EL EVANGELIO DEL DOMINGO

por Gervasio Portilla García

05.11.2017


 

XXXI Domingo del Tiempo Ordinario (A)

 

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (23, 1-12)

 

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo:

̶ «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente les llame rabbí. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar rabbí, porque uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

 

Palabra del Señor


 

COMENTARIO:

 

El Evangelio de este Trigésimo Primer Domingo del Tiempo Ordinario, nos dice en qué está la verdadera esencia del “ser cristiano”.

Lo hace, contraponiendo dos posturas de la historia de nuestra fe: la de los fariseos, genuinos representantes de la letra de la ley y la del auténtico discípulo de Jesús.

Por un lado, se representa lo aparente pero con comportamientos en el fondo escandalosos y por otro, la autenticidad de sentimientos y de obras.

Hoy la historia se sigue repitiendo y vemos como algunos, siguen juzgando y criticando por las formas y no miran su corazón embotado de soberbia, mostrando así una falta de caridad total.

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.