Colaboraciones

 

Cuatro necesidades, cuatro desafíos

 

 

 

31 mayo, 2024 | Javier Úbeda Ibáñez


 

 

 

 

 

 

Para el cardenal Vincent Nichols (Crosby, Liverpool, 08-XI-1945), la escuela católica en Europa afronta actualmente cuatro características a las que debe responder.

Por un lado, la escuela católica «tiene un lugar clave en la misión de la Iglesia de dar a conocer a Cristo a todas las gentes».

Sobre este punto, el cardenal Nichols insiste en la necesidad de que el anuncio de Cristo «esté en el centro de todos los esfuerzos. Todo desarrollo personal, enseñanza y aprendizaje, formación de la cultura y de la sociedad estará bien fundada si está centrada en Él».

En segundo lugar, la escuela «asiste a los padres en la educación y formación de sus hijos», y por tanto el esfuerzo educativo debe hacerse «conjuntamente» con ellos. En tercer lugar, señala, la escuela «está al servicio de la Iglesia local, de la diócesis y de la parroquia». «La parroquia es el lugar de la formación religiosa y espiritual, la escuela es el lugar de la educación cultural. Ambas dimensiones deben integrarse, porque los mismos valores las inspiran», indica.

Por último, la escuela está «al servicio del bienestar de la sociedad», porque «garantizan el derecho de los padres a que sus hijos reciban una educación conforme a sus convicciones», y porque «ayuda a desarrollar la sensibilidad religiosa, sus principios y valores», lo que es «esencial para la cohesión social».

A estas cuatro necesidades corresponden cuatro desafíos, que el cardenal considera «claves en la escuela católica del futuro»: el pluralismo, el compromiso con la verdad, la libertad y la solidaridad.

Respecto al pluralismo, el cardenal Nichols explica que el reto hoy es servir «a una sociedad compleja étnica, cultural, religiosa y socialmente hablando», en la que lo difícil es precisamente «cultivar un sentimiento de unidad».

El segundo de los retos hoy es el de «garantizar la libertad», enseñando a los alumnos el verdadero sentido de este término, especialmente en el proceso de aprendizaje. El tercero, en conexión con este, es el compromiso con la verdad y su integridad ante un proceso de conocimiento cada vez más fragmentado. El cuarto es, añade el cardenal Nichols, «enseñar la solidaridad» y el valor del sacrificio personal, a imitación del sacrificio de Cristo por los demás, como un punto importante para el crecimiento de las virtudes.