Cáritas Santander | Noticia • 20/01/2025
«La intención es frenar la transmisión intergeneracional de la pobreza»
Cáritas Diocesana de Santander pone en marcha un nuevo Proyecto de Infancia
El Barrio Pesquero acoge el nuevo proyecto de infancia de Cáritas Diocesana de Santander (CDS). Una iniciativa que surge apoyada en el tejido voluntario de la entidad y con el propósito de extenderse por distintos puntos de la región. “La intención es frenar la transmisión intergeneracional de la pobreza; que los menores no hereden las dificultades que tienen sus padres y, para conseguirlo, es fundamental atender las necesidades educativas de esos niños y niñas, pero sin olvidar otros aspectos como la integración social”, explica Jesús Balbás, psicólogo, trabajador de CDS y coordinador del proyecto.
La iniciativa se pone en marcha gracias a un equipo de 8 personas voluntarias con edades y perfiles muy diferentes. Desde una profesora jubilada hasta una estudiante de medicina. El grupo ha recibido una formación específica para atender, las tardes de los martes y los jueves, a un grupo de escolares de primaria, casi todos procedentes del colegio Miguel Bravo, ubicado en el Barrio Pesquero. Se ofrecerá apoyo escolar, pero también actividades de ocio que incluyen talleres, juegos y deporte.
LOS PILARES DEL PROYECTO
El voluntariado, el trabajo con los niños y niñas, el acompañamiento a las familias, y la comunidad son los cuatro pilares en los que se sustenta esta nueva etapa del proyecto de infancia. Así, desde este primer punto de atención, ubicado en un local junto a la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen y el colegio Miguel Bravo del Barrio Pesquero se trabajará con niños y niñas de educación primaria para ir trazando, de la mano de las personas voluntarias de Cáritas, otras estrategias de apoyo que incluyan a todo el entorno familiar de los menores acompañados.
De forma previa, desde CDS se han mantenido reuniones con los Servicios Sociales, los equipos parroquiales y el colegio de la zona para divulgar la puesta en marcha de esta iniciativa que nace con la intención de ampliar tanto sus actividades como su implantación, extendiéndose por otros puntos de Cantabria. “Esto no es más que el germen, el inicio. Comenzamos con este grupo de niños y niñas que estudian primaria y trabajaremos también con sus familias. Identificaremos sus necesidades de tipo relacional y, si se detecta sufrimiento emocional, ofreceremos atención psicoterapéutica. También reforzaremos de forma profesional los procesos de crianza en positivo para resolver, por ejemplo, conflictos familiares o dificultades en la gestión del uso de pantallas y ayudaremos a establecer límites y normas que contribuyan a mejorar la convivencia. Estas suelen ser algunas de las situaciones más frecuentes que encontramos”, explica Balbás.