COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO

QUIERO UN AMOR PARA SIEMPRE

 

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor | 07.04.2015


Me pesan los abecedarios que no dicen nada.
Me sobrepasan los lenguajes que no abrazan.
Me sobrecogen los gritos de un niño en soledad.
Sin embargo, los labios que callan me reaniman.
Aquellos corazones que sienten me consuelan.
Yo mismo, aprendí a quererme, cuando me dejaron.
                ¡Nunca es tarde para amarse!.

Sí tú, la que mostrabas pasión eterna me despreciaste.
Me desechaste cuando más te necesitaba, y tú lo sabes.
Al romper el alba me despediste con un beso y te fuiste.
Al anochecer me entregaste y me sentí molido por el odio.
Sin embargo, el rencor no vive en mí, ni yo con él.
Aquellas almas que perdonan son mi horizonte.
Y también, justo ese día, aprendí a amarme entre rejas.
                ¡Hay cadenas que redimen y resucitan!.

El amor no se dice, se siente, pues sin más existe.
Tampoco Dios nos habla, más todo responde a Él.
Todo habla de Dios porque sí, porque está ahí.
Y lo está, porque es amor, lo más incuestionable.
Cuando tú me abandonaste, Dios continúo conmigo.
Y también contigo, y con los nuestros, amándonos.
                ¡Eso es amor de amar amor!.

Quizás necesitemos de Dios para crecernos juntos.
Al atardecer de nuestras vidas convendría reflexionar.
Despojarse de egoísmos, sustraerse  de mundanidad.
Arrancarse los dolores para en verdad perdonarse.
Uno tiene que olvidarse de sí para ser en los demás.
Y yo quiero ser para ti, el amor que ama para siempre.
                ¡La eternidad sólo pertenece a los que se aman!.

 

Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
07 de abril de 201
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