Colaboraciones
Sobre la democracia
09 mayo, 2024 | Javier Úbeda Ibáñez
La democracia no se construye sólo a base de votos, sino que es una acción comprometida de todos los días con la comunidad. Construir justicia y solidaridad, afrontar y resolver los problemas económicos y sociales, avanzar en madurez política, no es asunto exclusivo de los elegidos para gobernar y legislar, sino que es un asunto que nos compete a todos.
No hay democracia verdadera y estable sin participación ciudadana y justicia social. La actividad democrática se ha reducido a la mera participación en los procesos electorales. Necesitamos un horizonte cultural capaz de hacer germinar y de suscitar el renacimiento de la vida política. Esto no será posible sin una responsable participación ciudadana. El sistema político democrático exige el protagonismo de los ciudadanos en la vida pública; por eso los cristianos tienen que participar activamente en ella, pues no basta tener fe y querer hacer el bien, es necesario además dar vida a las instituciones de la vida pública y actuar con eficacia dentro de ellas. Es conveniente promover el crecimiento de la sociedad civil en el nivel local, lo que supone desarrollar el sentido de pertenencia a la comunidad, el compromiso, la generosidad, el sentido moral y el interés por los asuntos públicos. La vertebración ciudadana favorecerá que nuestra democracia, además de representativa, sea participativa.
Una vez pasadas las contiendas electorales, es necesario recomponer la unidad del país. Hay que armonizar los distintos modelos que ciudadanos y partidos tenemos sobre justicia y desarrollo, sobre política y economía, para luchar juntos por la creación de empleos, por la seguridad pública, por una democracia más participativa, por afianzar los valores de la familia y de la vida... En esto, todos estamos involucrados; no es tarea sólo de los elegidos con los votos. También los que perdieron la elección, están llamados a seguir trabajando por la comunidad, con lo cual demostrarán que en verdad les interesa el bien común, no sólo su triunfo personal. Más allá de la política partidista, revaloremos la política del bien común, que es de todos. Evitemos paternalismos e infantilismos, pues no todo depende del gobierno. Seremos el país que cada uno construyamos.