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El Papa recibe a seminaristas barceloneses: hay esperanza para la secularizada Barcelona

 

 

 

12/12/22


 

 

 

 

 

Así titulaba El Periódico hace unos meses: "El catolicismo se desploma en Barcelona. La mitad de los vecinos de la ciudad no profesa ninguna fe y en cuatro de los 10 distritos hay ya más templos evangélicos que católicos".

Las estadísticas hablan de que solo una de cada diez bodas es católica y en los últimos 15 años, ha disminuido el catolicismo, pasando del 68 al 52%. La buena noticia es que todavía la mitad de la población de la Ciudad Condal se declara católica.

Frente a estos datos, me resulta casi milagroso que chicos jóvenes, con carreras prometedoras, inteligentes y aparentes, dejen "todo" para ser sacerdotes. Pero cómo decía Benedicto XVI, Dios no te quita nada sino que te da todo.

Pues bien, el pasado sábado el Papa Francisco recibió a seminaristas de Barcelona y Sant Feliu  acompañados de Mons. Javier Vilanova, obispo auxiliar. En este enlace, puede leer las palabras que les ha dirigido.

Al parecer, insistieron a su arzobispo, Mons. Omella, y la visita se ha conseguido. Tomen nota otros seminarios de España.

 

 

 

 

Como decía, a mí me parece un milagro, y los milagros los hace Dios que sigue llamando.  Estos chicos (como todos los futuros sacerdotes de este mundo nuestro secularizado) necesitan aliento, palabras de cariño y empuje.

Y las palabras del Papa la verdad es que reúnen estas características. Entre otras cosas, les ha dicho:

- "Recuerden que, cuando sean sacerdotes, su primera obligación será una vida de oración que nazca del agradecimiento a ese amor de predilección que Dios les mostró al llamarles a su servicio. Este es el primer misterio gozoso del que todo nace".

- "En esta fase de formación en la que se encuentran, les haría bien que en su oración pudieran confrontarse con las actitudes de la Santísima Virgen, preguntándose: ¿cómo estaba ella cuando Dios la llamó?, y yo ¿cómo estaba? ¿Con qué celo me planteo mi futura vida sacerdotal?, ¿me alzaré —dice san Manuel—, como una burbuja en una olla hirviente de amor, para llevar a Dios al mundo? ¿Lo llevaré hasta los montes, a lo más arduo y penoso?".

- "Queridos seminaristas, tomen pues su rosario, y pidan a María, Reina y Madre de la Misericordia, que los ayude a desvelar los misterios del sacerdocio al que Dios los llama, contemplando los misterios de su Hijo, acatando que el gozo del seguimiento y la perfecta identificación en la cruz son el único camino para la gloria. Que Dios los bendiga".

 

Pues a rezar por ellos para darle la vuelta a Barcelona. Hay esperanza.

 

 

Zenón de Elea.