COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO
LA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET
“El Señor quiso nacer y crecer en una familia humana; bajo el amparo de la Virgen María como madre y de San José como padre, que lo criaron y educaron con inmenso amor. Su mayor anhelo, como latido en armonioso entendimiento, fue cumplir la voluntad divina, encarnada en la adorable presencia del Niño”
Víctor Corcoba Herrero, Escritor | 30.12.2023
I.- DE JESÚS NIÑO;
EMANA LA SUBLIME OBEDIENCIA CERTERA
El niño Dios como cualquier otro niño,
marchaba sometido a sus progenitores.
Esta sumisión ayuda a sentirse familia,
a crecer como una comunidad de vida,
y a prevalecer como un modelo de luz.Asentarse en el amor del reino divino,
cumplir con el hálito del puro acuerdo,
adherirse a la inocencia de la criatura;
los llevó a gozar de la ternura celeste,
y a reconfortarse en la belleza del ser.Ofrecieron a Jesús una infancia serena,
y una educación sólida y de asistencia.
Envuelto en las caricias por sus padres,
que es lo que físicamente da seguridad,
bajo la custodia de sus ardientes pulsos.
II.- DE NAZARET PUEBLO;
VIENE LA REPOBLADA ESPERANZA ANGELICAL
De la casa de Nazaret proviene la vida,
de quien es verdad y morada de amor,
referente en gracia y referencia orante,
mutua avenencia y miramiento mutuo,
espíritu de sacrificio, trabajo y entrega.Por el acuerdo omnipotente, roguemos
que los vínculos de la filiación nuestra,
continúen siendo una ofrenda hermosa,
para cada uno de los órganos vivientes,
y una esperanza para todo ser humano.Que el gozo de compartir la existencia,
al sustento de nuestro propio Creador,
que aprendimos de niños, por los labios
de nuestros progenitores, nos impulse
a que el mundo sea un verdadero hogar.
III.- DE MARÍA Y JOSÉ;
PROCEDE LA BEATÍFICA PASIÓN CONYUGAL
El Redentor del mundo, nació del amor.
Tomó la modestia y la sumisión del nido,
contrajo el itinerario en consanguinidad,
se nos brindó junto con María, su Madre;
y José, que simboliza al Padre celestial.Cada belén nos muestra el apego nupcial,
el que nos alienta, alimenta y resguarda,
el que nos vive y nos revive cada aurora,
distintivo de alianza que nos une entre sí,
y nos enlaza hasta embellecernos el alma.Vuelva a nosotros esa efusión doméstica,
hágase albor en nuestro acontecer diario,
para que aprendamos a enmendar sendas,
a conciliar lo que parece irreconciliable,
cuando todo está en quererse y en darse.
Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
30 de diciembre de 2023