DE LIBROS

 

Cómo entender la pobreza y cómo luchar contra la pobreza

 

El sacerdote Cristian Mendoza presenta una propuesta actual en torno a la pobreza y el bien común

 

 

 

José Francisco Serrano Oceja | 15/07/24


 

 

 

  1. Falta de bienes humanos
  2. Bien común integral de la persona
  3. Reflexión sobre la naturaleza relacional de la persona
  4. Qué más podemos hacer
  5. Diálogo con los pensadores

 

 

 


Cristian Mendoza.

 

 

 

La erradicación de la pobreza supone uno de los mayores retos de nuestro tiempo. La pobreza nos produce repulsa. Consideramos que todos los seres humanos tienen una dignidad inalienable y que vivir en una situación de miseria es un ataque a esa dignidad. La existencia de personas necesitadas en condiciones de profunda desigualdad supone un atentado contra la idea natural que los hombres tenemos de justicia.

 

Falta de bienes humanos

No es fácil escribir sobre la pobreza desde el punto de vista técnico económico, ni social. Sobre todo porque en esta materia es fácil que se te cuelen algunas ideas procedentes de las ideologías entendidas como marcos de comprensión global.

Una definición básica de pobreza sería la siguiente: “Es la falta de bienes humanos necesarios para le desarrollo de la persona”.

En un estudio lo más completo posible de la pobreza tendríamos que hablar de tres factores: la pobreza de índole material, la pobreza racional-educativa-cultural y la pobreza espiritual.

 

Bien común integral de la persona

Cristian Mendoza es profesor de Doctrina Social de la Iglesia en la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, en Roma. Es profesor visitante en IPADE Business School de Méjico. Entiendo que es sacerdote, aunque esto no se dice en la breve reseña biográfica del autor que aparece en el libro. Y lo entiendo por el tipo de ejemplos y la forma de reflexión que ofrece.

Como digo que no es fácil escribir ni hablar sobre la pobreza, también destaco que, en este libro, el profesor Mendoza hace una propuesta muy acertada de esta cuestión en el contexto de una reflexión más amplia sobre el bien común integral de la persona. Sobre todo porque, sin forzar al realidad de los datos de hecho, no cae en reduccionismos, ni en limitaciones, principalmente antropológicas a la hora de abordar este fenómeno global.

Vayamos a los datos. Según el Banco Mundial, se es pobre si tu capacidad económica es menor de dos euros al día, lo que significa que hay setecientos millones de personas por debajo del umbral aceptable. La pandemia ha lanzado a la pobreza extrema a más de ciento cincuenta millones de personas en el mundo. Ese sueño de una continua línea de desarrollo parece cuestionado.

En nuestros días, más de trescientos millones de personas sufren depresión y unos doscientos cincuenta millones tienen crisis de ansiedad. No debemos olvidar que la pobreza es un concepto genérico, lo que existen son las personas pobres.

 

Reflexión sobre la naturaleza relacional de la persona

Escribir sobre la pobreza, como carencia, significa escribir sobre la riqueza y también sobre el desarrollo, entendido no sólo como acumulación material. Si se hace con sabiduría humanista y espiritual, se perciben lecciones claras, como la que el rabino Sacks nos deja cuando afirma que la vida humana no es nunca un yo lleno de éxitos sino “un nosotros en apoyo mutuo”. Por lo tanto aquí se plantea una adecuada reflexión sobre la naturaleza relacional, social, de la persona.

El libro, con un indiscutible originalidad, se estructura a partir de cada una de las afirmaciones de un proverbio del sur de la India, que se ha transmitido en sánscrito de generación en generación. Por lo tanto anterior al cristianismo.

Dice así: “Si trabajas, no hay pobreza. Si rezas, no hay pecado. Si permaneces en silencio, no hay guerra. Si eres cuidadoso, no tendrás miedo”.

 

Qué más podemos hacer

¿Qué es la pobreza? ¿Qué implica ser pobre? ¿Es un problema que se puede resolver o sólo mitigar sus efectos? ¿Qué se puede hacer para que millones de personas puedan llevar una vida más digna? ¿Qué estamos haciendo desde el mundo desarrollado para ayudar a otros países a crear riqueza? ¿Qué más podemos hacer o qué podemos hacer mejor? ¿Qué papel debe desempeñar la Iglesia y los cristianos en este proceso? ¿Estamos siendo efectivos en la lucha contra la pobreza o hemos adoptado un enfoque erróneo? ¿Tenemos los católicos una forma propia de abordar la cuestión de la pobreza?

Todos estos son interrogantes de gran calado que están presentes en el libro, sobre los que debemos meditar si de verdad pretendemos caminar hacia el gran objetivo de construir un mundo sin pobreza.

La pobreza y, lo que es más importante, los pobres son, en ocasiones, reducidos a meros estereotipos y sometidos a definiciones genéricas que parecen no tener en cuenta que cada persona, contexto y situación son diferentes, además de no abarcar las distintas facetas del fenómeno de la pobreza. ¿Es la pobreza un problema estrictamente económico? ¿Quizás es un problema social? ¿O puede que la pobreza sea un fenómeno de implicaciones económicas, pero también sociales, políticas, culturales y hasta psicológicas?

 

Diálogo con los pensadores

Las visiones simples o simplistas provocan soluciones simples o simplistas, por lo que tener clara la idea de pobreza y sus distintas y complejas facetas es el punto de partida básico para poder ahondar en el fenómeno.

Hay que agradecer al autor que no sólo dialogue con Marx, sino que lo haga también con los pensadores que han sentado una concepción de lo social en la modernidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Cristian Mendoza,
En busca de lo indispensable.
Rialp, 2024.