Tribunas

La aclaración del Papa sobre lo del “mariconeo”

 

 

José Francisco Serrano Oceja


El Papa Francisco celebrando la Santa Misa.

 

 

 

 

 

El lío acompaña, una vez más, a las palabras que el Papa dijo en su reunión, a puerta cerrada, con los obispos italianos el pasado 20 de mayo.

Según la prensa italiana, el Papa les habría dicho, según la versión del diario “La Repubblica”, que “hay demasiado mariconeo en ciertos seminarios”.

Otros diarios digitales ofrecen variaciones sobre la expresión “frociaggine”, que significa algo más que “mariconeo” por su tono también chabacano.

Cuando escribo estas líneas, la Sala de Prensa del Vaticano acaba de hacer público un comunicado en el que dice que “el Papa nunca ha querido ofender ni expresarse en términos homófobos, y dirige sus disculpas a quienes se han sentido ofendidos por el uso de un término, divulgado por otros”.

Y añade el portavoz del Vaticano, recordando las palabras del Papa: “En la Iglesia hay sitio para todos, ¡para todos! Nadie es inútil, nadie es superfluo, hay sitio para todos. Tal como somos, todos”.

Al margen de las disculpas, que le honran, lo que tenemos, y doy fe por algunos comentarios que he escuchado y leído en los medios españoles, es una avalancha contra el Papa en medio de un sentimiento de contradicciones de quienes se han lanzado a la palestra, con descalificaciones como “falso progresista”, hipócrita, etc.

Avalancha que lógicamente se ha intentado frenar con la nota del portavoz. Pero lo que se ha escrito y dicho queda ya.

Lo primero que habría que tener claro es el texto y el contexto, no vaya a ser que hagamos verdadera la afirmación básica de la hermenéutica de dice que “todo texto, fuera de su contexto, se convierte en un pretexto”.

No hay registro de lo que allí se dijo, que sepamos, sólo testimonios de los presentes. Por lo tanto no sabemos el contexto que hace referencia al tono, a la forma, al discurso, a la argumentación, al registro, al estilo.

La corresponsal en Roma de la Cadena COPE, Eva Fernández, lo explicó muy bien horas después de que se destapara la polémica, en una información de urgencia.

Como aseguró Eva Fernández, “teniendo en cuenta que el Papa no habla italiano, que el idioma se lo enseñaron sus abuelos, y que fue el dialecto piamontés; no parece muy fiable que haya utilizado esa palabra deliberadamente, porque no se le ha escuchado nunca usar un termino similar”.

Por tanto, “se refería a la necesaria selección previa de quienes entran en los seminarios. En concreto, el Papa solicitó que no se ordenen sacerdotes ni admitan en el seminario a personas homosexuales”.

Además, tal y como el Papa ha dicho y hecho en estos últimos años, “no es probable que quisiera ofender a las personas homosexuales”, precisó la corresponsal de COPE en el Vaticano.

Fuentes presentes en esa reunión aseguraron a la COPE que “en esa misma conversación ha rogado a los obispos que acompañen con respeto y delicadeza a los candidatos rechazados, y les ha confiado que por propia experiencia piensa que es mejor que no entren en el seminario y no se conviertan en sacerdotes”.

En el trasfondo parece que está el hecho de que en la Ratio Studiorum que están preparando los obispos italianos, aún no aprobada, se planteaba la posibilidad de que un homosexual puede ser admitido siempre que dé garantías, como un heterosexual, de vivencia del celibato sacerdotal.

Cuestión ésta que parece compleja. ¿Se pueden equiparar los mecanismos de garantía de práctica del celibato para una persona con tendencia homosexual que para un heterosexual, incluso para un bisexual, en una sociedad hipersexualizada, en una Iglesia cuya formación se ubica en ambientes masculinos, más bien cerrados y generalmente clericales?

Me sorprende esta primacía de la agenda pública de lo sexual en cuestiones referidas al ministerio del sacerdocio, que pueden traer causa de la pederastia y no sólo, por ejemplo, de agendas ocultas que presionan.

Sinceramente no creo que el problema del ministerio, prima facie, en este momento en la Iglesia tenga que ver con lo sexual. Freud pega fuerte pero hasta tal punto de que conviene que no caigamos en su trapa.

Por cierto, si no mal recuerdo, éste tema también lo abordó el Papa con los obispos españoles cuando se vio con ellos en Roma, según leí en algunas informaciones.

La idea fue la misma, la no aceptación de las personas con tendencias homosexuales en los Seminarios. Lo que no sé es qué expresión utilizó el Papa en castellano.

Incluso en el libro entrevista del hoy obispo de San Sebastián, Fernando Prado al Papa, sobre la vida consagrada, el pontífice decía lo mismo respecto a la cuestión de la no admisión de homosexuales en los conventos.

Lo que quiere decir que siempre ha pensado lo mismo. Tenga como referencia la Instrucción de 2005, en época de Benedicto XVI, se supone que aún vigente, o su propia experiencia.

Ya sabemos que la forma expresiva del Papa pudo no ser la más acertada, como se ha podido comprobar con la aclaración-rectificación sobre supuestas intenciones, que no lo fueron, no sobre el contenido de la cuestión.

Riesgos del directo y de la apuesta por la espontaneidad como valor discursivo. Lo que importa es la cuestión de fondo, que parece clara.

Sobre la duda acerca de si en España hay mucho, poco, alguno o ningún ambiente de “mariconeo” en los Seminarios, ni idea. Entiendo que no. Habría que ver qué dice al respecto el secretísimo informe de los obispos uruguayos, del que muchos hablan incluso escriben.

 

 

José Francisco Serrano Oceja