Tribunas
28/04/2025
El balance disruptivo del obispo Barron sobre el pontificado
José Francisco Serrano Oceja
El obispo Robert Barron, de la diócesis de Winona-Rochester
y fundador del movimiento Word on fire.
Me ha puesto sobre la pista un buen amigo. De entre los muchos textos de síntesis, balance, conclusión, cierre categorial, que diría Gustavo Bueno, del pontificado del Papa Francisco, me dijo, no te pierdas el del obispo Robert Barron.
Tampoco me olvido del hecho de que ha llegado el tiempo de que cada uno escriba lo que piensa que debe escribir. Y también que estamos empezando a escuchar y a leer afirmaciones que no eran frecuentes.
El obispo Robert Barron no es un obispo cualquiera. Titular de la diócesis de Winona-Rochester, fue auxiliar de Los Ángeles y es el fundador de uno de los movimientos apostólicos con más éxito en los Estados Unidos, Word on fire. Aunque no ha conseguido llegar aún al mundo hispano, pese a que lo han intentado. Por cierto que si no mal recuerdo fue miembro designado por el Papa para el Sínodo de la sinodalidad.
En un largo texto publicado en la web de la revista https://firstthings.com/francis-in-full/ desentraña lo que ha significado el pontificado del Papa Francisco.
Hace monseñor Barron una detallada descripción de lo que podían ser las contradicciones que han pesado sobre el pontificado del Papa Francisco. Contradicciones no del Papa, sino de los entornos interpretativos y de las imágenes que se han creado de estos intensos años del “Papa de las sorpresas”, como se le calificó al inicio.
Me gusta recordar estos días lo que escribiera el cardenal Scola a propósito de lo que supuso la elección de Francisco: “un benéfico puñetazo que el Espíritu Santo nos ha dado para despertarnos”.
La pedagogía del Papa Francisco ha sido la de enseñarnos a aprender a leer de nuevo la fe cristiana en la historia, ante las deformaciones de la propia dinámica histórica y ante la crítica moderna de la religión. Leer de nuevo el cristianismo para tomarnos en serio a Cristo, su Evangelio. No hablar de Dios en clave impersonal sino en clave interpersonal.
A medida que Barron avanza en su análisis la cosa se va poniendo interesante, sobre todo cuando se adentra en los caminos de lo que no hizo el Papa Francisco. Lo que no hizo y no pocos pensaban que iba a hacer o le demandaban que hiciera.
“Nadie duda -escribe Barron- de que el Papa Francisco estaba dotado retóricamente, no a la manera académica de Juan Pablo II o Benedicto XVI, sino a la manera de un párroco experto en la homilización popular”.
Hasta llegar a un punto en el que pone las cartas sobre la mesa. Sólo les reproduzco aquí la tesis inicial a modo de propuesta de conversación y debate.
Dice así monseñor Barron, refiriéndose al Papa Francisco:
“Para mí, indicaba una curiosa fijación y demonización de los más conservadores. Y lo que hizo que las cosas fueran aún más misteriosas es que Francisco tenía que haber sabido que la Iglesia está floreciendo precisamente entre sus miembros más conservadores. A medida que la famosa iglesia liberal de Alemania se marchita en la vid, la iglesia conservadora y orientada a lo sobrenatural de Nigeria está explotando en número. Y en Occidente, las partes animadas de la Iglesia son, sin duda, aquellas que abrazan una ortodoxia vibrante en lugar de aquellas que acomodan la cultura secularista. Muchas de las expresiones e historias del Papa eran realmente divertidas, pero sería difícil caracterizarlas como invitaciones al diálogo con interlocutores conservadores”.
José Francisco Serrano Oceja