A escondidas

UN PASO ADELANTE Y DOS ATRÁS

 

Marisa Puente | 02.08.2016


A día de hoy todo se ha informatizado, digitalizado y monitorizado, algo por lo general positivo ya que los aparatos electrónicos avanzan y nos facilitan muchas labores. Todas las tareas de nuestra vida cotidiana las realizamos a través de máquinas. ¿Qué haríamos sin lavadora? El problema viene cuando queremos ahorrar tanto trabajo que todo se hace a través de ellas.

El caso más reciente es el cierre masivo de las oficinas de varias entidades bancarias. Ya no hay empleados, y si los hay ya no tienen la orden de atender a los clientes del banco. El pago de recibos, las consultas, los ingresos, etc. tienen que realizarse a través de cajeros. Aparentemente nada complicado para las generaciones que han crecido en el entorno digital, pero ¿y los mayores? Si a veces realizar un trámite ya supone un quebradero de cabeza para alguien que está acostumbrado a la tecnología, ¿cómo explicarle lo que hay que hacer a una persona que nunca ha utilizado una pantalla táctil? ¿O cómo hacer que entienda que todos los procesos van a tener que realizarse a través de un móvil si nunca ha tenido uno? Se supone que los avances técnicos están para facilitar las cosas, no para complicarlas.

 

Marisa Puente