COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO

 

LA METÁFORA DEL ENSUEÑO

 

 

"Nuestro paseo por aquí abajo tiene un final en la materia. Se aletarga porque sí y sólo se aviva a través del soplo del Creador. Nos ha hecho crecer, acompañándonos con un corazón tierno. También solloza por nosotros, aunque le desilusionemos, con la idolatría que llevamos dentro”

 

 

 

Víctor Corcoba Herrero, Escritor | 25.03.2023


 

 

 

I.- LA CAÍDA DEL CUERPO

La expiración de la materia está ahí,
en cualquier momento nos alcanza;
es un desmayo del que sólo Jesús,
nos puede restablecer con su amor,
despertar y llevar consigo al Padre.

Lo valioso es nutrirse de la palabra,
sostenerse y sustentarse en la cruz,
alentarse y alimentarse de su albor;
así encontraremos el gozo efectivo,
el perdón que repara e injerta vida.

Hemos sido creados para florecer,
y aunque la muerte física aparezca;
el aire de la fe en medio del llanto,
aclara el barro y esclarece barreras,
mueve los pulsos y remueve pausas.

 

 

II.- EL CUERPO DE LOS MORTALES

Cristo pereció para vencer la caída,
para dar savia nueva a los humanos,
para proveer de ensueño la materia;
prendiendo los frutos de la bondad,
y disipando los daños de la maldad.

Enfundado el rostro en un sudario,
persevera en nosotros el Salvador,
acojámonos a su auténtica plegaria,
vaciemos las piedras que cargamos,
y pongámonos en actitud de amar.

Todo será más providencial a la luz,
sólo el Redentor puede elevarnos,
conducirnos y reconducirnos a Él,
en virtud de su eterna humanidad,
y de su noble y humana divinidad.

 

 

III.- LA REGENERACIÓN PERPETUA

Todo se eclipsa sin el soplo celeste,
nada es sin el Señor o fuera de sí,
somos andarines con su asistencia,
necesitamos recobrar lo armónico,
y rescatarnos de nuestras miserias.

Sirvámonos ese baño de revisión,
echemos las tinieblas del pecado,
vivamos en los brillos del deleite,
dejemos que la irradiación anide,
y que la luminosidad nos alumbre.

Que la Virgen María nos socorra,
nos refuerce a ser tan compasivos,
como lo fue su humanitario Hijo,
que concibió suyo nuestro dolor,
para no recaer jamás en el tránsito.

 

 

Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
25 de marzo de 2023