Colaboraciones

 

Nada es verdad ni mentira

 

 

 

27 diciembre, 2024 | Javier Úbeda Ibáñez


 

 

 

 

 

Como las sociedades evolucionan —se dice—, también los juicios de valor son variables. Ahora bien, esto introduce un relativismo general. En efecto, si lo que cada cual considera legítimo, y razonable (lo que llamaríamos lógico y sensato), son sólo creencias de época, nada podemos afirmar sin aceptar que nuestros juicios valen sólo por ahora, en este país, etc. Es decir, en un sentido absoluto no valen. La validez de todo pensamiento, de todo juicio, es provisional, y depende de su aceptación por los demás. Ahora bien, como la validez de los juicios de los demás depende también de los demás, la pescadilla se muerde la cola, estamos en un círculo vicioso del que no hay otro modo de salir que saliéndose de esa teoría. Además, con ella el progreso mismo sería inviable, porque sofocaría la aparición de esos hombres rompedores de juicios anquilosados, de esquemas «políticamente correctos», que son los innovadores, los que en rigor hacen progresar en humanidad. Si el valor de nuestro pensamiento depende del pensamiento de los demás, a su vez a remolque de las modas y estados de opinión..., hemos entrado así en el círculo vicioso donde nada es verdad ni mentira.