A LA LUZ DE LAS PARÁBOLAS DE JESÚS

VINO NUEVO EN ODRES NUEVOS

 

Víctor Corcoba Herrero/ Escritor | 29.12.2015


La Palabra:

                 "Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan. Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor". (Evangelio de San Lucas 5, 36)

La Reflexión:

                La vida que es un permanente devenir nos trae también la singularidad y el gozo del Evangelio. San Pablo "distingue bien: hijos de la Ley e hijos de la fe. A vino nuevo, odres nuevos".  Por eso, la Iglesia nos pide a todos nosotros algunos cambios. Nos requiere que dejemos de lado las estructuras anticuadas: ¡no sirven! Y que tomemos odres nuevos, los del Evangelio, siempre original y siempre entusiasta, tan actual como vivo. Consecuentemente, apenas despuntando el 2016, será bueno que reflexionemos sobre esto, ya que...

Vivir no es respirar sino amar.
Un corazón que ama sabe vivir.
Y hasta morirse de amor en lo vivido.
Sin corazón nada es, todo se desmorona.
Renovémonos el corazón, pues, para reverdecer.

                Podemos decir que estamos realmente vivos, únicamente en esos momentos en que nuestros interiores son conscientes de nuestros latidos, sabedores de que cada pulso es diferente, y por distinto, naciente. En consecuencia, aquella percusión más armónica, siempre proviene de la fiesta, que no es otra que la del Verbo y la Palabra. Desde esta perspectiva, me sugiero aconsejarme y aconsejarles, que sería bueno observar la Ley, a la que Jesús dio plenitud, a través del mandamiento del amor de amar Amor, de los mandamientos que provienen de las bienaventuranzas; que son, en suma, los mandamientos de la Ley renovada por la primicia del Evangelio. Por tanto...

Que el Señor nos de la gracia.
Y nos la de para amarnos cada día.
Que cada día es un nuevo nacer y renacer.
Con el sueño de sentirnos mucho más humanos.
Hermanados con la vida que nos demos reavivados.

                En la inconmensurable parcela de la viña del Señor, representada por quienes han elegido imitar a Cristo más de cerca mediante el quehacer de los consejos evangélicos, seguro que maduran lozanas vides y, con ello, pueda extraerse inmaculado vino. Nuevas palabras para nuevos tiempos. Habrá que estar atentos para poder discernir la calidad y la maduración del reconstituyente nuevo estilo, para un tiempo diferente. Así...

Renovarse para entusiasmarse.
Que el entusiasmo es signo de salud.
Porque el espíritu avanza de continuo.
Sin descanso para tejer nuevos caminos.
Caminos del alma por los que llego a Dios.

                Ciertamente, quien esto escribe, que ha llegado a la poesía explorando los caminos de la autenticidad, se halla con esta parábola, donde nuestro Dios es un Dios que siempre ofrece versos inéditos. He aquí la liberación de la mentalidad. Para ello, discernimiento y docilidad: dos palabras que describen la actitud precisa para vivir la libertad de la Palabra de Dios, rompiendo esquemas y hábitos, con la capacidad de adaptarse a las continuas sorpresas y al cambio. Es ésta la reflexión que propuso el Papa Francisco en alguna ocasión. Con frecuencia, olvidamos, que nuestro Dios es un Dios de los asombros, de los pasmos y de las sorpresas, de las maravillas y de los silencios...

En la Palabra todo es novedad.
Todo es revelación en la Palabra.
Y por la Palabra, que es luz, somos.
Somos libres, pero asimismo dóciles.
La obediencia vale más que el sacrificio.

                Propiciemos el sigilo, cultivemos la deseada soledad, pensemos... en la libertad y en la obediencia cristiana, que  es docilidad a la Palabra de Dios; es tener ese valor de llegar a ser odres nuevos para este vino nuevo que llega continuamente. Este valor de discernir siempre, y no relativizar, lo que hace el espíritu en mi corazón, o sobre qué quiere el espíritu en mi alma... En todo caso: !Escuchar siempre! Justamente, por esto…

Pidamos en este preciso momento oír.
Oír es precioso para el que se escucha
Pues del escuchar procede la sabiduría.
Y del hablar por hablar, el arrepentimiento.
Aunque el gozo de Dios siempre es perdonar.

                En efecto, el primer perdonado en mi vida soy yo mismo conmigo mismo; de ahí la obligación, por el perdón recibido, a perdonar a los demás. Esto no es fácil llevarlo a buen término, hemos de estar en disposición, adecuándonos a la Palabra de Dios, a la que decimos recibir; lo que requiere, por lo tanto, una actitud virtuosa. La apertura, por consiguiente, ha de ser manifiesta. No hace mucho lo decía el Pontífice presentando un ejemplo concreto: "si el aparato eléctrico que tengo no funciona es necesario un adaptador". A renglón seguido, apuntó, lo que debemos hacer nosotros: "adaptarnos siempre, adecuarnos a esta novedad de la Palabra de Dios". En esencia, "estar abiertos a la novedad". Puede ser buen propósito para este año 2016; sin obviar la presencia de María, Madre de Dios y Madre nuestra, bajo su manto protector para que nos active el discernimiento, y así, librarnos de todo peligro, oh Virgen de las Angustias, tan  gloriosa como bendita y siempre Santa Madre de Dios. Ruega por nosotros, al inicio de este estrenado caminar.

 

Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
29 de diciembre de 201
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