Fe y Obras

Nada mejor que decirlo así para mostrar qué se es

 

 

18.02.2016 | por Eleuterio Fernández Guzmán


La cosa es así:

“Rita Maestre, a juicio por 'asaltar' una capilla universitaria en 2011 en defensa de la laicidad”.

Este caso es, a estas alturas de la película, más que conocido. Consistió, sencillamente, en un acto profanador en una Iglesia católica. Y pasó hace cinco años lo cual, por otra parte, muestra lo poco justa que puede ser la justicia.

Bueno. Pero lo que nos importa es el tratamiento del asunto. No hay más que leer el titular para saber de qué pie cojea quien lo ha escrito.

En efecto, sólo puede ser del izquierdo. Y es que se trata de un titular del diario online “Público”. Y dice mucho y todo.

Al parecer, cuando aquellas jóvenes mujeres entraron en la capilla de la Universidad Complutense de Madrid con malsanas intenciones, se trataba de una “"pacífica y reivindicativa" (Maestre, Rita, quien va a ser juzgada/ha sido juzgada por aquello, dixit)

Según testigos allí presentes iban diciendo cosas como éstas:

 “vamos a quemar la Conferencia Episcopal, por machista y carcamal”, “menos rosarios y más bolas chinas” o “contra el Vaticano, poder clitoriano”.

Pueden ver ustedes que todo esto es muy pacífico y, sobre todo, reivindicador. Además, hay que comprender que, para eso, fuera necesario desprenderse de la ropa interior porque, de otra forma, ¡cómo iba a entenderse lo que decían!

El caso es que todo esto dice mucho de aquellos que son capaces de titular que aquello se hacía en defensa “de la laicidad”.

Sin embargo, bien sabemos de qué se trata todo eso. No es más que la manifestación que tales personas hacen de su radical laicismo. Aquellas que entraron en la capilla de la Universidad Complutense de Madrid no quieren para nada la libertad religiosa sino que la atacan en cuanto pueden; tampoco quieren que el católico exista siquiera porque quieren quemar las instituciones católicas como, por cierto, ya hicieron en los años treinta del siglo pasado. Y no es que se trate de los mismos perros con distintos collares sino que son, exactamente, los mismos perros.

En fin, lo que aquí pasa es que hacer eso se está teniendo por cosa buena y a imitar. Y es que muchos de los suyos defienden eso como propio de acto de ejercicio de la libertad de expresión. Lo que pasa es que cuando tal ejercicio provoca violencia y promueve violencia deja de ser eso y es lo que es: un comportamiento basuriento propio de los hijos de Satanás.

Y lo peor de todo es que, a lo mejor, hasta se sienten orgullosos de aquello. ¡Es que no dan más de sí!

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net