Tribunas

Menos iPad y más familia

 

Alberto García Chavida


Niños jugando a videojuegos.

 

 

 

 

 

 

En los últimos años, el protagonista de la educación ha sido, al menos eso se ha dicho, el alumno. La educación centrada en el alumno aboga por que el proceso de enseñanza se guíe por los intereses, la base de conocimientos previa y el perfil sociocultural propio de cada estudiante.

El papel del profesor debe ser, por tanto, el de un asistente o facilitador, pero nunca el de protagonista o el guardián del conocimiento.

Y en esa misma línea de facilitar las cosas, para que sea el alumno el que tenga acceso directo a todo lo que le inquieta, el papel del profesor se ha visto relegado a acompañar, a ser como un colega más que posibilita que el niño se abra al mundo e investigue por su cuenta. Quizás no sepa investigar, ni escribir, ni a duras penas leer, pero ya aprenderá él solito con el uso de las nuevas tecnologías.

En esas estamos, cuando la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (IDA, para abreviar) anuncia que a partir del próximo curso prohibirá el uso individual de las tablets en las aulas. Sólo permitirá en Infantil y Primaria su utilización compartida y supervisada, con un máximo de hasta dos horas semanales, dando marcha atrás a los colegios que hayan sustituido los libros de texto en papel por versiones digitales en los dispositivos electrónicos.

Por un lado, elimina el uso individual en clase. Por otro lado, en caso de que el centro tenga tablets y ordenadores para usos puntuales en grupo, los dispositivos tendrán que quedarse en el centro y no podrán llevarse a casa. “Tampoco se podrán mandar deberes que los escolares tengan que completar en sus casas con ordenadores o tablets”. Es decir, no habrá pantallas en las casas en horario extraescolar con la excusa del colegio.

El decreto restrictivo que maneja IDA, ha levantado ampollas en algún sector de la comunidad educativa (representantes de algunos colegios concertados), que piensan que IDA vulnera el derecho a desarrollar un proyecto educativo propio.

Dar marcha atrás a las escuelas que hayan sustituido los libros de texto en papel por versiones digitales no va a gustar a todos. Mi opinión personal es que es algo que se veía venir, no es la primera vez que se han alzado voces de padres contra los libros digitales. Aunque es cierto que ha sorprendido la radicalidad de la medida, pero por algo se empieza.

Me da la impresión que muchos profesores no verán con malos ojos esta medida, que puede contribuir a conciliar la vida familiar con la educación sana de los hijos.