COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO
SIEMPRE CON LA VIRGEN DE LA VEGA
(En Torre de Juan Abad –Señorío de Quevedo y una de las tres cabeceras del inmaculado Campo de Montiel- todo se encuentra y se reencuentra a través de una Madre, que nos desciende a su Hijo para ascendernos al Padre. Ella, como buena Abogada nuestra, también nos hermana y armoniza, recordándonos que Jesús está siempre con nosotros, como así lo prometió: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” -Mt 28, 20- ).
Víctor Corcoba Herrero, Escritor | 01.05.2021
I.- SALIR DE NOSOTROS MISMOS;
NOS PONE JUNTO A QUIEN ES CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA,
Y CONSOLADORA DE LOS AFLIGIDOSNuestra existencia está proyectada a compartir.
Se ha de fraguar en la disposición a los demás;
conciliando y reconciliando se forjan mesuras,
tactos que germinan de los más célebres trinos,
de las modulaciones del donarse y perdonarse.La celeste inspiración de la Virgen de la Vega,
nos asienta en vena el verso de los amaneceres,
para que salgamos a ponernos en movimiento,
a reponernos de nuestras miserias mundanas:
obrando con amor, cumpliendo con la palabra.Sólo hay que dejarse envolver por su mirada,
para hallar el significado de su Hijo en brazos,
para sentir nuestra propia nostalgia del tiempo,
y concebir esa alianza profunda de alabanza,
que no es otra que saltar de gozo ante la dicha.
II.- ENTRAR EN NOSOTROS MISMOS;
NOS DISPONE A QUE SANTA MARÍA DE LA VEGA,
NOS ALUMBRE EL ANDARDejemos que el aire se adentre en el corazón.
Vuelva a nosotros ese aliento que nos vincula,
que sea el vivo órgano de Torre de Juan Abad,
quien nos aliente a entrar en nosotros mismos,
a vivir desde el sí de Nazaret hasta el Gólgota.Esa inquebrantable comunión de Madre e Hijo,
de aproximación al espacial sustento del cielo,
es lo que realmente nos regenera y nos da vida,
convirtiéndose en un espacio vivificante de luz,
en el que se eterniza y enternece el crepúsculo.Estamos llamados a retoñar en el crecimiento,
a elevarnos interiormente y a tomar conciencia
de la voz del alma, de la presencia del Redentor
en nosotros, de la que Santa María de la Vega
es bienaventurada, por ser espejo de justicia.
III.- UNIRSE Y REUNIRSE CON LA “LLENA DE GRACIA”;
NOS REPONE A TRAVÉS DE SU VASO INSIGNE DE DEVOCIÓN,
EN PLENA VEGA, A LOS PIES DE LA PUERTA DEL CIELO.Nunca es tarde para llenarse de gozos y alegrías,
para explorar en silencio los aires del horizonte,
que nos llevan a la ermita de Nuestra Señora
de la Vega, en ferviente soledad; para repensar
sobre el don divino que nos forma y transforma.En ella, germina la predilección del Creador,
manifestada en los humildes y en los pobres,
en el esperanzador buceo de remar todos a una,
abandonando a un lado intereses particulares,
para edificar una sociedad solidaria y sensible.El fruto espiritual que mana y emana del pueblo,
se puebla repoblando sus caminos de recuerdos
y de gratas vivencias; pues alrededor del santuario,
los Torreños de ayer, de hoy y de siempre, asisten
al culto de la Rosa, al romper la Estrella del alba.
Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
01 de mayo de 2021