EL EVANGELIO DEL DOMINGO

 

 

por Gervasio Portilla García

10.02.2019


 

V Domingo del Tiempo Ordinario (C)

 

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (5, 1-11)

 

En aquel tiempo, una vez que la gente se agolpaba en torno a él para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:

― «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».

Respondió Simón y dijo:

― «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».

Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:

― «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».

Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón:

― «No temas; desde ahora serás pescador de hombres».

Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

 

Palabra del Señor


 

COMENTARIO:

 

En este Evangelio del Quinto Domingo del Tiempo Ordinario, el Señor, exhorta a sus discípulos a “remar mar adentro y echar las redes”.

En definitiva, les pide que tengan confianza en Él, que no les abandonará en su pesca.

Lo mismo nos pide a nosotros cristianos de hoy, cansados, agobiados y despistados en la tarea evangelizadora, que rememos también con fuerza en nuestras obligaciones y superemos las dificultades, poniendo toda nuestra confianza en la fuerza de su gracia y en no perder la fe en su proyecto.

Cada cristiano, debe de ser con el ejemplo de vida, con la forma de actuar y ser, un auténtico “pescador de hombres”.

La perseverancia del pescador, en su difícil tarea, debe de ser similar, a la perseverancia pastoral, una pastoral que si no es vivida, no sirve de nada.

Pongamos vela a la fuerza del Espíritu, y lo demás llegará por añadidura.

 

Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.