Colaboraciones

 

Sistema de pensamiento cerrado

 

 

 

29 abril, 2024 | Javier Úbeda Ibáñez


 

 

 

 

La ideología de género parte de un principio inamovible: los hombres y las mujeres no sienten atracción por personas del sexo opuesto por naturaleza.

Dicen que eso es fruto sólo de un condicionamiento cultural de la sociedad.

La ideología de género (sistema de pensamiento cerrado) defiende que las diferencias entre el hombre y la mujer, a pesar de las obvias diferencias anatómicas, no corresponden a una naturaleza fija, sino que son unas construcciones meramente culturales y convencionales, hechas según los roles y estereotipos que cada sociedad asigna a los sexos.

Desde muchos ámbitos de poder, y desde muchas universidades norteamericanas se ha intentado dar, desde los años 60, a los estudios de género un rango científico y ha tenido como plataforma de lanzamiento la Conferencia Mundial de Naciones Unidas.

Esta ideología está presente en todas las Agencias de las Naciones Unidas desde los años 90: en concreto, en el Fondo para la Población, UNICEF, UNESCO y OMS que han elaborado muchos documentos con categorías propias de esta ideología.

Desde las Naciones Unidas pasó a la Unión Europea, donde se difunde por medio de los medios de comunicación y en colegios, en concreto, por medio de actividades lúdicas: fiestas, celebraciones, etc., en las que se intenta que todos participen.

Para la ideología de género el término «sexo» hace referencia a la naturaleza, e implica dos posibilidades —varón, mujer—, que son las únicas posibilidades derivadas de la dicotomía sexual biológica... mientras que el término «género» procede de la lingüística y permite tres variaciones: masculino, femenino, neutro, y mucha más imaginación.

Afirma Judith Butler:

«El género es una construcción cultural; por consiguiente, no es el resultado causal del sexo, ni tan aparentemente fijo como el sexo…

»Al teorizar que el género es una construcción radicalmente independiente del sexo, el género mismo viene a ser un artificio libre de ataduras.

»En consecuencia varón y masculino podrían significar tanto un cuerpo femenino como uno masculino; mujer y femenino, tanto un cuerpo masculino como uno femenino» (J. Butler. Gender Trouble: feminism and the Subversion of Identitiy (Routlege, New York 1990, pág. 6).

El gran enemigo, para la ideología de género, es la diferencia hombre-mujer.

Esta ideología afirma que no existen sexos; sólo roles, orientaciones sexuales mudantes, que se pueden cambiar en la vida todas las veces que se quieran.

Los defensores de la ideología de género sostienen que no existe una naturaleza humana, que haga a unos seres humanos varones y a otros seres, mujeres.

Los ideólogos de género afirman esto:

«Cada niño se asigna a una u otra categoría en base a la forma y tamaño de sus órganos genitales. Una vez hecha esta asignación nos convertimos en lo que la cultura piensa que cada uno es —femenino o masculino—.

»Aunque muchos crean que el hombre y la mujer son una expresión natural de un plano genético, el género es producto de la cultura y del pensamiento humano, una construcción social que crea la verdadera naturaleza de todo individuo» (Lucy Gilber y Paula Wesbster. TheDanger of Feminity. Gender diferences: Sociology o Biology?).

Partiendo de ese presupuesto, emprenden un proceso de construcción, que consiste en mostrar cómo se ha construido un concepto cualquiera a partir de procesos históricos y acumulaciones metafóricas, e intentan mostrar que lo claro y evidente —que existen hombres y mujeres, por ejemplo— dista de serlo.

Esta ideología propone la búsqueda de la «liberación total» del hombre en todos los órdenes, tras la deconstrucción del lenguaje, de las relaciones familiares, de la reproducción, de la sexualidad, de la educación, de la cultura, de la religión, de Cristo, etc.

Cuando el hombre se libere de todo eso —dicen— será libre.

Los ideólogos de género no son feministas: sólo utilizan su lenguaje.

La ideología de género es algo muy diverso del feminismo.

Lo natural es un concepto que, para la ideología de género, hay que superar.

No hay nada «natural», afirman.

Shulamith Firestone decía: «Lo natural no es necesariamente un valor humano. La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza; ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la Naturaleza. De hecho, por la sola razón de pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de ella».