Colaboraciones

 

Una enseñanza o una disciplina mantenida unánimemente por el Papa y los Obispos no puede ser errónea o perjudicial para el pueblo cristiano

 

 

 

22 julio, 2024 | Javier Úbeda Ibáñez


 

 

 

 

 

Una enseñanza o una disciplina mantenida unánimemente por el Papa y los Obispos no puede ser errónea o perjudicial para el pueblo cristiano. Esta garantía de inerrancia asiste al Papa y al episcopado universal en unión con él. No asiste a un Obispo o a varios Obispos si se enfrentan con la enseñanza o con la disciplina litúrgica, canónica y pastoral de la Iglesia de su tiempo. Pero pertenece a la fe católica la verdad de que el episcopado de la Iglesia unido al Papa no puede caer por entero en el error doctrinal o en disciplinas de la Iglesia perjudiciales para los fieles. Así lo han enseñado los más grandes santos y doctores de la Iglesia:

Santo Tomás de Aquino. «Si tenemos en cuenta la Providencia divina que dirige a su Iglesia por medio del Espíritu Santo para que no yerre, como él mismo lo prometió, diciendo que cuando viniese el Espíritu “enseñaría toda la verdad” (Jn 14, 26), es decir, “en lo relativo a las cosas necesarias para la salvación, ciertamente es imposible que el juicio de la Iglesia universal se equivoque sobre las cosas relativas a la fe”» (Quodl. IX, q. 8, a.1). Y la Liturgia sagrada, concretamente, afecta ciertamente a la fe, pues lex orandi, lex credendi. Pío XI afirmaba que la Liturgia «es el órgano más importante del Magisterio ordinario de la Iglesia» (cta. al abad Capelle, 12-XII-1935).

San Roberto Belarmino: «Si todos los Obispos se equivocasen, toda la Iglesia se equivocaría, ya que el pueblo debe seguir a sus Pastores, como dijo Jesús en Lc 10, 16: “Quien os escucha, me escucha a mí” y en Mt 23, 3: “Haced lo que os digan”» (De Ecclesia militante, cap. XIV).

Toda enseñanza contraria a la indefectibilidad de la Iglesia es gravemente falsa. Quienes afirmen que «Roma ha perdido la fe» o que «el Papa y los Obispos se han extraviado», o que «la Misa nueva es perjudicial para los fieles», etc., no sólo incurren en cisma, negando su obediencia al Papa y a los Obispos, sino también en herejía.