Tribunas
21/04/2025
Cautivados por la Palabra y otras experiencias pascuales
José Francisco Serrano Oceja
No hace mucho, buceando por YouTube, me topé con un canal titulado “Cautivados por la Palabra”. Buscaba vídeos sobre los Hechos de los Apóstoles y allí había una serie de ellos que me llamaron la atención.
Se trataba de un sacerdote, que evidentemente es profesor de Sagrada Escritura, y que, con cierta experiencia en el uso del vídeo, ofrecía una lectura sapiencial, también histórica y hermenéutica, destacable.
A partir de ahí comencé a ver la serie de vídeos que tiene colgados, como si su proyecto fuera explicar toda la Escritura, el AT y el NT.
Esta semana pasada, con un poco más de tiempo de lo habitual, me he metido a fondo a escuchar, muchas veces mientras paseaba a primera hora por la playa en medio de la lluvia, la serie de vídeos relacionados con la Semana Santa, el Triduo Pascual, y algún otro.
Tengo que confesar que hacía tiempo que no disfrutaba tanto escuchando una lectura de los Evangelios que muy fácilmente me servía de oración.
Ya puestos, he indagado un poco sobre el sacerdote que hace este canal y he encontrado que tiene una página web en la que dice de sí que se llama Manuel Pérez Tendero, que es sacerdote diocesano de la Diócesis de Ciudad Real, eso, por cierto, se nota mucho en los vídeos hasta en el acento. Un nombre para mí hasta ahora desconocido.
También dice que estudió Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma y en la École Biblique et Archéologique de Jerusalén y que es profesor de Sagrada Escritura en el Seminario Diocesano de Ciudad Real y en el Instituto de Teología Betato Narciso Estenaga.
Detrás de los vídeos se nota mucho trabajo. Es decir, estudio, adaptación del conocimiento escriturístico y teológico al formato. En algunas ocasiones me ha dado la impresión que estaba en las clase de Sagrada Escritura de la Facultad, pero eso es inevitable. A los curas que son profesores de teología se les nota mucho incluso en las homilías.
Me sorprende también que en un ámbito teológico en el que uno se puede deslizar fácilmente, el autor de este canal mantenga un equilibrio notable, con una también loable capacidad para mantener la atención del oyente o vidente. Un equilibrio respecto a los referentes históricos-críticos, por tanto, hermenéuticos, con una referencia constante al Magisterio de la Iglesia y de la teología dignos de poner en valor.
Esta experiencia de convertirme en alumno oyente del profesor Tendero me vino después de la perplejidad que me produjo la asistencia, en mi ciudad, en una histórica iglesia encomendada a una orden religiosa, a la misa del domingo de Ramos, con una homilía en la que lo que mejor puedo destacar es que el sacerdote calificara, con un tono descriptible de desprecio, de “carnicera” la película de Mel Gibson. ¿Es todo lo que se puede decir de esa película? ¿Es así? Del resto de las afirmaciones que el buen religioso hizo en su parlamento, prefiero no escribir.
Al margen de que, la verdad, tengo dudas sobre la acreditación como crítico cinematográfico del sacerdote, por cierto, ya mayorcito, lo que oí me dejó con mal cuerpo.
No voy a decir que me escandalizara, porque no me escandalizo por casi nada. Pero sí me encontré con una predicación con un sustrato teológico-pastoral que hacía tiempo no frecuentaba.
Esto se debe a que, gracias a Dios, en Madrid, la oferta de iglesias es mucha, y cada uno se ha construido unos patrones de rutina. Pero cuando uno vuelve a su ciudad natal, las habas son contadas.
Por cierto que para comprobar si era así, el viernes, los que estábamos en casa, nos metimos a ver la película de Mel Gibson gracias a que Netflix la ha introducido en su oferta.
Necesitaba como el comer meterme en los Evangelios de la Semana Santa desde una adecuada exégesis, con el problema de que, exceptuado un par de tomos del Comentario Bíblico San Jerónimo, mi biblioteca de esta temática está en Madrid.
Por eso me ha resultado especialmente gratificante el encuentro con el canal “Cautivados por la Palabra”. Una de mis experiencias pascuales de estos días que les recomiendo.
José Francisco Serrano Oceja