Opinión

El Papa de los barrenderos

 

 

Pedro María Reyes


Papa Francisco.

 

 

 

 

 

Esta mañana cuando iba a celebrar Misa por la calle, me encontré con un barrendero al que conozco desde hace años. Nos solemos saludar y en los días señalados, nos intercambiamos la felicitación: feliz Navidad o felices Pascuas.

Pero esta vez, en cuanto vio que me acercaba, interrumpió su trabajo para acercarse, y cuando estuvo al lado, me dijo: Padre, le doy el pésame por la muerte de Francisco. Yo le respondí agradeciéndoselo y recordándole que el Papa es el padre común de todos los católicos y que todos estamos de luto. Y me añadió que conoció al Papa.

Me dijo que cuando pasa por la cercana iglesia de San Martín de Porres, que forma parte de sus recorridos mientras trabaja, suele entrar a saludar al Señor y se queda a rezar un rato. Una de esas veces conoció al Papa, cuando era el arzobispo de Buenos Aires, que estaba ahí porque había ido a algún acto, y lo saludó y estuvieron hablando unos minutos. Eso a mi amigo barrendero le marcó.

Es frecuente en esta ciudad encontrarte con personas que te cuentan anécdotas parecidas. Son bastantes los que lo han conocido. Muchos se lo han encontrado casualmente en el colectivo (el autobús de línea urbano) o el subte y lo han saludado, pues solía ir a todas partes en medios públicos. Cuando tenía que ir a una parroquia el párroco, por deferencia, le ofrecía buscarle y llevarle a la vuelta, pero casi siempre la respuesta era que iba por sus medios. No es difícil que alguno me diga que el Papa, desde el Vaticano, lo haya llamado por algún motivo: esto me lo han contado sacerdotes y laicos.

Desde que falleció, se han hecho muchos análisis de su obra y varios teólogos han publicado estudios sobre su rico magisterio. Pero pienso que el mejor recuerdo que nos dejó el Papa Francisco es la cercanía: muchos se sentían cercanos al Papa. Y sobre todo, él hacía el esfuerzo de hacerse cercano. Seguramente esto le suponía un esfuerzo, pero era consciente de que él, como pastor, debía estar cerca de las ovejas que le habían sido confiadas.

Para mí, como sacerdote, esa actitud es un modelo. Quizá un académico me contradiga, pero pienso que la cercanía del Papa Francisco es el mejor legado que nos ha dejado.

 

 

Pedro María Reyes