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EncuentroMadrid 2025: El astrofísico Marco Bersanelli defiende que el orden del universo “nos reclama a lo eterno”

 

Otro de los ponentes ha sido el franciscano Paolo Benanti, asesor del Vaticano y experto de la ONU en ética tecnológica: “ChatGPT ha generado una confusión y unas expectativas que son muy peligrosas”

 

 

 

09/11/25


 

 

 

La XXII edición de EncuentroMadrid, celebrada del 7 al 9 de noviembre en el Mirador de Cuatro Vientos, ha reunido a científicos, pensadores, religiosos, periodistas y expertos internacionales bajo el lema “Ese encaje profundo de lo temporal en lo eterno”. El astrofísico italiano Marco Bersanelli y el franciscano Paolo Benanti han protagonizado los encuentros centrales de un evento que busca interrogar el corazón del cristianismo en diálogo con los retos culturales, tecnológicos y sociales de nuestro tiempo.

 

 

 

  1. El descubrimiento de la luz primordial del cosmos
  2. La belleza y el orden como camino hacia lo eterno
  3. El poder de la mirada
  4. La encarnación como hecho histórico que apela a la libertad
  5. Benanti: la IA y el riesgo de eliminar las fricciones de la vida
  6. “¿Por qué engancha tanto?”
  7. Eliminar límites conduce a “un aburrimiento supremo”

 

 

 


Marco Bersanelli con José Luis Restán
en EncuentroMadrid 2025.

 

 

 

“Ese encaje profundo de lo temporal en lo eterno” es el lema de EncuentroMadrid 2025, una cita de Charles Péguy que, según María Serrano, responsable de comunicación de EncuentroMadrid, pretende hacer reflexionar sobre “lo que está en el corazón del cristianismo y en los corazones de todas las personas”.

 

El descubrimiento de la luz primordial del cosmos

El encuentro principal de esta edición ha sido el protagonizado por Marco Bersanelli, astrofísico y profesor de la Universidad de Milán, en conversación con José Luis Restán, presidente de Ábside Media. Bajo el título “Lo cotidiano y la eternidad”, ambos han abordado un diálogo que ha querido explorar el lema de 2025: “El encaje profundo de lo temporal en lo eterno”.

En un salón de actos lleno, Bersanelli ha comenzado describiendo la dificultad contemporánea para mirar la realidad sin reducirla.

El científico recordó el descubrimiento de la luz primordial del cosmos, uno de los hitos científicos del siglo XX y en el que él mismo ha trabajado durante décadas. Fue un hallazgo sorprendente: los investigadores dirigieron sus instrumentos hacia un punto donde ―según todo lo conocido― no debía haber nada, y sin embargo encontraron la huella fósil del universo naciente. “Las leyes que valen hoy ya estaban presentes al inicio del universo”, afirmó.

 

La belleza y el orden como camino hacia lo eterno

En este reconocimiento de un orden subyacente —estable, inteligible y sorprendente— Bersanelli expresó una de sus convicciones más profundas: en la mutabilidad de los fenómenos, ese orden “nos reclama a lo eterno”. Y añadió que esta llamada se manifiesta “bajo la forma de la belleza, que provoca un estupor incompleto pero real y profundo”.

Sin embargo, pese al extraordinario avance tecnológico, la época actual parece marcada por una tristeza de fondo. Bersanelli no rehúye reconocer los beneficios de la ciencia, pero advierte del riesgo de convertirla en un instrumento de dominio absoluto. “Somos un punto invisible en una galaxia entre millones. Nuestro control sobre la naturaleza es nulo”, señaló. Para él, recuperar una relación amistosa con la realidad comienza por reconocer la propia dependencia: “No nos hemos creado a nosotros mismos; el universo no lo hemos hecho nosotros”.

 

El poder de la mirada

El diálogo se adentró también en la educación, la vida ordinaria y el modo en que la espiritualidad cristiana mira lo concreto. Recordando una reflexión de Fabrice Hadjadj en la edición de 2024, Restán planteó la importancia de una atención encarnada a lo real. Bersanelli coincidió plenamente: “Las personas que más me han querido han estado siempre atentas a mi vida material, a mis circunstancias concretas”.

Evocó entonces la figura de don Luigi Giussani, fundador de Comunión y Liberación, cuyo modo de mirar él sigue considerando decisivo: “Frente a su mirada uno se sentía el más importante del universo. Te hacía percibir que eras tú, hasta el fondo, y a la vez estaba atento al drama de cada momento”.

 

La encarnación como hecho histórico que apela a la libertad

Preguntado sobre cómo comunicar hoy este “encaje” entre lo temporal y lo eterno, Bersanelli fue directo: el núcleo del cristianismo es un acontecimiento real. “La encarnación es un acontecimiento: o ha sucedido o no”. Frente al vértigo que producen los 14.000 millones de años del universo, subrayó que Dios no interviene anulando las leyes físicas o suprimiendo el sufrimiento, sino entrando “en un punto de la historia del hombre”, apelando a la libertad. “Este método salva mi persona —dijo— porque requiere mi ‘sí’, nuestro ‘sí’ y nuestra unidad; provoca temblor, pero salva la libertad”.

Restán cerró el encuentro recordando que esta conjunción entre lo eterno y lo temporal no es una teoría sino “un hecho vivo y comunitario”. Citó como ejemplo la exposición de EncuentroMadrid 2025 dedicada a Franz y Franziska Jägerstätter, testigos de una fidelidad que en su tiempo desató hostilidad y asombro a partes iguales.

 

 

 


Paolo Benanti con el profesor Paolo Pellecchia.

 

 

 

Benanti: la IA y el riesgo de eliminar las fricciones de la vida

En la mañana del sábado, el franciscano Paolo Benanti, asesor del Vaticano y miembro de la comisión de expertos de la ONU en inteligencia artificial y ética tecnológica, mantuvo un diálogo con el profesor Paolo Pellecchia sobre los desafíos de la IA para la identidad humana.

Benanti abrió su intervención con una anécdota reveladora: “Después de 40 años de matrimonio me doy cuenta de que Netflix me conoce mejor que mi mujer”. Esta frase, pronunciada por un amigo suyo, ejemplifica para él el modo en que tecnologías aparentemente útiles están penetrando en las relaciones humanas, moldeando expectativas y hábitos afectivos.

Para Benanti, la IA puede definirse como “el uso de la información para controlar la máquina y darle unas capacidades que antes solo eran propias de seres inteligentes”. Su utilidad es evidente cuando se trata de orientar una ruta, pero empieza a ser problemática cuando se convierte en un modo de vivir “eliminando las fricciones”.

 

“¿Por qué engancha tanto?”

“¿Por qué engancha tanto?”, preguntó Pellecchia. Benanti respondió con una comparación provocadora: “El primer uso de la heroína fue un jarabe para la tos”. Con ello quiso subrayar cómo algo inicialmente benigno puede transformarse en una dependencia peligrosa.

Hoy, explicó, estamos desarrollando vínculos afectivos con interfaces de lenguaje que simulan teoría de la mente y una disponibilidad absoluta. “Podemos llegar a pensar que es un amigo que nos entiende como nadie y que siempre está disponible para nosotros, cuando su único objetivo es tenerme enganchado el mayor tiempo posible”.

Según Benanti, una parte de la generación Z está creciendo sin fricciones: hijos únicos, relaciones digitales, expectativas de inmediatez. Declararse a alguien implica riesgo; el chatbot lo elimina. Buscar un taxi requiere esfuerzo; la app lo evita. Esta lógica puede extenderse al afecto, desnaturalizando la experiencia humana.

 

Eliminar límites conduce a “un aburrimiento supremo”

“El límite define lo que soy, es lo que me permite ser lo que soy”, afirmó. Pero vivimos en una cultura que percibe el límite como impedimento. Benanti advirtió del riesgo antropológico: “Ahora no sabemos cuál es el límite de lo humano porque no sabemos cuál es la identidad de lo humano”.

Desde aquí, enlazó directamente con la fe cristiana: “O la fe es un límite que define nuestra identidad o no tiene nada que decir”. Eliminar límites conduce, según él, a “un aburrimiento supremo” que está en la raíz del malestar contemporáneo.

La responsabilidad educativa, añadió, es hoy crítica. La tecnología no puede satisfacer todos los deseos del hombre ni sustituir el espesor de la experiencia: “Usar todas las capacidades digitales nunca nos permitirá saber cómo huele un limón”. Y advirtió: “ChatGPT ha generado una confusión y unas expectativas que son muy peligrosas porque puede convertirse en la gran ilusión a la que siga la gran desilusión”.

EncuentroMadrid 2025 concluirá hoy 9 de noviembre con varios encuentros que abordarán desde "Abrazar el dolor y la fragilidad, El desafío de educar hoy" hasta "El milagro de la hospitalidad".