Fe y Obras

Ultracatólicos

 

 

09.03.2017 | por Eleuterio Fernández Guzmán


 

Con el asunto del famoso autobús de HazteOir (sí, el que dice que los niños tienen pene y las niñas, vulva) se ha desatado una campaña en su contra por lo peor de lo peor que pueda haber en el mundo. Y es que se trata de los discípulos de Satanás que, llevados por el Príncipe de este mundo, atacan lo bueno y mejor por ser bueno y mejor y no acatar la dictadura en la que vivimos.

Pues bien, ha habido algo que no es que mueva a risa sino que muestra el nivel existente en este tipo de materias.

En primer lugar, debemos partir de la situación de descreimiento que abunda en el mundo. Dios no es tenido para nada en cuenta y todo lo que pueda sonar a religioso, principalmente católico, produce espasmos en aquellos que, más que personas, parecen la niña de El Exorcista manifestando su verdadera y maligna naturaleza.

El caso es que se ha acuñado un término que muestra de qué hablamos: “ultracatólico”.

Este que escribe ha tenido que escuchar tal término cuando quien lo decía, con todo orgullo queriendo mostrarse muy en contra del mismo, se refería a los que han organizado tal campaña. Los llaman, así, “ultracatólicos” y, por tanto, lo mismo hacen con aquellos que estamos de acuerdo con tal campaña o, en general, con lo que se defiende desde HazteOir que no es nada del otro mundo o, mejor, es del otro mundo por ser sobrenatural y estar inspirado en la voluntad de Dios.

El caso es que lo que se defiende desde tal organización es lo siguiente: “La participación útil a favor de la dignidad humana y la libertad.”

Ya sabemos lo que entienden muchos sobre la dignidad de la persona y la libertad: sobre la primera que vale todo contra ella (aborto, eutanasia, manipulaciones genéticas, abusos contra la religión…); sobre la segunda, que sólo vale en una dirección que es la que se opone, precisamente, a la dignidad de la persona que se defiende desde tal organización.

Y tal es el problema. Aunque, en realidad, no podemos olvidar que, desde el mismo nombre “HazteOir”, se pone los puntos sobre las íes. Y es que quien no se hace oír, escuchar, deja su voz escondida debajo de cualquier celemín y, así, nada puede cambiar en el mundo desnortado que nos ha tocado vivir.

Por eso se habla de “ultracatólicos”: porque, al parecer, defender una doctrina sabia que lleva miles de años siendo defendida, es actuar contra la políticamente correcto que, hoy día, es indecente e inmoralmente incorrecto. Y eso duele a según qué personas.

Por cierto, puede que haya quien crea que esto no supone más que una defensa de HazteOir pero, hablando en plata y para que nadie se lleve a engaño, ¿un católico puede hacer otra cosa?

Si su respuesta es no, va por buen camino; si es sí y eso significa que sea nada de lo que se hace desde tal organización buena cosa, yo de quien así piense revisaría a qué religión pertenece porque a la católica, no. Y aunque el mundo lo vaya a tener en cuenta, lo que es Dios…

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net