Fe y Obras

 

Cuaresma, ya, a punto

 

 

 

04.02.2021 | por Eleuterio Fernández Guzmán


 

 

En apenas dos semanas damos comienzo uno de los tiempos que, por ser como son, llamamos “especiales”. En efecto, el próximo miércoles, 17 de febrero, será el llamado “de ceniza”. Y, aunque este año 2021, con las cosas de la pandemia que estamos sufrimiento el rito vaya a cambiar un poco… en el fondo nada debería cambiar nada.

Las cosas del mundo no deberían afectar a las del alma. Sin embargo, bien sabemos que eso no siempre se cumple y, por unas cosas o por otras, nuestro espíritu puede verse afectado por aquello que, en el fondo, es también parte de nuestra vida. Pero, en el fondo, nada debería cambiar nada.

En esto del alma y de lo que creemos, ha de valer y servir mucho más lo que creemos. Es decir, que cuando llega un tiempo como el que viene pronto, el de Cuaresma, debemos mantenernos firmes en las prácticas materiales que la misma lleva explícita (ayuno, abstinencia, etc.) pero, sobre todo, debemos mantenernos firmes en lo que supone la misma: limpiamos el alma de suciedad para cuando llegue el momento glorioso de la muerte y resurrección de Nuestro Señor. Y es que, en el fondo, nada debería cambiar nada.

Es cierto y verdad que las cosas no pueden ser ahora como siempre han sido. Bueno, las cosas, digamos, materiales porque las espirituales ni deben cambiar por nada que pase en el mundo ni deben cambiar porque no son realidades que se puedan ver afectadas por una vacuna o cosas por el estilo. Y es que, en el fondo, nada debería cambiar nada.

Sobre esto, además, bien podemos decir que las cosas del alma han de acrecentarse cuando las del cuerpo se vean perjudicadas. Y es que ya sabemos que, por desgracia, muchas veces, nos abocamos a Dios (solo) cuando las cosas no van bien y ahora no van nada bien por culpa de unos y de otros. Por eso, en el fondo, nada debería cambiar nada.

De todas formas, podemos decir que siendo conscientes (como somos) de que estamos a las puertas de la Cuaresma no estaría nada mal que nos fuéramos preparando para lo que ha de venir. Y es que este año 2021 será algo más que especial por las circunstancias conocidas por todos. Y, sin embargo, como estamos repitiendo muchas veces, nada debería cambiar nada. Y es que, en el mismo fondo del que hablamos, en nuestro corazón que es, como sabemos, templo del Espíritu Santo, no puede llegar el virus de la indiferencia ni el de la animadversión a nuestra propia fe so capa de las cosas que pasan en el mundo. No. Nosotros debemos permanecer firmes en cuanto a nuestras creencias que nos dicen que se puede obtener fruto de las malas situaciones, de los sufrimientos, de los males que nos puedan cercar e, incluso, vencer.

Nosotros, ahora que a la Cuaresma se le ve la puerta de entrada (y nos gustaría que fuera la estrecha de la que habla el Evangelio), no podemos ponernos de perfil sino mirar bien de cara lo que ha de venir porque es para gloria de Dios.

 

Eleuterio Fernández Guzmán
eleu@telefonica.net