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Nuestros políticos y los derechos humanos

 

Francisco Rodríguez Barragán | 12.04.2016


Como es muy probable que tengamos que volver a votar, conviene que conozcamos bien los partidos y personas que esperan recibir nuestro voto. Hemos tenido ocasión de irlos conociendo, a unos desde hace tiempo y a otros desde las últimas confrontaciones electorales  en las que empezaron a mandar en comunidades autónomas o en ayuntamientos, así que nuestro voto debería ser un voto debidamente estudiado, sin dejarnos llevar por lo que hayamos hecho en otras ocasiones ni apostar por palabras novedosas..

He pensado que podemos examinarlos a través de algunos artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos pues son precisamente nuestros derechos los que hay que exigir que sean respetados escrupulosamente por los gobernantes.

El artículo primero dice que los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y en el tercero que todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Pero nacerán si los dejan nacer, pues cada vez nacen menos y son abortados más. Después de haberse generalizado el uso de anticonceptivos los bebés asesinados en el vientre materno superaran ampliamente los cien mil cada año.

Esta matanza de niños en gestación ha sido impulsada, propagada y facilitada por nuestros gobernantes que han conseguido convencer, paso a paso, a los gobernados que el aborto es un derecho, vulnerando de plano el derecho a la vida que tiene todo ser humano, todo individuo. ¿O acaso cada niño en gestación no es un ser humano único y diferenciado? ¿Es lógico defender los huevos del halcón peregrino, por ejemplo, y eliminar los embriones humanos?

Ya sé que los políticos de todos los colores son partidarios del aborto e incluso hay partidos que no quieren en sus filas a quienes defiendan la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Desde luego no merecen mi voto.

El artículo dieciséis de la citada Declaración de Derechos Humanos reconoce el derecho a casarse y fundar una familia y reconoce así mismo que  la familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad, pero nuestros gobernantes, también paso a paso, han minado esta institución. La gente se casa cada vez menos y los matrimonios que se contraen se rompen siete de cada diez, recuerden la ley del divorcio exprés, hoy lo normal es simplemente juntarse en la mera provisionalidad. ¿Sobre esta provisionalidad se puede fundar una familia? ¿Puede seguir considerándose como el elemento natural y fundamental de la sociedad? ¿Hay algún partido que defienda tal cosa?

El artículo veintiséis dice que toda persona tiene derecho a la educación que tendrá por objeto el desarrollo de la personalidad humana y que los padres tendrán el derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos. Demasiadas y cambiantes leyes han promulgado nuestros políticos sin llegar a ponerse de acuerdo en algo que exige, para ser eficaz, de continuidad en el tiempo, validez y claridad en los valores que se transmiten, control de su calidad, ausencia de todo tipo de manipulación y adoctrinamiento por parte del poder y absoluto respeto al derecho preferente de los padres. ¿Quién defiende, de verdad, todo esto?

Hay más artículos de la Declaración de Derechos Humanos a través de los cuales podemos mirar a los políticos. Será cuestión de tratarlos en otra ocasión.

 

Francisco Rodríguez Barragán