Vaticano

 

Los empleados laicos del Vaticano preguntan con qué criterios quieren recortar las pensiones

 

El Papa escribe una carta anunciando que el sistema actual genera un déficit y nombra al cardenal Kevin Farrell administrador único del Fondo de Pensiones

 

 

 

22/11/24 | M. S.


 

 

 

  1. No se pueden garantizar las pensiones
  2. Cardenal Kevin J. Farrell
  3. Decisiones no fáciles
  4. Reacción de los empleados laicos del Vaticano
  5. Carta de la ADLV
  6. Las cuentas son publicas
  7. Asesoramiento y promociones ¿con qué criterios?
  8. Escuchar a los empleados del Vaticano

 

 

 


Cardenal Kevin J. Farrell,
prefecto del Dicasterio Laicos, familia y vida.

 

 

 

El Papa Francisco ha enviado una carta a cardenales, prefectos y responsables de instituciones de la Curia y entidades vinculadas a la Santa Sede en la que ha advertido sobre la insostenibilidad del sistema de pensiones si no se toman medidas urgentes.

 

No se pueden garantizar las pensiones

Por el momento, escribe el Papa, no se puede garantizar "el cumplimiento de la obligación de las pensiones para las generaciones futuras", por lo que "se necesita sensibilidad y voluntad de sacrificio por parte de todos".

El Santo Padre ha explicado en la carta que se han realizado diversos estudios de los que se deriva que la actual gestión de las pensiones, teniendo en cuenta los activos disponibles, genera un importante déficit. […] La cifra indica un grave desequilibro, cuya magnitud tiende a aumentar con el tiempo en ausencia de intervención. El sistema actual no es capaz de garantizar a medio plazo el cumplimiento de la obligación de pensiones para las generaciones futuras".

 

Cardenal Kevin J. Farrell

Para resolver esta situación, el Papa ha nombrado al norteamericano cardenal Kevin J. Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, administrador único del fondo de pensiones del Vaticano.

"Todos somos plenamente conscientes de que para lograr la sostenibilidad del fondo de pensiones son necesarias medidas estructurales urgentes e inaplazables", ha dicho Francisco en la misiva.

En la carta, el pontífice pide una mejor gestión de esta estructura desde su creación, objeto de la «preocupación» (así se llamaba el Motu Proprio que la instituyó en 1992) de los anteriores Pontífices y centro de la reforma económica. Lo escrito por el Papa Bergoglio en la citada carta de septiembre fue uno de los temas principales de las Congregaciones Generales previas al Cónclave.

 

Decisiones no fáciles

En el documento, Francisco recuerda que el periodo actual está marcado por "problemas graves y complejos que corren el riesgo de agravarse si no se afrontan a tiempo". Se necesitan, por tanto, medidas urgentes que implican "decisiones no fáciles que requerirán una particular sensibilidad, generosidad y voluntad de sacrificio por parte de todos".

 

Reacción de los empleados laicos del Vaticano

Ante estas medidas, la reacción de la Asociación de Empleados Laicos del Vaticano (ADLV) no se ha hecho esperar. La ADLV fue fundada hace 40 años. Las autoridades de la Santa Sede reconocieron formalmente a la ADLV en 1993 como organismo representativo de los trabajadores.

En un post publicado en su web titulado "Pensiones en el Vaticano, ¿con qué criterios quieren recortarlas?" se lamentan de que "la gran mayoría de los empleados del Vaticano ya se han apretado el cinturón" y piden que los datos sean públicos y que las cuentas "deberían ser accesibles a todos".

Además, denuncian que "si ahora queremos intervenir en las pensiones, ¿qué resultados ha tenido la reforma financiera iniciada hace cuatro años? ¿Qué resultados ha obtenido el personal contratado ad hoc, a menudo con salarios respetables?"

 

Carta de la ADLV

Por su interés, reproducimos íntegramente la carta de la Asociación de Empleados Laicos del Vaticano.

Intuíamos que tarde o temprano se tomarían medidas en materia de pensiones, y hoy hemos recibido la confirmación de que "medidas estructurales urgentes" están en camino. Está claro que hay alguien que ha propuesto al Papa una intervención de este tipo, dado que el Pontífice ciertamente no puede conocer por sí solo los detalles de las cuentas del Fondo de Pensiones.

 

Las cuentas son publicas

A quienes sugirieron esta maniobra les decimos que ni siquiera tenemos conocimiento del presupuesto del Fondo. Los datos no son públicos. Sin embargo, cuando contribuimos a la gestión financiera o de pensiones, dado que pagamos con nuestras contribuciones, las cuentas deberían ser accesibles para todos. En el Vaticano, sin embargo, estos aspectos benefician a unos pocos, mientras que deberíamos entender cómo se administran las deducciones de nómina de los empleados. Las pensiones son también y sobre todo una garantía para las generaciones futuras, en cuestión de equidad y justicia, que tienen derecho a un futuro digno gracias a una pensión adecuada. ¿Quién certifica los pasivos?

La gran mayoría de los empleados del Vaticano ya se han apretado el cinturón. El recorte de un período de dos años tendrá un fuerte efecto para muchos: incluso 20.000 euros al final de su carrera. Los salarios no estaban indexados al costo de vida, mientras que el aumento de los alquileres de las propiedades del Vaticano estaba vinculado a la inflación.

 

Asesoramiento y promociones ¿con qué criterios?

Mientras tanto, en el Vaticano han florecido las asesorías y los ascensos se han concedido sin ningún tipo de concurso público.

Si ahora queremos intervenir en las pensiones, ¿qué resultados ha tenido la reforma financiera iniciada hace cuatro años? ¿Qué resultados ha obtenido el personal contratado ad hoc, a menudo con salarios respetables?

 

Escuchar a los empleados del Vaticano

¿Ha pensado la Secretaría de Economía en una reforma estructural que aumente los ingresos de la Santa Sede o en recortes que no afecten sólo al personal, cuyos salarios se reducen al mínimo? ¿Ha tenido en cuenta la particular atención que el Papa siempre pone a las familias y sus necesidades? Los empleados, agotados por los recortes y, sobre todo, por la falta de respuesta a su legítima petición de ser oídos, también a través de la Adlv, creen haber contribuido ya, en la medida de sus posibilidades, a cubrir el déficit y permanecen atentos a posibles disposiciones futuras. Esperamos que pronto se reciba el Adlv para hablar de todos estos temas.