ciudadanos, el orden social y la seguridad pública”.

“La Constitución dice una cosa: que todos tenemos derecho a reunirnos y practicar libremente nuestra religión pero, en realidad, no es el caso”, dijo en 2019 su esposa Irina Christensen. Christensen, carpintero y empresario, estuvo varias veces en celdas de castigo en distintos centros de detención. Tras cumplir su condena, fue liberado y deportado a Dinamarca en mayo de 2022.

Para entender la persecución a este grupo en Rusia y otros países hay algunos datos a tener en cuenta. Los testigos de Jehová se definen como 'seguidores de Jesucristo', no reconocen a un hombre como fundador, no se consideran una secta y aseguran seguir los pasos de los primeros cristianos. Su origen, dicen, se remonta a fines del siglo XIX en Pittsburgh, Pennsylvania, a un grupo de “estudiantes de la Biblia” que luego publicaría la primera edición de La Atalaya, su conocida revista.

En el mundo hay más de 8 millones de 'testigos' en 239 países o territorios, según sus datos oficiales. Unos 170.000 miembros están en Rusia. Los integrantes de esta organización no votan por partidos políticos ni candidatos, no ocupan cargos públicos, pero sí dicen “respetar” a las autoridades. Algunas de sus creencias o mandatos indican que, por motivos religiosos, no deben recibir transfusiones de sangre, ni “saludar a la bandera o cantar el himno nacional” de un país. Tampoco participan en guerras y se abstienen de prestar el servicio militar.

Según un análisis del Pew Research Center de 2019, al menos ocho países que “abarcan la región de Asia-Pacífico, Europa y la región de Oriente Medio y África del Norte” han prohibido a los testigos de Jehová, es decir, no pueden operar legalmente en sus territorios. Hasta julio de 2022, más de 150 fieles de esa religión están encarcelados. Rusia es el país con más detenidos: 92. Hay 20 prisioneros en Eritrea, un territorio africano con graves violaciones a los derechos humanos, según Amnistía Internacional. Singapur tiene 12; Crimea, 4; Corea del Sur, 1; y Tayikistán, 1. Más de 27 personas están detenidas en otros países y territorios no especificados.

“La historia de los testigos de Jehová en la Rusia actual es un relato de opresión y persecución”, asegura la organización en su sitio oficial, citando su expulsión a Siberia, los encarcelamientos y los “procesos de conversión” a los que fueron sometidos en la época de la Unión Soviética. A inicios de los 90, Rusia les concedió reconocimiento legal y les permitió operar sin intervención de las autoridades, pero en 2009 regresarían las restricciones que serían confirmadas en 2017 cuando el Tribunal Supremo ruso les nombró como un “grupo extremista” y ordenó la confiscación de sus propiedades, el cierre de sus sitios de culto y prohibió su literatura religiosa.

Desde entonces, 1.678 redadas y allanamientos han sido ejecutados en las casas de sus integrantes, según la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional. 92 personas de esta organización permanecen encarceladas, de acuerdo con información disponible hasta el 20 de junio de 2022. Algunos miembros, como Aleksey Berchuk, han sido sentenciados hasta a ocho años de prisión. 105 testigos de Jehová fueron condenados en 2021. La persecución se extiende a Crimea, territorio ocupado por Rusia en Ucrania, donde, hasta noviembre de ese año, cuatro permanecían encarcelados, siete tenían arresto domiciliario y dos no podían salir de su localidad.

Al menos 5.000 fieles de este grupo han huido de Ucrania tras la invasión rusa a ese país en 2022, dijo en marzo Jarrod Lopes, portavoz de los testigos de Jehová, a la agencia de noticias AP. Según señala Lopes, “si la visión sesgada del extremismo se impusiera a todo el mundo, entonces casi todos los creyentes y no creyentes estarían prohibidos en Rusia, no sólo los testigos de Jehová”.

La posición de Rusia

En una decisión del 7 de junio de 2022 del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) sobre 20 demandas de los testigos de Jehová contra la Federación Rusa, se menciona que un fiscal general adjunto ruso aseguró en 2007 que esta organización “lleva a cabo actividades perjudiciales para la salud moral, mental y física de sus miembros”. Tras considerarlos “una amenaza pública”, el funcionario ordenó investigarlos y revisar sus materiales religiosos.

Según las autoridades rusas las pesquisas revelaron que este grupo “defendía ser la única religión verdadera”. Uno de sus integrantes murió por “negarse a recibir una transfusión de sangre” y “promovía no cumplir con los deberes cívicos, como el servicio militar”. Los testigos de Jehová priorizaban la fe en Dios sobre las relaciones familiares y los niños eran obligados “a asistir a actividades religiosas y no se les permitía participar en deportes o actividades de ocio con personas” fuera de su círculo. Por ello se les consideró una organización “extremista”.

La Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF, por sus siglas en inglés) advirtió que la falta de definición en la legislación rusa del término “extremista” le permite criminalizar y “perseguir una amplia gama de actividades religiosas no violentas”. De acuerdo con la USCIRF, Rusia favorece su relación con la tradicional Iglesia ortodoxa –un 68 % de la población se identifica como cristiana ortodoxa rusa– y considera que “la actividad religiosa independiente amenaza la estabilidad social y política y su propio control”, por ello ha promulgado una serie de leyes a lo largo de los años para restringir la libertad religiosa. Otro 25 % de la población es parte de minorías: católicos, protestantes, judíos, budistas, bahaíes y testigos de Jehová.

El TEDH, máxima autoridad judicial en Europa en temas de derechos humanos y libertades fundamentales, ordenó a Rusia “suspender los procedimientos penales pendientes contra los testigos de Jehová y liberar a los que están en prisión”. Además, estipuló indemnizaciones a los afectados y ordenó que se devolvieran los bienes confiscados o se pagaran los 63 millones de dólares en los que estaban valorados. A inicios de junio, Rusia dejó de reconocer la jurisdicción del TEDH y se negó a acatar cualquier sentencia emitida después del 15 de marzo de 2022.

Mientras tanto, algunos testigos de Jehová, como Timofey Zhukov, un abogado cuya casa fue asaltada en febrero de 2019 por la policía, esperan la resolución de su caso. Según contó a la agencia de noticias Reuters, su nombre aparece en la lista de “terroristas y extremistas” de Rusia que, para fines de 2021, registraba más de 12.000 personas y grupos. Desde el allanamiento, Zhukov fue internado a la fuerza por las autoridades en un hospital para ser sometido a evaluaciones psicológicas por 14 días, no puede salir de su ciudad sin permiso, tiene restringido el acceso a su cuenta bancaria y debe explicar si sus retiros de dinero superan los 120 dólares. Es acusado de “continuar las actividades de una organización extremista”, cargo por el que podría ser encarcelado. “Seguimos creyendo”, dijo a Reuters, “independientemente de que haya o no una entidad legal”.

 

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4. Realizan una manifestación en Salt Lake City contra los abusos sexuales en el mormonismo.

FUENTE: AP

 

 

Sobrevivientes y activistas protestaron el pasado 19 de agosto frente al Capitolio de Utah (EE.UU.) para exigir cambios a la ley estatal que exime a líderes religiosos de reportar casos de abuso sexual infantil revelados durante confesiones espirituales. “Si nosotros como seres humanos, como iglesia, como estado, no estamos protegiendo a nuestros niños, entonces estamos fracasando”, expresó Lindsey Lundholm, organizadora de la marcha, frente a más de 100 personas en el evento en Salt Lake City, según informa Sam Metz en AP.

Lundholm habló de su propia experiencia como víctima de abuso sexual creciendo en Idaho como miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IJSUD), conocida como la “iglesia mormona”. Dijo que cuando le contó a un obispo sobre los abusos, el obispo, en vez de reportarlo a la policía, le recomendó al abusador que pidiera el perdón de Dios. El relato de Lundholm fue uno de muchos expresados en la entrada al Capitolio, a poca distancia de la sede de la IJSUD y su templo en Salt Lake. Otras mujeres también compartieron sus experiencias y leyeron otros escritos, exigiendo a las autoridades que requieran a sus ministros reportar casos de abusos cuando los escuchan en confesiones.

La marcha ocurrió dos semanas después de que una investigación de AP publicara que el sistema de denuncias de abusos de la IJSUD puede ser tergiversado para que las denuncias no lleguen a las fuerzas del orden sino a abogados de la secta, que podrían encubrir el asunto. El reportaje de AP, en base a documentos hallados en Arizona y Virginia Occidental, destapó gran cantidad de inquietudes que las víctimas han mencionado en torno al sistema de denuncias. Entre ellas están casos en que el clero ha pedido excepciones a la ley o ha declarado que no pueden hablar por el secreto entre ministro y penitente. Desde que fue publicado, la IJSUD ha criticado el reportaje. En un comunicado reciente, la institución dijo que la línea telefónica para denuncias “se trata totalmente de proteger a los niños y no tiene nada que ver con encubrir”.

 

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5. Los detalles del juicio a un caso de abusos sexuales de un mormón en EE.UU.

FUENTE: AP

 

 

Un juez de Arizona ha dictaminado que la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IJSUD) no puede usar el “privilegio del clero-penitente” del estado para negarse a responder preguntas o entregar documentos en un caso de abuso sexual infantil. Según informa AP, los estados están obligados a reportar información sobre abuso o negligencia sexual infantil a las autoridades. Pero hay una excepción si se enteran del abuso a través de confesiones espirituales.

La jueza Laura Cardinal dijo que el difunto Paul Adams renunció a su derecho a mantener sus confesiones en secreto cuando publicó videos de él mismo abusando sexualmente de sus dos hijas en Internet y se jactó del abuso en las redes sociales. La demanda acusa a dos obispos de Arizona y otros líderes de la IJSUD en Salt Lake City de negligencia al no denunciar el abuso y permitir que Adams continuara abusando de su hija mayor durante siete años, un tiempo en el que también abusó de la hermana pequeña de la niña.

Cardinal emitió su orden, que se espera que la IJSUD apele, después de que los abogados de tres víctimas objetaran cuando la organización se negó a entregar los registros disciplinarios de Adams, quien fue excomulgado en 2013. Los abogados de las víctimas también objetaron cuando un funcionario de la IJSUD citó el privilegio cuando se negó a responder preguntas durante el testimonio previo al juicio.

La orden de Cardinal requerirá que el oficial de la IJSUD Richard Fife, un empleado que tomó notas durante la audiencia de excomunión, responda las preguntas de los abogados que representan a los niños Adams. También requerirá que los funcionarios de la IJSUD entreguen los registros de la reunión del consejo disciplinario.

La IJSUD ha presentado una moción legal pidiéndole a Cardinal que retrase la implementación de su orden hasta que impugne sus conclusiones ante la Corte de Apelaciones de Arizona. Sin la demora, dijeron los abogados de la secta, la información que se considera confidencial bajo el privilegio del clero-penitente sería entregada a los abogados de los niños Adams y, potencialmente, al público.

La demanda fue presentada por tres de los seis hijos de Paul y Leizza Adams, y apareció en una investigación reciente de AP, que encontró que una “línea de ayuda de abuso” de la IJSUD utilizada por Herrod y Mauzy para contactar con los abogados de la secta es parte de un sistema que los líderes pueden usar indebidamente fácilmente para desviar las acusaciones de abuso de las fuerzas del orden público. La “línea de ayuda”, encontró la investigación de AP, se encuentra dentro del departamento de gestión de riesgos de la iglesia, donde los funcionarios de la iglesia trabajan para proteger a la iglesia de pérdidas financieras y demandas que podrían dañar la reputación de la iglesia.

La IJSUD emitió un comunicado unos días antes que decía: “La historia de AP tiene fallas significativas en sus hechos y cronología, lo que lleva a conclusiones erróneas”. La investigación se basó en parte en casi 12.000 páginas de documentos sellados de una demanda por abuso sexual infantil de Virginia Occidental no relacionada contra la secta, que brindó la mirada más detallada y completa hasta el momento a la llamada línea de ayuda, que ha sido criticada por víctimas y sus abogados por ser inadecuados para detener rápidamente el abuso y proteger a las víctimas.

Los registros sellados, incluidas las declaraciones juradas de altos funcionarios de la IJSUD, revelaron que todos los registros de llamadas a la línea de ayuda se destruyen al final de cada día. Durante una entrevista reciente, William Maledon, un abogado de Arizona que representa a la IJSUD en la demanda, dijo que el hecho de que Adams publicara videos de su abuso de ambas hijas en Internet y se jactara del abuso en las redes sociales no tendría nada que ver con la caso porque ni Herrod ni Mauzy sabían que Adams publicó el material pornográfico.

 

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6. Víctimas de abusos en La Luz del Mundo exponen una cultura de encubrimiento.

FUENTE: Univisión

 

 

Incrédulos de todas las noticias que llegan del exterior, los miembros de la iglesia La Luz del Mundo insisten en que su líder Naasón Joaquín García se declaró culpable de pederastia para evitar un juicio perverso. Su sentencia de casi 17 años de cárcel “es su sacrificio para redimir los pecados”, dicen. El antiguo guía espiritual del culto, Samuel Joaquín Flores, fue acusado en 1997 de abuso sexual de niñas y jóvenes de la institución. También fue defendido a capa y espada por sus seguidores. Hasta ahora hay más preguntas que respuestas sobre por qué el gobierno de México decidió no enjuiciarlo, según informa Isaías Alvarado en Univisión.

Seis mujeres entrevistadas por Univisión aseguran que los Joaquín no son los únicos que han sido exonerados moralmente y aseguran que en la congregación permea una cultura de encubrimiento de los casos de agresión sexual y violencia doméstica. Ellas dicen que denunciaron a sus abusadores, desde fieles hasta un sobrino de Naasón Joaquín, pero ministros y otros fieles les pidieron callar para no causarle “un dolor” al ‘Apóstol de Jesucristo’ y para no dañar la imagen de la iglesia.

Algunas de ellas aceptaron contar sus historias decepcionadas por la condena reducida que recibió Naasón Joaquín por un acuerdo con la Fiscalía de California que le quitó 16 de 19 cargos y lo salvó de una cadena perpetua. Les duele, dicen, que les cuenten una versión falsa a los feligreses. La iglesia no respondió a una serie de preguntas que le envió este medio sobre cuántas denuncias por abuso sexual supuestamente cometidos por sus miembros ha recibido la Comisión de Honor y Justicia (encargada de estos casos), qué castigos ha impuesto y si envió las quejas a las autoridades.

Hasta que tenía 12 años, Julie Joaquín supo que ese hombre al que le decía tío y que veía en todas las fiestas familiares era Samuel Joaquín Flores, quien gobernó La Luz del Mundo durante cinco décadas. “No sabía quiénes eran los Joaquín o qué era un ‘Apóstol’. Para mí era muy normal, crecí con esa enseñanza: estamos en esta iglesia, las mujeres usan falda larga y los hombres se sientan de aquel lado. A Samuel Joaquín lo veía como un tío, no como un ‘Apóstol’”, comparte Julie.

Cuando tenía siete u ocho años, recuerda, su familia estaba reunida en un rancho en California y de pronto llegó ese hombre moreno y de sonrisa blanca, manejando un auto clásico, de los que tanto le gustaban. Los niños se alegraron al verlo. “Corrimos hacia él y lo abrazamos”. Julie es nieta de Santiago Joaquín Flores, quien es hermano mayor de Samuel Joaquín y fue uno de los fundadores de la colonia Hermosa Provincia de Guadalajara, México, sede de la iglesia.

En esa época ella dice que cayó en las garras de un familiar, un hombre converso al culto que la abusó desde los 8 años y hasta que cumplió 11. Un día se lo contó a sus padres y siguieron el protocolo de la iglesia: antes de acudir a las autoridades, habla con tu pastor. Visitaron al encargado del templo de San Diego, California, quien les pidió dejar el asunto en manos de Dios. “Lo hizo ver como si nada, como que no fue importante”, dice Julie Joaquín aún incrédula por lo que pasó. Pero los padres acudieron a la Policía a interponer una denuncia. El agresor sexual acabó en la cárcel y lo deportaron. Jamás volvieron a saber de él. “Fue un trauma ese abuso”, lamenta la joven, quien nació hace 30 años en Los Ángeles.

Ese incidente, dice, le ayudó a entender el infierno que pasó su prima, una joven que era parte del harén de Naasón Joaquín García, quien es tío de ambas. La Fiscalía General de California la identifica con el pseudónimo de Jane Doe 4. Esa muchacha contó en la corte de Los Ángeles, en la audiencia condenatoria del pastor, cada uno de los abusos sexuales que sufrió a su lado. Fue tan explícito su testimonio que Julie Joaquín no ha podido escucharlo completo.

En junio de 2019, cuando el líder de La Luz del Mundo fue arrestado en Los Ángeles, Julie Joaquín tenía otra mentalidad: pensaba que estaban cometiendo una gran injusticia. “No lo creía. Ese día mi corazón me palpitaba muy rápido. ¿Por qué, Dios? Te hacen ver que, si pensabas mal de él, te pasaría algo malo”. Hasta ese momento lo recordaba como el tío alegre y risueño que se volvió “estricto” al quedarse al frente de un templo de San Diego, un cargo previo a su apostolado.

Todo dio un giro cuando vio en las redes sociales que alguien reveló que su prima era Jane Doe 4. Era el comienzo de una agresiva campaña de desprestigio, intimidación e incluso amenazas de muerte. “Me comuniqué con ella y me dijo que sí, pero que nadie la estaba apoyando… Yo le creí”. Vinieron a sus recuerdos las palabras del pastor que le exigió guardar silencio, las acusaciones contra su tío Samuel Joaquín y el extraño comportamiento de su prima cuando era “asistente” de Naasón Joaquín.

“Era muy alegre, muy feliz, le gustaba cantar, era una persona de familia”, la recuerda antes del abuso. La última vez que la vio en Guadalajara en 2018 su tristeza era evidente. “Ella llegaba a la casa, se bañaba rápido y se encerraba en el cuarto. Siempre andaba de mal humor, no sonreía, no tenía ánimos. No era ella. Pensábamos: ‘Pobrecita, está trabajando mucho’”. Después de esa conversación con Jane Doe 4, Julie abandonó la iglesia y prácticamente toda su familia le dio la espalda, un desprecio típico de los fieles. Hasta en Facebook la bloquearon. “¿Por qué estás haciendo eso?”, le preguntó alguien. “Qué bueno que nunca te conocí”, le reprochó otro pariente.

“Es difícil salir para un Joaquín, porque te estás enfrentando contra los leones”, compara. Julie Joaquín dice que ahora, desde afuera, entiende que La Luz del Mundo “es una secta”. “Me da rabia porque muchos de mis tíos siguen defendiendo y adorando a este depredador sexual”, reclama. “Dicen que, si Jesucristo sufrió por nuestros pecados, por eso Naasón está en la cárcel”.

La historia de Norma Cabadas

“Entré a la iglesia a los 16 años; a los 17 me casé”. Así resume Norma Cabadas, originaria de Santa María, California, sus primeros años en La Luz del Mundo. Su prometido tenía 23 años. Fue su primer novio. Sus papás y los dirigentes del templo al que acudía su familia aplicaron al pie de la letra una de las reglas más estrictas de la iglesia: las parejas de jóvenes sólo se forman para contraer matrimonio. A ella le dijeron que, si no se casaba, “sería algo deshonroso”.

Fue un trámite complicado por tratarse de una menor. Todo para que el esposo se volviera manipulador, infiel y abusivo. La engañó con feligreses de La Luz del Mundo, golpeaba a sus hijos cuando se enojaban y amenazó con ponerle una pistola en la cabeza para matarla, relata ella. “Me llegó a pegar enfermedades de transmisión sexual. Fue una vida muy triste”, asegura. Buscó ayuda con su pastor, pero no la ayudó en nada. “Me decían que tenía que quedarme con ese hombre. Que, si mis hijos se perdían en el mundo, era por mi culpa”.

Le aconsejaban que orara todo el día para que Jehová resolviera sus problemas matrimoniales: “Es falta de consagración, de ayuno. Usted verá que Dios estará ahí”. Un día las cosas empeoraron. Durante el pleito rompió una puerta y secuestró a uno de sus cuatro hijos. Ella llamó a la Policía y su esposo fue arrestado por violencia doméstica. Su propio padre fue el más indignado por la separación de la pareja y le dejó de hablar cinco años. La comunicación se retomó hasta en 2021, cuando Norma Cabadas ya estaba fuera de la iglesia y a su padre lo habían desahuciado por un cáncer de pulmón.

José Cabadas, un inmigrante de Michoacán, tenía 68 años. Se convirtió a la religión siendo un adulto y bautizó a todos sus hijos. Cuando éstos abandonaron el culto les dejó de hablar y hasta aseguró que había contraído cáncer como un castigo divino por dudar del ‘Apóstol de Jesucristo’. “Mi papá se fue con eso: que Dios lo enfermó de cáncer para que les llamara la atención a sus hijos… Mi papá se fue y creía fielmente en este hombre y él hizo a un lado a sus hijos”, dice Cabadas refiriéndose a Naasón Joaquín. “Perdí cinco años de mi papá: navidades, cenas de Acción de Gracia...”.

Norma Cabadas recuerda con tristeza sus días en la iglesia: cuando su exesposo entregaba todo su cheque al templo, cuando entregaba donaciones privando a sus hijos de paseos, cuando vendía comida cada jueves para recaudar fondos y cuando trató de suicidarse al dejar la congregación porque sus hijos le decían que “era usada por el diablo”. “Se te dice en la iglesia que si te vas no eres nada, que tus hijos no tendrán salvación. Es una carga muy fuerte, porque uno por los hijos da la vida”. Al salirse de culto en 2019, su padre y varios fieles la reprendieron verbalmente por “blasfemar contra el ‘Varón de Dios’”. Ella cuenta su historia porque, subraya, ya no le tiene miedo a la iglesia y quiere que no haya duda de su testimonio. “Mi familia se destruyó por el egoísmo de Naasón y de la iglesia”.

El testimonio de ‘Luisa’

Desde algún lugar de Estados Unidos, ‘Luisa’ abre el baúl de sus peores recuerdos. “Tenía 11 años cuando un miembro de la iglesia abusó de mí sexualmente”, denuncia esta joven, quien pide ocultar su nombre por temor a represalias. Dos años después del incidente lo contó a sus papás y hablaron con el pastor del templo al que acudían. “Cuando te pasa algo (así) no vas a la policía, vas con el ministro y obedecerás lo que él diga”, explica.

Pero lo más traumatizante no fue repetirle su terrible experiencia al predicador, sino ser revictimizada frente al hombre que la abusó. “Me juntaron con mi agresor, mis padres y el ministro. Y dijo el ministro que estaba arrepentido, que tenía que perdonarlo y que jamás en la vida iba a contarlo”. “Me dijeron: 'Tú lo vas a olvidar porque lo estás perdonando. Ni siquiera con tus padres vas a hablar de este asunto. Es que si esto se sabe va a ser un dolor muy grande para el ‘Siervo de Dios’'. Me hicieron callar”, recuerda ‘Luisa’.

Le exigieron algo más: bautizarse supuestamente para purificarse. Entonces tenía 13 años, faltaba un año para ser bautizada en una pila frente a la congregación. Pero adelantaron el sacramento para “limpiarla”. “Te tienes que bautizar porque estás sucia. Tu cuerpo está sucio, manchado”, recuerda que le dijo el pastor. “Yo no tenía opción. Me bauticé, tuve que perdonarlo, entre comillas, porque jamás lo superé. Si me hubieran preguntado qué hubiera querido que se hiciera, hubiera dicho: ¡enciérrenlo!”.

El caso de ‘Luisa’ jamás se denunció en la policía y ella vivió con cierto rencor hacia sus padres porque obedecieron al ministro. El tema nunca se volvió a tocar en casa y el agresor sexual desapareció. “No supe si volvió a abusar de otros niños”, lamenta. Su decepción final en la iglesia fue cuando se enteró de que Naasón Joaquín fue encarcelado por abusar de tres adolescentes y dos jóvenes. “Dije: 'Ya basta. Si encubrieron a un donnadie de la iglesia, cómo no van a encubrir al mero mero'“.

El caso de ‘María’

Las primeras imágenes de su infancia son de oraciones en un templo de La Luz del Mundo. ‘María’, quien acepta hablar bajo la condición de mantener su nombre en anonimato, nació en el seno de una familia de feligreses de esta asociación de impronta evangélica gobernada por los Joaquín. “Se nos enseñó que a Dios se le daba el diezmo, incluso nuestro tiempo, que tiene uno que escuchar 'La Palabra' constantemente. Siempre estábamos ahí”, relata. Cuenta que en su niñez le decían ‘Papi Samuelito’ al líder del culto, Samuel Joaquín Flores. “Era una gran bendición que nos saludara, era una persona grandísima, muy especial para Dios. Lo más hermoso que te podía pasar era que el ‘Apóstol de Dios’ te diera una sonrisa. Pero no tenía idea de lo que pasaba”.

Con el paso del tiempo su familia se mudó a Estados Unidos y ella se involucró en todo lo que pudo en la iglesia: predicó en otra ciudad, vendió comida, cantó en el coro, limpió el templo, acudió todos los días a orar y siempre se vestía como se lo exigían: falda larga y blusa holgada; sin maquillaje, ni joyas. Tenía 14 años cuando sucedió algo que marcó su vida. Un nieto de Samuel Joaquín llegó a su templo. Era un joven adulto, de 18 años, pero ya estaba casado. Él se las ingenió para frecuentar la casa de ‘María’ y comenzó a cortejarla en secreto. Ella cree que aprovechó su autoridad como miembro de la familia “real” en un hogar de fieles “de banca”.

“Era un invitado de honor, se le trataba como rey cuando llegaba. Lo invitábamos a comer, mi mamá le cortaba el cabello, les hacía jugo de naranja exprimido a mano. Un trato muy especial, con mucho respeto y amor”, describe. ‘María’ no había tenido novio y señala que la iglesia vincula la educación sexual con el diablo. Por eso la tomó por sorpresa que ese joven le llamara por teléfono para decirle que estaba “loco” por ella, que la pensaba mucho. “Todo me lo decía bañado de miel, pero yo no sabía cómo reaccionar. Recuerdo que cuando me llamaba me intimidaba, me ponía nerviosa, yo no sabía qué hacer”.

Una noche, él tocó la ventana de su recámara y le dio un beso, que sería un abuso sexual pues ella era menor. Todo escaló al día en que le pidió que se saliera de la escuela, la llevó en su coche a un parque y la violó, según ‘María’. “No creía lo que estaba pasando… Yo nunca hice preguntas, nomás lo obedecía. Mucho tiempo me cuestioné por qué nunca dije que no”. Meses más tarde, ese nieto de Samuel Joaquín fue enviado a otro estado y ‘María’ calló el abuso.

Fue la esposa de un pastor quien le preguntó qué había sucedido, pero no dejó que concluyera su relato. “Me detuvo, me dijo: 'Ya, no me digas nada, no le cuentes a nadie. Esa fue tu intimidad con él y a nadie lo debes de contar. Los secretos de la familia del ‘Apóstol de Dios’ no se los contamos a nadie. No se lo vayas a decir ni a tu papá, ni a tu mamá, hermanos, amigos. Y si alguna vez te llegaras a casar nunca se lo digas a tu compañero'”, asegura que le dijo esa mujer.

Aunque era una víctima, en el templo le prohibieron cantar en el coro por haber cometido un “pecado” y no ser “pura”. Por muchos años, cada vez que su familia mencionaba a ese nieto de Samuel Joaquín, la herida emocional se abría. “Me iba al baño a llorar, todo en silencio. Aprendí a callarme todo”. El caso de Naasón Joaquín removió ese trauma y una noche despertó llorando, dispuesta a salirse de la iglesia. “Me sentí violada, manipulada y me llenó de coraje, de dolor”.

‘María’ llevaba más de dos años en comunicación con Univisión, pero finalmente aceptó contar su historia porque el castigo reducido que recibió Naasón Joaquín le parece injusto. “Tenía mucho coraje de escuchar el llanto de las muchachas, porque no hay nada de compasión de los miembros hacia ellas”, dijo refiriéndose a los testimonios de las cinco víctimas de Naasón Joaquín en la audiencia condenatoria el 8 de junio. “Fue indignante”.

La historia de Laura

Vive en Chile y se salió de La Luz del Mundo tras el arresto de Naasón Joaquín en 2019. Laura cuenta que tenía 14 años cuando un diácono de la congregación la acosó sexualmente “de manera feroz”: la besó por la fuerza, trató de llevársela a México y la amenazó para que no lo denunciara. “Me dijo que estaba locamente enamorado de mí. Me empezó a hablar de puras cosas sexuales que quería hacerme (...) y llegó la ocasión en que me llamó a la Casa Pastoral estando solo y me besó por la fuerza”, relata Laura, quien pide no publicar su apellido.

Ese diácono, que entonces tenía unos 48 años, la esperaba afuera del colegio, la acompañaba en el bus, la seguía a la tienda, la espiaba afuera de su casa, le escribía cartas eróticas, le “espantaba” a los chicos que se le acercaban y la “desnudaba con la mirada” durante las oraciones en el templo. “Me sentía muy intimidada por él, sentía miedo cada vez que me veía”, asegura. “Él me quería llevar a México, yo creo que quería entregarme a Samuel”.

Laura dice que envió fotos, cartas y correos electrónicos como pruebas a un órgano del culto llamado ‘Honor y Justicia’, que revisa las quejas contra jerarcas y miembros de la iglesia. “Pero nadie hizo nada, ningún pastor, se taparon las cochinadas”, reclama. El hombre al que acusa ahora tiene unos 68 años y ha sido pastor en México. Se desconoce si La Luz del Mundo revisó alguna vez la queja de Laura. “Me da asco que aún se para delante del templo, llevando oraciones, después de todo lo que me dijo”, expresa enfadada. “Es un pedófilo, un demente, lo que me hizo a mí se lo puede hacer a cualquier niña”.

El caso de las hijas de Brenda

En 2005, Brenda Figueroa se casó con Raúl Mascorro, hijo de un diácono de La Luz del Mundo en el estado de Minnesota. Seis años después se enteró que ese hombre que la enamoró y que se ganó el cariño de sus hijas llevándoles juguetes era un depredador infantil. En noviembre de 2011 la llamaron de la escuela de su hija, entonces de 15 años, para revelarle que Mascorro la había estado abusando a ella y a su hermana menor, que tenía 13. Las adolescentes contaron que su padrastro se metía a su cuarto por las noches a manosearlas. Lo hizo durante seis años.

Los detectives encontraron videos y fotografías de los abusos que guardó Mascorro en su celular. A Figueroa le mostraron esas imágenes para corroborar la evidencia. Ella reconoció la cama de sus hijas, la decoración de su habitación y un anillo del abusador. “Yo no lloraba, yo aullaba de dolor porque eran mis hijas”, relata con pesar. “Yo sentí como que alguien me pateó en el estómago, yo no esperaba que mi esposo violara a mis hijas, yo no esperaba que el hijo de un diacono tuviera esas inclinaciones”.

A la primera persona que se lo contó fue a su padre, quien sólo golpeó la mesa y se quedó callado. Pero más tarde él y la madre de Figueroa le aconsejaron no denunciar. “Vinieron a mi casa, me tocaron la puerta y me dijeron: ‘Sshhhh, no digas nada a nadie’. Y me quedé sorprendida, porque ellos me ayudaron a criar a mis hijas. Yo trabajaba, yo tenía dos, tres trabajos la mayoría del año”.

Dice que incluso le advirtieron de que si llevaba el caso a la policía dejarían de hablarle. “Me dijo mi mamá: ‘Olvídate, que tienes familia’. Fue entonces que yo les pedí que se retiraran. Sí, los corrí, y nunca más volví a hablar con ellos. Yo no los he mirado, ni he hablado con ellos desde noviembre de 2011. Tengo entendido que la señora ya murió, yo no estuve ahí en su lecho de muerte”.

Varios ministros de La Luz del Mundo le pidieron lo mismo, afirma Figueroa. “Me llamaron y me dijeron que ya habían hablado con el supervisor regional, con diferentes niveles, y que la orden para mí era que no tomara cartas en el asunto. O sea, 'No te preocupes, no es tu problema, déjaselo a Dios'. Así, como si nada; que no hiciera nada, que fue lo mismo que me dijeron mi papá y mi mamá, que no hiciera nada”.

Pero Figueroa no les hizo caso: presentó una denuncia en la policía. Luego abandonó la iglesia. “Me hice fuerte, me tuve que hacer fuerte porque yo perdí todo, todo mi apoyo, el único apoyo… Perdí a mi papá, a mi mamá, a mis hermanos, a mis hermanas; y pues también mis hijas perdieron todo, todo el entorno familiar que ellas conocían”, lamenta. “Saqué fuerzas de donde pude, me convertí en su todo, porque yo no dejé de trabajar, las niñas necesitaban psicoterapia, ir al doctor; yo tenía que poder apoyar y pagar todo lo que ellas necesitaran”.

Durante el proceso penal, varios miembros de La Luz del Mundo acudieron vestidos de blanco a la corte para apoyar a Mascorro, así como lo hicieron en el caso de Naasón Joaquín en Los Ángeles. Mascorro se declaró culpable y lo sentenciaron a 12 años de cárcel por los abusos a sus hijastras. Hace unos años, cuando ya estaba en una cárcel de Los Ángeles, Naasón Joaquín ascendió al padre de Mascorro, de diácono a pastor.

“Esta situación de abusos sexuales contra menores es lo común, es el pan de cada día de ellos. Lo que pasa es que ahí no dicen nada, no tienen permiso, no se les permite tomar cartas en el asunto a los abusados, a las víctimas, a las madres… Se les tiene condicionado a que hay que obedecer, es mejor obedecer y la orden es no involucres a las autoridades, no le des una tristeza al ‘Varón de Dios’ y así manipulan a las personas, a las víctimas”, señala Figueroa. “Ese es un patrón que sucede en esa iglesia y viene de arriba hacia abajo”, dice.

 

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7. Argentina: la secta de Prem Rawat realiza un Programa de Educación para la Paz.

FUENTE: Agenhoy Radio

 

 

Silvia Acosta, miembro del Programa de Educación para la Paz en Argentina de la Fundación Prem Rawat, en diálogo exclusivo con AgenHoy Radio contó de qué se trata esta iniciativa. El Programa de Educación para la Paz es una serie innovadora de talleres basados en videos que ayudan a las personas a descubrir su propia fuerza interior y su paz personal. “El Programa fue creado por la fundación para fomentar el crecimiento, tener esperanza y así llegar a la paz. Es sin fines de lucro y su principal propósito es tener una vida más plena. Las áreas donde trabajamos: cárceles, universidades, clubes, etc.”, explicó la entrevistada.

Y en ese sentido, detalló, “consta de 10 temas: cada taller contiene una selección de extractos en video del renombrado autor Prem Rawat, en presentaciones inspiradoras sobre cada uno de los temas: paz, apreciar, fuerza interior, ser consciente, claridad, comprensión, dignidad, elección, esperanza y satisfacción. Está vinculado con tu propia existencia, tu propia vida”. Por su parte, Aranacio Aguirre, también voluntario, aseguró que todo lo que se necesita está dentro de uno; por eso es importante trabajar en recuperarse. “La fundación busca paz para el mundo” destacó y contó que, “a través de los videos hoy llegamos a todo el mundo. Tenemos traducciones en todos los idiomas”, destacó.

“Es un proceso, cuando las personas tienen el deseo de estar en paz y hacen el programa, empiezan a tener una visión diferente. Comienzan a valorizar su vida y entonces pueden valorizar la del otro. Somos seres que tenemos cosas buenas y cosas malas. Nosotros trabajamos para alimentar las buenas”, explicó Acosta. El Programa de Educación para la Paz es una serie innovadora de talleres basados en video que ayudan a las personas a descubrir su propia fuerza interior y su paz personal.

El programa brinda a los participantes la oportunidad de enfocarse en su propia humanidad y reflexionar sobre sus recursos internos como la elección, la esperanza y la dignidad. En lugar de describir o definir la paz personal, el programa capacita a las personas para lograr su propia comprensión. Todos pueden beneficiarse. El programa ha demostrado ser efectivo en una variedad de entornos, incluidos centros comunitarios, grupos juveniles, escuelas, programas de educación para adultos, grupos de veteranos, establecimientos de atención médica, centros para personas de tercera edad, refugios para personas sin hogar, instalaciones de rehabilitación de drogas e instalaciones correccionales.

La Fundación Prem Rawat (TPRF) proporciona acceso a los materiales del curso a organizaciones y voluntarios de forma gratuita, de esta manera, el Programa de Educación para la Paz se ha puesto a disposición de diversos grupos en más de 70 países y en más de 30 idiomas (los países que ofrecen el programa están resaltados en naranja en el mapa). Cada taller contiene una selección de extractos en video del renombrado autor Prem Rawat, en presentaciones inspiradoras sobre cada uno de los diez temas: paz, apreciar, fuerza interior, ser consciente, claridad, comprensión, dignidad, elección, esperanza y satisfacción.

El tiempo de reflexión con facilitadores, las discusiones de los participantes, las actividades del cuaderno de trabajo y los materiales de lectura ofrecen variedad en los talleres, haciéndolos divertidos y adaptables. El papel de facilitador no requiere calificaciones profesionales. TPRF está disponible para brindar el apoyo necesario para que el programa sea un éxito tanto para las organizaciones anfitrionas como para los participantes. Cualquier persona u organización puede solicitar a TPRF una licencia gratuita para ofrecer el curso a grupos interesados.

 

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8. España: un padre pide la custodia de su hijo porque la madre es Hare Krishna.

FUENTE: Levante-EMV

 

 

La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Murcia (España), con sede en Cartagena, ha desestimado el pasado mes de agosto la petición de un hombre que solicitó quedarse con la custodia completa de su hijo, menor de edad, porque la madre practica la religión Hare Krishna, la cual él considera nociva para el niño, según informa Ana Lucas en el diario Levante-EMV. A su vez, la mujer también pidió que se modificasen las medidas y ser ella quien se quede con la guarda y custodia única del pequeño.

El Juzgado, en la resolución que ahora confirma la Audiencia, también rechaza esta solicitud. La custodia compartida se mantiene, y se procede a designar a un psicólogo que haga las veces de “coordinador de parentalidad”, cuya función pasará por “fomentar la comunicación entre los progenitores mediante herramientas que les ayuden a rebajar el nivel de conflicto, haciendo posible que alcancen acuerdos en beneficio de su hijo; y supervisar desarrollo psicoemocional del pequeño y su posible inclusión en determinadas prácticas religiosas o espirituales”.

En este sentido, el juez deja claro en la sentencia que el experto ha de vigilar que “no se trate de prácticas que puedan ser consideradas perjudiciales para su desarrollo psicoemocional y que el menor no se vea situado en un conflicto de lealtades que pueda afectarle negativamente”. El psicólogo “emitirá informes semestrales a este juzgado sobre el objeto de su intervención así sobre como sobre cualquier otro aspecto, tema o incidencia que estime relevante para el bienestar del menor, salvo que el interés de este aconseje un informe urgente”.

El padre, en el informe que presentó al juzgado, aportó vídeos en los que se ve al niño practicando con su madre ritos del movimiento fundado en 1966 por Bhaktivedanta Swami Prabhupada y que bebe del hinduismo. El hombre tiene claro que el culto en el que está metida su exmujer es “una secta que lleva a los devotos a una rigidez en las costumbres y las relaciones sexuales, con prohibición de pensar, pues es el gurú o maestro espiritual quien medita por ellos”.

Sin embargo, el juez, al rechazar su solicitud y mantener la custodia compartida que había hasta el momento, manifiesta que “no es posible saber o conocer cómo afectará en el futuro el que el niño por acompañar a la madre a la práctica de los ritos propios de la religión que practica, le influirá en el futuro”. En este sentido, argumenta que “todos los hijos reciben la influencia del pensamiento religioso de sus padres, sea cual sea la religión que practiquen, y en este caso, precisamente el hecho de que la custodia sea compartida el hijo recibirá la influencia de las dos religiones que practican los padres y podrá, en su momento, considerar si opta por alguna de ellas o por ninguna”.

“No puede ser la condición religiosa de uno de los progenitores causa suficiente para limitar los derechos y obligaciones de la guarda y custodia, a no ser que se tratara de una práctica religiosa extrema, que se impusiera al menor y que estuviera acreditado el perjuicio irreparable que ello le produciría”, establece la resolución de la Audiencia.

 

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9. Argentina: informes sobre los sanadores egipcios muestra su “poder absoluto” sobre los adeptos.

FUENTE: La Nación

 

 

Avanza la investigación de la causa judicial contra los “sanadores egipcios” que operaban en la provincia de Córdoba (Argentina) después de haberlo hecho en Buenos Aires a inicios de 2010. La Fundación Académica Sêshen estaba liderada por Álvaro Juan Aparicio Díaz, que se hacía llamar “licenciado Sahú Ari Merek”, y ofrecía “tratamientos curativos del cuerpo y la mente basados en las técnicas de los faraones”. Lo explica Gabriela Origlia en el diario La Nación.

La Justicia Federal comenzó a recibir los perfiles psicológicos de quienes estuvieron detenidos cuando la causa estuvo en manos del fuero provincial y que ahora podrían convertirse en víctimas. La Fiscalía pidió el sobreseimiento de Flavia Stefanich, quien estuvo un año y medio presa por este caso. Los informes fueron realizados por especialistas del área de Asistencia y Prevención de la Trata de Personas del Ministerio de la Mujer provincial y dan cuenta de las graves situaciones que vivieron en el ámbito de la “escuela” y del trato que recibían de parte de Aparicio Díaz y de Laura Carolina Cannes, su mujer. Ambos, al igual que su hijo, Máximo, se autodenominaban “maestros superiores”.

En julio pasado, el juez federal Hugo Vaca Narvaja dejó en libertad a seis de las 11 personas detenidas e imputadas en la causa. La medida benefició a Stefanich, Carolina Altamirano, Liliana Dariomerlo, Noelia López, Maximiliano Isiksonas y Alejandra García, cada uno de los cuales debió pagar una fianza de 150.000 pesos. Días después se sumaron Rosa Benavídez, Verónica Floridia, Claudio Urtiaga y Liliana Cristina Marcial. Siguen en la cárcel Aparicio Díaz y Cannes. La causa se inició en 2020 en el fuero penal provincial, caratulada como “asociación ilícita, estafas reiteradas y ejercicio ilegal de la profesión de psicología”. En el fuero federal podría encaminarse hacia la “trata de personas”.

La Nación accedió a uno de los informes psicológicos en el que el equipo técnico señala que Aparicio Díaz y Cannes ejercieron un “poder absoluto” y se “aprovecharon” de las vulnerabilidades para “cometer el delito de trata de personas con fines de explotación”. Al analizar a la Fundación Sêshen, sus prácticas y objetivos, la situaron en la línea de “grupos de abuso psicológico” o “grupos de manipulación psicológica”. Incluso consideraron “más adecuado” hablar del uso de la “persuasión coercitiva”, ya que el “sustantivo persuasión se refiere a la dinámica de captación y el uso de sus técnicas concretas”.

También sostiene que la persona analizada fue “captada en un periodo de vulnerabilidad a nivel personal y emocional, lo que la habría colocado en una situación de riesgo, donde habría estado buscando ayuda respecto de la situación de vida que estaba atravesando”. La confianza con el “Maestro” se habría dado “de manera paulatina y gradual, hasta el punto de que este, tras ardides y engaños, habría comenzado a ejercer influencia sobre ella, a tal punto que esto se convirtió en una dependencia absoluta a las palabras y consejos” de Aparicio Díaz.

Se analizó la presencia de una mecánica de explotación económica. En ese proceso, el equipo técnico identificó “renunciamientos” y trabajos que se hacían sin libre elección. Enfatizaron la “intercepción” a la libertad de la persona analizada en este caso y del resto de los integrantes del grupo por parte de las acciones de Aparicio Díaz y Cannes, además de las de su hijo, Máximo. “Utilizaban técnicas de manipulación psicológica y de persuasión coercitivas con el fin de inhibir el juicio crítico y la libertad de decisión, control de la conducta, control de la información, control de las ideas y control de las emociones”, describieron.

El reporte corresponde a una mujer que tiene una historia personal que derivó en una situación de vulnerabilidad al momento de sumarse a la “escuela” unos ocho años atrás. Arrancó con “terapia” con Aparicio Díaz, quien después le aconsejó seguir también sus “cursos”. Con su pareja terminaron vendiendo un terreno para afrontar los costos. En su caso, de las 33 “maestrías” llegó a realizar 16 en seis años.

El “maestro” le decía que era “carente, que esto devenía de su familia, que nunca habían sentido amor” y que él la iba a guiar “reparar los daños que sufrió”. También le insistía que “la amistad no existía”, que solo él y su familia “sabían lo que era el amor”, ya que eran la “representación del amor en la tierra”. Se autodefinía como “el ojo que todo lo ve”.

La mujer terminó con problemas significativos con su pareja –a quien temía denunciar por “temor al maestro”– y pidiendo préstamos para seguir los cursos. Se terminó separando, y cuando iba a iniciar un emprendimiento, a comienzos del 2020, Aparicio Díaz la calificó de “elegida” para mudarse al campo de Pozos Azules, en Traslasierra, para “estar protegida del fin del mundo que se venía”. Cuando dudó, él la presionó y le dio una lista de compras que debía llevar.

En el campo, donde había otro grupo de “elegidos”, pasaban “días sin alimentarse y bañarse” y trabajaban toda la jornada; ya tenían asignadas las tareas. Debían bañarse en un arroyo con agua sucia y estancada; Aparicio Díaz y su familia comían primero y al resto “le tocaban las sobras”. En un momento, el “maestro” comenzó a cobrar las sesiones de terapia y las clases. Les enfatizaba que estar con él era “un honor, un privilegio” y que “le debían la vida”. A la persona analizada por los peritos le avisaron que acumulaba, en esas semanas, una deuda de $100.000; ella pidió otro préstamo.

 

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10. Obispo colombiano alerta sobre los ritos a la Santa Muerte entre jóvenes delincuentes.

FUENTE: Ondas de Ibagué

 

 

Los rituales satánicos de los devotos de la ‘Santa Muerte’ se toman El Espinal. La denuncia la hizo en exclusiva a las Noticias de Ondas de Ibagué el obispo de El Espinal (Tolima, Colombia), monseñor Fernando González. Afirmó que, emulando los carteles de México, los jóvenes del municipio que ingresan a estos grupos delincuenciales del microtráfico y la brujería, culpables de la mayoría de homicidios y sicariatos en El Espinal, son obligados a participar en rituales satánicos denominados devotos de la ‘Santa Muerte’. 

El máximo jerarca de la Iglesia católica en sur del departamento por primera vez puso el dedo en la llaga y denunció que muchos jóvenes del municipio de El Espinal se están dejando seducir por el dinero fácil y están ingresando a estos grupos delincuenciales que dominan el narcotráfico y la brujería en este municipio, que registra, por encima de Ibagué, el mayor número de personas asesinadas mediante la modalidad del sicariato en el transcurso de este año.

Esta situación obliga a un análisis profundo por la descomposición social que afecta a tantas familias buenas del municipio, los padres con dolor se enteran que sus hijos abandonan el estudio para hacer parte de estas organizaciones del crimen, los jóvenes ven que compañeros de estudio y vecinos aparecen con grandes sumas de dinero y vehículos de alta gama y esto los seduce, afirmó Monseñor Fernando González. En el Municipio de El Espinal los gremios económicos, autoridades civiles y militares el clero y rectores de instituciones educativas analizan la difícil situación social que afecta al municipio.

 

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