Tribunas
28/11/2024
No sé qué pasa en Sevilla
José Francisco Serrano Oceja
José Ángel Saiz Meneses y José Luis Restán
en EncuentroSevilla2024.
El pasado fin de semana se celebró, organizado por Comunión y Liberación, el EncuentroSevilla 2024, una réplica del EncuentroMadrid, que a su vez lo es del Meeting de Rímini.
Encuentros que sirven para tomar el puso a la propuesta cristiana. También para otear las tendencias culturales de fondo y forma.
El método sobre el que se articulan estos actos es el diálogo. Un diálogo que no se queda en la superficie, que pretende ir al fondo de las cuestiones.
Si el método es el diálogo, el presupuesto es el realismo de una comprensión de la verdad que emerge de la vida, que no se fabrica, ni se impone como una interpolación ideológica o cultural.
De hecho creo que uno de los déficits del catolicismo en España es el diálogo. Se da la paradoja de que el modelo sinodal, las nuevas corrientes eclesiales, incluso romanas, apuntan hacia la revalorización de la escucha aún cuando parece que estemos en el monólogo permanente.
El diálogo sincero siempre es cooperativo en la necesidad de llegar a un acuerdo no como ejercicio de un voluntarismo sentiente o de una imposición encubierta, algo propio de ambientes clericales.
Lo que más me llamó la atención en esta edición fue la conversación sincera mantenida por el arzobispo, monseñor José Ángel Saiz Meneses, y el presidente del Grupo Ábside Media, y periodista siempre, José Luis Restán.
El diálogo versaba sobre la esperanza, que era por cierto el leit motiv del Encuentro. El tema de nuestros días y no sólo porque el Papa lo haya señalado para el Jubileo. Una cuestión que nos permite releer la “Spe salvi” de Benedicto XVI en clave profética.
Se ve que don José Ángel le ha cogido el pulso a Sevilla, que no es lo mismo que Sevilla le coja el pulso a don José Ángel. Ahora vive en una etapa, digamos, dulce, en la que se van acumulando actividades de referencia que colocan a esa Iglesia en el protagonismo público.
Una de ellas es el Congreso Internacional de Hermandades y Cofradías, cuestión no menor, sobre la que habría mucho que reflexionar, -esperemos se haga allí-, también desde lo que significa esa religiosidad como expresión de una forma de entender la fe y su vivencia estético-emotiva en el contexto de una secularización de baja intensidad.
Me llamó la atención, por una parte, las continuas referencias que hacía el arzobispo a su vida personal, en particular a su época de estudiante de psicología en la Universidad.
Y también algunas de sus afirmaciones. Una de ellas en la que venía a decir que la calle, que ha sido patrimonio de determinados movimientos sociales y políticos, en Sevilla es de las Cofradías. El contexto estaba referido al análisis de la respuesta eclesial a los procesos de secularización. Ojalá que este diagnóstico no sea sólo una forma de espejismo en un momento de cambio social y eclesial.
En el discurso de cierre del EncuentroSevilla 2024, Manuel Valdivia, responsable de esas Jornadas, recordó, así, para comenzar, que “Antonio Gala decía que la vida, más que extensa, tiene que ser intensa”. Curiosa apreciación.
Y añadió que “ante todo lo vivido aquí, cabe preguntarnos ¿y ahora qué? Este encuentro es un camino que continúa, que sigue más allá de estas paredes, más allá de este lugar. Porque el Cristo que buscamos no se limita a un momento nostálgico. Él está presente, es el principio de todo lo que somos, y nos llama a ser testigos de esa esperanza.
En estos días, he recordado algo que Jesús nos decía: “No tengas miedo”. Es la frase más repetida de la Biblia, y es el mensaje central de Cristo. No tener miedo es la raíz de la esperanza, porque quien no teme, sabe esperar”.
José Francisco Serrano Oceja