Colaboraciones

 

La libertad humana no es absoluta

 

 

 

03 marzo, 2023 | Javier Úbeda Ibáñez


 

 

 

 

Cuando la libertad humana se ha querido absolutizar, faltándole un fundamento trascendente, la libertad se ha tomado a sí misma como objeto: se ha convertido en una libertad vacía, libertad de la libertad, ley para sí misma, porque es libertad sin otra ley que no sea la explosión de los instintos o la tiranía de la razón absoluta, que viene a ser el capricho del tirano. La libertad humana no es absoluta, sino relativa a una verdad y a un bien independientes de ella, y a los que ella debe dirigirse, aunque puede no hacerlo. Este límite de la libertad no es, en realidad, una cortapisa, sino condición de existencia y de perfección de la libertad misma. Por eso, el derecho —realmente existente— a actuar libremente según las propias convicciones, no es un derecho absoluto, por no ser absoluta la libertad.

La libertad fundamenta una parte principalísima de la dignidad de la persona, que debemos siempre defender. Debe reconocerse al hombre el máximo de libertad, y no debe restringirse sino cuando es necesario y en la medida en que lo sea. Esta necesidad de limitar el ejercicio de la libertad externa —la interna no es propiamente restringible—, solo puede fundamentarse por el bien común, tutelado según normas conformes al orden moral objetivo.