Colaboraciones
Una excusa para introducir un sistema educativo anticristiano
22 diciembre, 2024 | Javier Úbeda Ibáñez
Se ha sostenido, sobre todo en países de régimen socialista, que, como los niños son miembros de la sociedad, le deben ser confiados al Estado para que los eduque. Para justificar este error parten del presupuesto de que la sociedad ha estado viciada desde siglos (idea que Lutero aplicó a la Iglesia y que después ha sido empleada, utilizada, a la sociedad por todos los reformadores, desde Rousseau a Marx) y una de sus causas sería el modelo familiar propio de la burguesía.
Los que defienden estas teorías no reconocen que los hombres son miembros de la sociedad precisamente a través de la familia, ya que para ser ciudadanos deben primero existir. La familia es la célula de la sociedad, su fundamento, y es anterior al Estado e independiente de él. De ahí la importancia que tiene conservar, potenciar y fortalecer la vida familiar como medio para conservar y mejorar la sociedad.
En otros ambientes, dominados por una filosofía de tipo pragmático o agnóstico, se ha afirmado que pertenece a la autoridad civil la tarea de velar por el bien común, mientras que la esfera religiosa pertenecería tan sólo al ámbito privado de los individuos. De ahí deducen que al Estado no le compete ayudar y promover las escuelas de iniciativa social, que sostienen valores trascendentes, sino que su única misión es el establecimiento de una escuela neutra, que sólo persiga unas finalidades de carácter técnico.
Admitimos la escuela con creencias y valores expresados en un ideario y en un proyecto y en una comunidad; y no aceptamos una educación supuestamente neutra bajo el dogma de la ciencia y de foráneos intereses. Estas teorías no son más que una excusa para introducir un sistema educativo anticristiano.