Opinión

Empezar por la propia casa

 

 

Daniel Tirapu


Familia.

 

 

 

 

 

Se habla mucho de símbolos religiosos, me parece bien, de respeto a los cristianos y a todos, de estabilidad matrimonial, de igualdad por ley, conculcando el principio de libertad, de muertes dignas, de autonomía del propio cuerpo, de libre desarrollo de la personalidad y de multitud de derechos intangibles y corporativos de los grupos más variados.

Pues bien estoy harto de políticas públicas obligatorias de prohibir y recaudar; de pecados laicos que no se confiesan sino que se multan, de generar problemas donde no los hay y luego aprestarse a resolverlos. En Polonia, en Rusia, en Croacia, con un régimen inaceptable de falta de libertad en nombre del pueblo, de la dictadura del proletariado, en la consumista USA o Canadá, el remedio de los remedios es el espacio privado y la propia libertad; las buenas costumbres y la educación más íntima que es la de cada uno en su casa, el boca a boca, las buenas amistades.

Cuando en familia se reza, cuando se tiene claro que televisión se ve o no se ve, o qué programas; el ejemplo de los padres y abuelos, el cuidado de los hermanos y poner a Dios y a su Madre, no hay quien pueda con la Fe y con el Padre por excelencia, que es Dios. ¿Se bendice la mesa en tu casa?, ¿se reza el rosario, sin obligar, hay una Biblia, un par de catecismos? ¿Nos unimos en la oración cuando hay problemas o sin problemas? ¿se visitan a enfermos y pobres, se habla de la vida y de la muerte?.

Pues eso menos papá Estado, o que alguien haga algo y empecemos por nosotros mismos. Lo malo es que nos quieren organizar también la conciencia, lo correcto, lo de moda, y hurgar en el espacio sagrado de la conciencia. No te quejes, empieza en tu casa y por los más cercanos; y el mundo cambiará.

 

 

Daniel Tirapu
dtirapu@ujaen.es