Fe y Obras

La llamamos Inmaculada porque lo es

 

 

06.12.2017 | por Eleuterio Fernández Guzmán


 

 

El pecado de Adán y de Eva cometido
queriendo ser como Dios
y habiéndose equivocado
y sin disimulo ocultarlo,
afecta a cada hijo
que al mundo haya venido.

Pecadores al nacer,
somos por ser sus hijos,
aunque tiempo haya pasado
desde entonces y ya dijo
Dios que eso pasaría
si de aquel fruto habían comido.

No podía ser, sin embargo,
que la Madre que de Dios fuera
llegara al mundo en pecado
y remedio no hubiera.

Hubo quien, hace siglos pasados,
no acababa de entender
que eso pudiera ser cierto
y puso a la Teología
en un más que grande aprieto.

Pero hubo quien, sin dudar del misterio,
pudo demostrar que Dios,
que todo poder tenía,
y de Madre limpia nacer quería
lo posible e incluso lo imposible
de su corazón saldría.

Dios, que todo lo puede,
quería hacer que su Madre
en pecado no viniera,
y no dudó en conseguir,
aunque misterio sea y parezca,
que en pecado no fuera concebida
la Madre que así naciera.
Madre de Dios, así, nuestra,
te llaman Inmaculada
todas las generaciones
y no lo olvidamos tus hijos
agradeciendo los dones
que el Todopoderoso nos dio
porque pudo y porque quiso
hacer de lo que es misterio
lo más fácil y sencillo.

 

María, Madre de Dios y Madre nuestra, Inmaculada Virgen, ruega e intercede por nosotros. Amén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net