Colaboraciones

 

Materialismo ateo

 

 

 

11 mayo, 2024 | Javier Úbeda Ibáñez


 

 

 

 

Y no hay duda de que hoy, aun cuando el bloque comunista se haya desplomado en Europa y en casi todo el orbe, porque no podía más que terminar hundiéndose como una «trágica utopía» lo que era «intrínsecamente perverso» (la primera definición es la que le adjudicó Juan Pablo II, y la segunda había sido la de León XIII; ambas son perfectamente complementarias y magníficamente expresivas), hoy, decimos, todavía pervive con fuerza, sobre todo en ciertos sectores y ambientes, lo que es la esencia del marxismo: el materialismo ateo. Sigue inspirando en grandes dosis a la izquierda y es una de las raíces de la política laicista que en las fechas presentes sufrimos en España.

La negación de Dios es la negación del hombre, y por eso la secularización de la sociedad y el avance del Estado ateocrático no pueden sino terminar en un terrible drama, que comienza por anular la esperanza del hombre, porque arriba en nihilismo.

Hay que resaltar además la observación de K. von Vogelsang (Liegnitz, actual Legnica, Polonia, 1818-Viena, 1890) de cómo se va consiguiendo desterrar al cristianismo de todas las esferas públicas de la vida, para que, conforme a la mentalidad liberal, quede reducido a una simple «opción personal» y a una mera «cuestión privada», sin repercusión alguna en el ámbito social ni en la vida externa de las personas. Pero, como también apunta él mismo, el laicismo ateocrático acaba por querer dominar de un modo absoluto (más aún, absolutista) las conciencias: no es otra cosa que una forma de totalitarismo, más claro en los Estados marxistas, pero que se plasma asimismo en los Estados liberales, sobre todo si la izquierda de raíces marxistas llega temporalmente al poder.