Colaboraciones
¡Aplíquese (o apréndase) el cuento sra. ministra Pilar Alegría!
18 julio, 2024 | Javier Úbeda Ibáñez
Pilar Alegría, miembro (o miembra) del Ejecutivo aprovechó el Consejo de ministros del 16 de julio de 2024 para hablar sobre el saludo de Carvajal a Sánchez. «Yo sinceramente no puedo pensar, como alguna interpretación que he leído esta mañana, que fuese un gesto de falta de respeto», ha asegurado.
La ministra de Educación declaró que esta forma de actuar sería «impensable» e «incompatible», especialmente si se tienen en cuenta «los valores de respeto y educación que el deporte representa».
Ustedes, usted y su grupo parlamentario, quieren que todos pensemos o digamos, o nos comportemos, como desean ustedes, ello se designa con un término muy significativo y nada democrático, que, por desgracia, conocemos; un término caracterizado por la reducción o eliminación de la democracia.
Le recuerdo, por ejemplo, sra. Alegría lo siguiente:
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, quiso que la primera ley que se aprobara durante su administración fuera recordada. Pese a su minoría parlamentaria y el haber accedido a la presidencia sin unas elecciones, su objetivo pasó por tener una primera ley ideológica, y supuestamente progresista y social: la eutanasia.
La propuesta socialista fue respaldada por la inmensa mayoría de los grupos: Unidos Podemos, Ciudadanos, ERC, PNV, PDeCAT, Compromís y EH Bildu. Sólo el PP se manifestó en contra. En total, estos partidos favorables a la eutanasia representaban 211 de los 350 escaños del Congreso.
«Quiero que esta legislatura acabe con una ley de eutanasia en nuestro país y que sea reconocido como un servicio por parte de la sanidad pública, un servicio fundamental», afirmaba Pedro Sánchez en El País el 24 de junio de 2018.
La eutanasia da a los médicos un poder sin precedentes.
Muchos médicos tienen ahora en sus manos el poder de decidir sobre la vida o muerte no sólo de pacientes en estado terminal, sino de personas sanas o con problemas con una solución factible. De su buen hacer o no dependen muchas vidas. El doctor Patrick Wyfells, médico de cabecera belga, entre su trabajo está aceptar o no las peticiones de eutanasia, afirma: «Estoy asustado del poder que tengo en este momento».
Esta ley salió sin consenso social, sin hablar con los profesionales que tendrían que implementarla de forma directa, sin tener en cuenta las opiniones de los colegios de médicos ni de los comités de bioética, ni pasar por el Consejo de Estado. Sra. ministra, han ido y van a su aire e imponen su ideología, su pensamiento y su cosmovisión legislando. Así, nos han obligado a todos por ley, es decir por la fuerza, bajo coacción y sin convencer. ¿Es eso ser tolerante con los discrepantes?, ¿eso es respeto y educación?, ¿cuáles son sus valores ministra?
Es importante que la gente sepa que, en general, nadie se quiere morir. Los humanos amamos la vida. Si se atiende a las personas de forma adecuada y se les quitan los dolores, dejan de solicitar la eutanasia y mucho más, si además se les proporciona cariño.
La eutanasia no es un derecho, es un fracaso.
El Código de Deontología Médica deja claro que «el médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de este» y la Asociación Médica Mundial (AMM), integrada por 106 asociaciones de todo el mundo, que representa a más de nueve millones de médicos, considera que «el acto deliberado de poner fin a la vida de un paciente, aunque sea por voluntad propia o a petición de sus familiares, es contraria a la ética».