Tribunas
29/05/2025
Un premio Nobel de literatura que reza el rosario
José Francisco Serrano Oceja
Jon Fosse, Nobel de Literatura 2023.
Se acaba de publicar en español la entrevista que el teólogo Eskil Skjeldal, por cierto, converso del luteranismo al catolicismo, le hizo a Jon Fosse, premio Nobel de Literatura. “Misterio y fe” se titula, ediciones Debate.
Una entrevista en la que se entra a fondo en cuestiones no sólo literarias, de pensamiento y artísticas. Probablemente es uno de los diálogos culturales más interesantes sobre la cuestión de Dios y de la Iglesia en estos momentos.
No soy un experto en la obra literaria de Jon Fosse. Leí su último libro editado en español cuando se le concedió el Nobel en 2023, a modo de cata, y su literatura metafísica me dejó bastante frío. Sin embargo esta conversación suya, a la que según dice accedió a regañadientes, me ha interpelado.
Saber de la trayectoria vital de un literato y pensador siempre trae algo nuevo. Conocer cuál es su proceso de conversión al catolicismo, su experiencia de fe, siempre aporta nuevas perspectivas y horizontes.
Leer que “me he acercado a la fe por medio de la depresión y la angustia, y hasta cierto punto por medio de una actitud autodestructiva que acabó en alcoholismo”, me merece respeto.
Analizar los argumentos que ofrece sobre la viabilidad del catolicismo en una geografía de secularización última e intensiva es alentador.
Desentrañar su interpretación de Heidegger, Wittgenstein, o Kafka, supone algo más que un juego de conceptos.
Saber de Georg Talk, a quien Fosse califica “el autor cristiano más crucial que conozco”, es un reto.
Confrontarse con sus críticas a la Iglesia, a determinadas propuestas morales, siempre alienta un diálogo de fondo con lo leído, quizá en la clave de la búsqueda de respuestas adecuadas.
Fosse no esconde sus heridas, ni tampoco la medicina que ha aplicado para sanar. Lo que más me ha llamado la atención es “esa sensibilidad hacia el misterio de Dios”, su relación con el misterio de Dios, con Jesucristo, con el rito, con la liturgia, con sus devociones.
Comunión de sentimientos. “La misa, escribe, da descanso al cuerpo y paz al alma, da sosiego. (…) Paul Claudel dice que la misa es “un drama sagrado” que supera todos los demás dramas. Escribe que, en comparación, incluso Sófocles resulta insípido. Y tiene razón: ninguna peripecia puede compararse con la consagración. Y ningún final con la comunión”.
Y sobre el rosario:
“Me he aficionado al rosario, una oración que me va bien. Rezo el rosario clásico, por lo general solo la primera media decena, pero a veces doy la vuelta entera y rezo las cinco decenas. El rosario se convirtió en seguida en mi oración. Intento rezar mañana, tarde y noche. (…) Lo que busco en el rezo es el sosiego, un respiro en el tiempo, en la vida. Además me santiguo, a todas horas, en realidad, sobre todo cuando estoy solo y siento que necesito apoyo, y eso y también me ayuda. Hay fuerza en el signo de la cruz”.
Jon Fosse,
MISTERIO Y FE.
Una conversación con el teólogo Eskil Skjeldal.
DEBATE, 2025.
José Francisco Serrano Oceja