Diócesis

 

El anuncio del nombramiento de José Cobo para Madrid se espera tras la toma de posesión en Alcalá de Henares

 

El futuro arzobispo tuvo protagonismo destacado en la audiencia con el Papa, en diciembre de 2020, donde le informaron de la situación del “Caso Fundaciones”

 

 

 

06/06/23


 

  1. Nombramiento “sorprendente”
  2. Cuestiones sociales
  3. Las ternas
  4. Consultas de oficio
  5. “Caso Fundaciones”
  6. Protagonismo
  7. Veinte años por delante
  8. Su mentor
  9. Hermandades del Trabajo
  10. Fidel Herráez
  11. Un grupo de sacerdotes
  12. Nombramiento complicado
  13. Marcado perfil social

 

 

 


Carlos Osoro, José Cobo y Javier Belda con el Papa Francisco.
Vatican Media.

 

 

 

El nombramiento, más que cantado, del obispo auxiliar de Madrid, José Cobo Cano, como titular de la archidiócesis de Madrid es ya un secreto a voces. Es el tema de conversación más común en la Iglesia en España, por mucho que esté vigente la instrucción “Secreta continere”, del Papa Pablo VI (1974).

Hay quien, incluso, afirma que el anuncio oficial se hará dos días después de la toma de posesión del nuevo obispo de Alcalá de Henares. Se ha esperado, por tanto, al último acto de Osoro como arzobispo metropolitano.

 

Nombramiento “sorprendente”

Dos cuestiones centran la atención inmediata sobre este “sorprendente” nombramiento del “Papa de las sorpresas”. La primera, cómo se ha producido; y la segunda, quizá más relevante, quién es José Cobo.

Vayamos a la primera, basándonos en fuentes conocedoras del complejo proceso de nombramiento del arzobispo de Madrid. La decisión de nombrar a José Cobo ha sido personalísima del Papa Francisco. Es posible que siguiendo un patrón mental que se fija en un candidato que se pudiera definir como “disruptivo”. Un patrón que ya ha aplicado en otras sedes relevantes, como puede ser la de Buenos Aires.

 

Cuestiones sociales

Patrón en el que ha jugado un papel destacado la imagen de un José Cobo encargado de las cuestiones sociales tanto en la diócesis de Madrid como en la Conferencia Episcopal, principalmente en lo referido al trabajo, la inmigración y la pastoral penitenciaria.

En la Conferencia Episcopal es miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Promoción humana desde marzo de 2020. Era miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social desde abril de 2018.

Los medios vaticanos, como Vatican News, suelen utilizarle como referente de las cuestiones sociales, tal y como queda reflejado en varias entrevistas a propósito de actuaciones del Papa en esa materia.

 

Las ternas

Como es norma común en la Iglesia, el nombramiento de una sede tan relevante como la de Madrid sigue el procedimiento ordinario, que está en manos del Nuncio, en este caso de monseñor Bernardito Cleopas Auza.

De resultas de la consulta diocesana, el Nuncio envió una terna primera, compuesta por Mario Iceta, arzobispo de Burgos; Francisco Cerro, arzobispo de Toledo, y Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo. Nombres que mayoritariamente habían sido sugeridos por quienes fueron consultados, una muestra bastante numerosa, plural y significativa de la diócesis madrileña, en un proceso que pudiéramos denominar participativo, sinodal.

El Papa Francisco siempre ha contado con líneas paralelas de información. Los nombres que se barajan en este sentido son los del jesuita P. Germán Arana, y algún otro jesuita español y madrileño, como el Vicario para la Vida Consagrada de la Archidiócesis de Madrid, P. Elías Royón, o el cardenal claretiano Aquilino Bocos. También cuenta el Papa con otras fuentes, personas a las que llama por teléfono.

 

Consultas de oficio

En ese proceso, además, se consulta de oficio al presidente de la Conferencia Episcopal, a los arzobispos, y entre ellos, sin duda, al de la diócesis afectada.

Fuentes solventes afirman que el nombre por el que apostaban los cardenales Omella y Osoro no era el de José Cobo. Apuntaban inicialmente hacia el obispo de  León, Luis Ángel de las Heras, claretiano y miembro de la peculiar Comisión de ayuda al Nuncio en el nombramiento de obispos.

En una reciente audiencia en Roma con un grupo de sacerdotes de Madrid, el Papa dejó claro que la terna que había recibido de la Congregación de Obispos, por tanto de la Nunciatura española, no le había gustado y que, por lo tanto, la había devuelto.

 

“Caso Fundaciones”

A partir de ese momento, se volvió a activar la maquinaria. Los nombres que entraron en juego eran los del arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, que contaba con el aval de Secretaría de Estado; el del obispo de Zamora, Fernando Valera, y el del elegido, José Cobo.  Lo que no se ha aclarado es si el Papa le ofreció ser arzobispo de Madrid al obispo de Zamora y éste, por motivos personales, renunció al nombramiento.

La clave está en saber con qué avales añadidos, además del discernimiento del Papa, contó José Cobo. El primero es la intuición de Francisco, conformada a través de informaciones y de impresiones, entre las que jugó un papel relevante la visita que, junto con el arzobispo de Madrid, cardenal Osoro, hizo Cobo al Papa el 18 de diciembre de 2020, para informarle sobre la situación del “Caso Fundaciones”.

En ese encuentro estuvo también el sacerdote Javier Belda, al que algunas fuentes atribuyen un rol activo en este nombramiento ante el Sustituto de la Secretaría de Estado, monseñor Peña Parra. Otras indican que es más una campaña de posicionamiento de Belda de cara a un futuro.

 

Protagonismo

A partir de ese encuentro, y ante la necesidad de que Roma tuviera información directa y actualizada sobre la situación por la que atravesaba la diócesis, el que será nuevo arzobispo tomó un protagonismo destacado en actuaciones reservadas de línea directa.

Es indudable que José Cobo conoce bien la archidiócesis de Madrid, con lo que se evitarán períodos largos de interregno antes de tomar determinadas decisiones que, en gran parte, han influido en este nombramiento.

Ese largo proceso ha concluido, por tanto, con la designación del obispo auxiliar José Cobo como arzobispo de Madrid. Un nombramiento que, tal y como ha querido dejar claro el arzobispo titular, Carlos Osoro, en los últimos días, no parece que estuviera en sus planes.

 

Veinte años por delante

La biografía oficial de José Cobo dice que nació en Sabiote (Jaén), el 20 de septiembre de 1965. Con 57 años, eso indica que, previsiblemente, tendrá un pontificado largo en Madrid, de al menos veinte años.

Licenciado en Derecho por la Universidad Complutense en 1988, entró en el seminario de Madrid ese mismo año. De sus días de universitario confesó en un escrito reciente que había colaborado con la Pastoral Penitenciaria “como voluntario, cuando era universitario, luego, como sacerdote estuve cerca de esta realidad”.

Estamos en la fecha en la que el cardenal Suquía había nombrado a una nueva generación de sacerdotes como formadores del Seminario en orden a su transformación. De hecho, José Cobo convivió teóricamente en ese período con el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez González. Hacía poco tiempo por cierto que un formador del Seminario había sido nombrado obispo de Osma-Soria, Braulio Rodríguez Plaza.

 

Su mentor

José Cobo realizó los estudios de Ciencias Morales en el Instituto Redentorista, vinculado a la Universidad Comillas. Un Instituto en el que históricamente ha jugado un papel clave el teólogo Marciano Vidal. La biografía, como tal, no afirma que hubiera conseguido el título de Licenciado en Teología Moral. El 23 de abril de 1994 fue ordenado sacerdote.

En la biografía de José Cobo destaca su tío sacerdote, Lucas Cano, su mentor y referente sacerdotal. Lucas Cano Reyes está ligado a la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias, en Atocha, comunidad en la que ha prestado sus servicios durante gran parte de su vida sacerdotal.

Lucas Cano es un sacerdote que se define, según escribió para un libro de testimonios sacerdotales madrileños, como “un cura del 68, y eso tiene su impronta. En la huerta del seminario, como la llamamos, nos ordenaron de presbíteros el 19 de mayo”.

 

Hermandades del Trabajo

La labor de atención que Lucas Cano prestó en las Hermandades de Trabajo, en Madrid, fue seguida por su sobrino nada más ordenarse. Lucas Cano se caracterizó, además de por su perfil social, por haber acogido a muchos sacerdotes que llegaban a la archidiócesis de Madrid con dificultades, a los que acompañaba e incluso ayudaba económicamente. Un sacerdote querido, y que tiene una gran impronta y autoridad moral en un determinado sector del clero de Madrid.

Dice la biografía oficial que José Cobo inició su ministerio pastoral como viceconsiliario de la Hermandades del Trabajo de Madrid. Desde 1995, fue vicario parroquial de S. Leopoldo hasta el año 2000, en que fue nombrado párroco de S. Alfonso María de Ligorio y miembro del Consejo presbiteral.

Ya en época del pontificado del cardenal Rouco, en 2001 fue nombrado arcipreste de Ntra. Sra. del Pilar (Aluche-Campamento), y participó en el II Sínodo diocesano como miembro de la Comisión permanente, en la que tuvo un papel destacado según reconoció en su momento el que fuera obispo auxiliar de Madrid, y responsable del Sínodo, monseñor Eugenio Romero Pose.

 

Fidel Herráez

En la trayectoria eclesial de José Cobo, y en su “cursus honorum” dentro de la archidiócesis de Madrid, hay un nombre que no debe pasar inadvertido: el del que fuera arzobispo de Burgos, monseñor Fidel Herráez Vega, compañero y amigo de Lucas Cano.

Fidel Herráez, con un pasado también de “cura progresista”, fue la mano derecha en la gestión de la archidiócesis durante el pontificado del cardenal Rouco.

 En el período de tiempo en que fue párroco de San Alfonso María de Ligorio, según compañeros sacerdotes de entonces, José Cobo se caracterizó por dar juego en la parroquia a personas procedentes de diversas sensibilidades. Es consciente del pluralismo social y del pluralismo eclesial, facilitando la comunión eclesial sin estridencias.

 

Un grupo de sacerdotes

También en esa época ejercía un liderazgo singular entre un grupo de sacerdotes, de entre los que hay que destacar el actual vicario, José Luis Díaz Lorenzo, o el sacerdote Santos Urías, también licenciado en Derecho, que formó parte de la Comisión de Memoria Histórica en la época de la alcaldesa Carmena. Alcaldesa que, por cierto, tenía frecuente interlocución para temas eclesiales con José Cobo.

Éste es su entorno más inmediato, junto con el Vicario José Luis Segovia, y un grupo de párrocos y sacerdotes jóvenes que en Madrid tiene una denominación ligada a una serie de dibujos animados.

En 2015, ya en el pontificado de Osoro, fue nombrado Vicario episcopal de la Vicaría II, miembro del Consejo presbiteral y del Consejo diocesano de pastoral, cargos que desempeñó hasta su nombramiento episcopal. Durante ese período de tiempo, fue ganándose cada vez más la confianza de su arzobispo.

 

Nombramiento complicado

Hay que destacar también las buenas relaciones que mantiene con la Vida Consagrada, en particular con los jesuitas y con los claretianos, cuya comunidad del Buen Suceso visita con frecuencia.

Tal y como se ha contado en círculos íntimos, su nombramiento como obispo auxiliar no fue un proceso fácil. Ahí tuvo que emplearse a fondo quien le propuso, el entonces arzobispo Carlos Osoro.

De su trayectoria como obispo auxiliar de Madrid cabría añadir, según consta en las redes sociales, que el 13 de febrero de 2019 participó en un acto organizado por Religión Digital y Redes cristianas con víctimas de la pederastia, en el que se encontraba como interviniente Juan Cuatrecasas.

 

Marcado perfil social

La pregunta que muchos se hacen ahora es si José Cobo es un sacerdote y un obispo progresista, y qué significa eso de ser progresista.

Indudablemente, tiene un marcado perfil social, no doctrinal ni intelectual. Inevitablemente tendrá que ejercer el ministerio de la palabra y su función de ser “maestro de la fe”. No se le conoce obra escrita de referencia, ni tampoco dominio particular de idiomas extranjeros, coincidencias comunes con su predecesor.

Según sacerdotes compañeros suyos de promoción, es una persona afable, de fácil trato, que sabe moverse muy bien en el mundo civil, y al que algún sacerdote cercano ha calificado de “catedrático en experiencia de mundo”. Con delicados modales, tiene una personalidad firme y sabe con claridad cuáles son sus objetivos.

 

 

 


José Cobo, obispo auxiliar de Madrid, con el Papa Francisco.