Tribunas

No faltan argumentos, falta caridad

 

 

José Francisco Serrano Oceja


Cardenal Francisco Javier Bustillo.

 

 

 

 

 

Leo en la prensa eclesial de Estados Unidos que Francis Maier, laico, intelectual católico, periodista y uno de los más estrechos colaboradores del arzobispo Charles Chaput, tanto en Denver como en Filadelfia, acaba de publicar un libro, en inglés “True Confessions: Voices of Faith from a Life in the Church”, que está causando un auténtico revuelo.

Por cierto, que el título homenajea a la película de 1981, “True Confessions”, una adaptación de la novela policíaca de John Gregory Dunne.

Se trata de un libro que pretende ser una instantánea o radiografía de la Iglesia Católica en Estados Unidos, incluyendo también la perspectiva histórica, con entrevistas a obispos, sacerdotes, laicos, donantes y demás personal.

Uno de los problemas del libro es que, en la parte de los obispos, no se dan los nombres de quienes responden, ni se incluyen íntegramente las preguntas que se les hizo. Por cierto, que los obispos norteamericanos celebran la próxima semana su asamblea de primavera. Movidita será, entiendo.

No voy a reproducir lo que he podido leer de las declaraciones de los obispos en el libro respecto a los efectos del pontificado, la percepción que el Papa tiene de la Iglesia en los Estados Unidos, sobre el gobierno en la iglesia, etc… Los temas de siempre, es decir, de los últimos tiempos.

Doy gracias a Dios por el hecho de que la Iglesia en España no es la Iglesia en Estados Unidos. No hace mucho le escuché a un cardenal de la Iglesia, con amplia relación personal con el Papa Francisco, decir que el principal problema del Papa está en los Estados Unidos.

En España no diría yo que sería imposible, sí improbable y si me apuran inconcebible, que un grupo de obispos hicieran declaraciones en un libro de forma anónima. El anonimato deslegitima de partida cualquier afirmación y propuesta. Bien lo sabemos en los medios.

En el trasfondo subyace una dinámica, la de la dialéctica entre contrarios, muy querida por los medios, dado que en la naturaleza de la comprensión de la realidad por parte de los medios está siempre el conflicto.

La Iglesia es comunión, no sesgo. Determinadas dinámicas históricas están influyendo en la Iglesia, como parte de un proceso de mundanización, y esto tiene sus efectos.

Otra cuestión es la de la opinión pública en la Iglesia. Que haya actores de esa opinión que limiten, incluso perviertan, su capacidad de interlocución con estrategias como el anonimato, no implica que haya que restringir el espacio de esa opinión pública, que debe seguir unos criterios de eclesialidad y no sólo las leyes de lo social mediático. Máxime en el tiempo de las redes sociales.

Tampoco contribuyen a calmar las aguas los discursos que proclaman el pluralismo y luego restringen y limitan de hecho ese pluralismo.

Como dice el cardenal Bustillo en el libro que reseño hoy en estas páginas, y que recomiendo vivamente a obispos y sacerdotes y religiosos, “lo que falta no son argumentos sino caridad”.

 

 

José Francisco Serrano Oceja