Tribunas
27/03/2024
Defender la vida humana
Jesús Ortiz
Cada año el día 25 de marzo se celebra el Día Internacional por la Vida coincidiendo con la fiesta de la Anunciación. Sin embargo, este año esa fiesta mariana se traslada al 8 de abril, por causa de la Semana Santa y después la segunda semana de Pascua. En cualquier caso, ese Día por la Vida se repite desde hace años incluso antes de que se despenalizada el aborto en España, con el fin de valorar toda vida humana, y ayudar a las embarazadas con dificultades. A veces se trata de jóvenes que piensan en el aborto como último recurso ante un embarazo no deseado.
El aborto no es solución
Hace días, la Asamblea francesa ha introducido en la Constitución el derecho de la mujer al aborto. Llevamos décadas de reflexión sobre el problema humano del aborto, primero para la madre gestante y luego para la sociedad. Desde que se legalizó en Estados Unidos con la sentencia Roe vs. Wade, el aborto se ha disparado: los datos muestran que no sirven de mucho los programas de educación sexual, la difusión de los anticonceptivos, ni las leyes a favor del aborto. Además, hace un par de años, la Corte Suprema de Estados Unidos ha derogado aquella sentencia Roe vs. Wade y rechazado que la interrupción del embarazo sea un derecho constitucional en todo el país. En cambio, Francia se blinda ante una posible sentencia semejante que frene el avance de los abortos.
Ante el drama del aborto y la legislación que lo favorece cualquiera puede saber que es un trauma para cada mujer gestante y un fracaso de la sociedad, porque las leyes tienen un importante componente educativo: lo que es legal es moral, o eso parece. Y ante esa falsa apreciación de poco sirven las afirmaciones de los científicos sobre la vida humana del embrión que merece continuar su desarrollo natural. No es una amenaza para la madre sino un hijo que anida en ella y aporta más felicidad que desgracia. Por ello, el Estado y la legislación deben proteger la maternidad con ayudas, especialmente para las mujeres con problemas, y favorecer a tantas organizaciones de voluntarios que llevan décadas salvando vidas humanas, y a tantas mujeres ayudadas a recuperar la paz.
Valor de cada persona
Como bien afirmaba Emmanuel Kant se tiene derecho sobre las cosas y no sobre las personas, algo válido en toda ocasión: ninguna persona debe ser tratada como un medio porque cada ser humano es fin en sí mismo. La esclavitud atenta contra la dignidad de las personas y el aborto atenta contra la vida del concebido. En España, acaba de escribir Federico Montalvo, del Comité de Bioética, en ABC «Nadie puede dudar de que la decisión de la gestante trasciende a su ámbito de interés personal», y que la sentencia del Tribunal Constitucional 78/2023 niega el derecho fundamental al aborto, porque el Estado tiene el deber de proteger la vida prenatal como bien constitucional.
No se trata de una cuestión religiosa sino de antropología humana, de los conocimientos de embriología humana, y del reconocimiento filosófico de la dignidad de la persona humana. Aunque es cierto que la visión cristiana del hombre aporta la seguridad de la fe en el proyecto de Dios para cada persona que es llamada a la existencia.
El Papa Francisco ha escrito en la Exhortación «La alegría del Evangelio» que posiblemente «hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?» (EG, 214).
Y en otra ocasión señalaba que: «Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo».
Jesús Ortiz López
Doctor en Derecho Canónico