EL EVANGELIO DEL DOMINGO
por Gervasio Portilla García
10.10.2021
XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario (B)
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS (10, 17-30)
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:
― «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».
Jesús le contestó:
― «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».
Él replicó:
― «Maestro, todo eso lo he cumplido desde desde mi juventud».
Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:
― «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».
A estas palabras, él frunció el ceño y se marcho triste porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
― «¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».
Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:
― «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».
Ellos se espantaron y comentaban:
― «Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
― «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».
Pedro se puso a decirle:
― «Ya ves que nosotros lo hemos dejado y te hemos seguido».
Jesús dijo:
― «En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más ―casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones―, y en la edad futura, vida eterna».
Palabra del Señor
COMENTARIO:
El Evangelio de este Vigésimo Octavo Domingo del Tiempo Ordinario, nos presenta el tema del seguimiento a Jesús en aspectos concretos de la vida diaria.
En el Evangelio encontramos hombres ricos, como Nicodemo, José de Arimatea, Zaqueo. Jesús nos llama a todos, sin distinciones económicas, pero a todos nos exige poner en práctica los valores del Reino de Dios.
Al joven rico, no se le pide simplemente que venda sus bienes, sino principalmente que ayude a los pobres. Se trata de un desprendimiento para estar siempre al servicio de los demás.
Hasta el próximo Domingo si Dios quiere. Paz y bien.