Tribunas

Un obispo endeudado

 

 

José Francisco Serrano Oceja


Las postrimerías de un obispo alfonsino.
Don Suero Pérez, el de Zamora.

 

 

 

 

 

La historia es maestra de la vida. Por lo tanto, la historia de la Iglesia lo es de la vida de la Iglesia en la historia.

Todos los tiempos son propicios para estudiar historia de la Iglesia. No sé por qué me da que éstos lo son más.

En el último número de la revista “Iglesia en Zamora”, al menos el publicado en la web de la diócesis, podemos leer una interesante columna de José Carlos de Lera titulada “Un obispo endeudado, don Pedro I”.

El texto hace referencia al libro “Las postrimerías de un obispo alfonsino: Don Suero Pérez, el de Zamora”, cuyos autores son Linehan, Peter (1943-2020) y Lera Maillo, José Carlos de.

Por cierto que la reseña de este libro publicada en “Studia Zamorensia” está firmada por el recordado padre Antonio García y García, nacido en la parroquia de Santa María de Bretoña, diócesis de Mondoñedo, provincia de Lugo, uno de los más grandes historiadores del Derecho Canónico de la época contemporánea.

Franciscano, catedrático de la Pontificia, vivía en el sótano de nuestro Colegio Mayor de la Ponti en mi época. Él fue, por cierto, quién llamó a Rouco Varela para que volviera de Alemania a dar clase a la Universidad del episcopado.

La historia aludida en el texto de la hoja diocesana es la siguiente, según principia la columna citada:  “Cuando el obispo don Suero Pérez tomó posesión de la sede zamorana describió el estado calamitoso en que su antecesor había dejado la diócesis. Don Pedro I fue electo en 1239, y tomó posesión de su cátedra tres años más tarde, en 1242. Este prelado fue nepote del cardenal Gil Torres”.

En el último año de su episcopado, don Pedro, predecesor de don Suero, elaboró una Memoria donde asentó la relación de los bienes comprados y mejorados durante su pontificado, 15 años, nada más y nada menos. La deuda contraída era de 2.000 maravedíes. Entre sus acreedores se encontraban los obispos de Salamanca y Astorga, el Abad de Moruela… También eran acreedores unos banqueros florentinos.

El episcopado de don Suero, que tampoco pensemos que era un obispo de vida muy ejemplar, cosas del pasado, estuvo dedicado por tanto a sacar a la Iglesia diocesana de la ruina en la que la encontró.

No es desdeñable la cuestión de la relación de don Suero con el Rey Alfonso X el sabio. El Memorando y el Testamento de don Suero reflejan, como apología pro vita sua, todo lo que hizo con la intención también de echar en cara a los ingratos curas del cabildo catedralicio los muchos servicios que prestó a esa Iglesia de Zamora.

Para qué seguir más. Apasionante la historia de la Iglesia.

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

 

 

 

 

Peter Linehan. José Carlos de Lera Maíllo,
Las postrimerías de un obispo alfonsino. Don Suero Pérez, el de Zamora.
Editorial Semuret, S.L, 2003.