Vaticano
El Papa reitera que es importante garantizar la gratuidad de los procesos de nulidad matrimonial
En la inauguración del Año Judicial del Tribunal de la Rota Romana instó a los obispos a informar bien a los fieles: "Es triste saber que los fieles desconocen la existencia de esta vía"
01/02/25
- Décimo aniversario de dos "Motu Proprio"
- Qué los fieles conozcan los procesos de nulidad
- Claridad sobre su situación matrimonial
- Agilizar los procesos
Inauguración del Año Judicial del Tribunal de la Rota Romana
(VATICAN MEDIA Divisione Foto)
El Papa Francisco inauguró ayer el Año Judicial del Tribunal de la Rota Romana en el Vaticano, el único compromiso de Francisco del viernes 31 de enero. En esta ocasión y con motivo de la inauguración del 96º Año Judicial del Tribunal de la Rota Romana, el Santo Padre se ha centrado en los procesos de nulidad del matrimonios.
Décimo aniversario de dos "Motu Proprio"
"Este año se cumple el décimo aniversario de los dos Motu Proprio Mitis Iudex Dominus Iesus y Mitis et Misericors Iesus, con los que reformé el proceso para la declaración de nulidad del matrimonio. Me parece oportuno aprovechar esta tradicional ocasión de reunirme con ustedes para recordar el espíritu que impregnó aquella reforma, que ustedes aplicaron con competencia y diligencia en beneficio de todos los fieles", ha dicho el Papa en su discurso (se puede leer aquí).
Una de las intenciones de esta reforma era hacer los procesos más accesibles y ágiles, con la figura del obispo diocesano en el centro. El obispo diocesano es el responsable de administrar justicia en la diócesis, constituyendo el tribunal.
Qué los fieles conozcan los procesos de nulidad
Por ello, el Pontífice pidió que la actividad de los tribunales se incluya en la pastoral diocesana, encargando a los obispos que se aseguren de que los fieles conocen la existencia del proceso como posible remedio a la situación de necesidad en la que se encuentran.
"A veces es triste saber que los fieles desconocen la existencia de esta vía", dijo Francisco, añadiendo que es importante garantizar la gratuidad del procedimiento para que la Iglesia manifieste el amor gratuito de Cristo.
Claridad sobre su situación matrimonial
En el centro de la reforma, continuó el Papa, está la preocupación por la salvación de las almas, que debe guiar su aplicación. "Nos sentimos interpelados por el dolor y la esperanza de muchos fieles que buscan claridad sobre la verdad de su condición personal y, en consecuencia, sobre la posibilidad de participar plenamente en la vida sacramental".
Para quienes han vivido una experiencia matrimonial infeliz, la verificación de la validez o no del matrimonio representa una posibilidad importante. Al garantizar el derecho de defensa y la presunción de validez matrimonial, la finalidad del proceso no es complicar innecesariamente la vida de los fieles, ni mucho menos exacerbar el conflicto, sino prestar un servicio a la verdad.
Agilizar los procesos
La intención, por tanto, no es favorecer la nulidad de los matrimonios, sino agilizar el proceso. Por este motivo, se ha suprimido la necesidad de una doble sentencia. Con estos cambios, se pide a quienes trabajan en este campo que sean especialmente prudentes en la aplicación de las normas, con sentido de «veneración » por la realidad conyugal y matrimonial, recordando que la familia es el reflejo vivo de la comunión de amor que es Dios Uno y Trino.
Por último, el Papa recordó que los esposos unidos en matrimonio han recibido el don de la indisolubilidad, que no es una meta que deban alcanzar con su propio esfuerzo ni un límite a su libertad, sino una promesa de Dios. Y concluyó:
«Queridas hermanas, queridos hermanos, la Iglesia les confía una tarea de gran responsabilidad, pero aún más de gran belleza: ayudar a purificar y restaurar las relaciones interpersonales. El contexto jubilar en el que nos encontramos llena esta tarea de esperanza, una esperanza que no defrauda. Invoco sobre todos ustedes, peregrinos de la esperanza, la gracia de una conversión gozosa y la luz para acompañar a los fieles hacia Cristo, que es el Juez manso y misericordioso».