Colaboraciones

 

Una forma de laicismo intolerante

 

 

 

02 enero, 2025 | Javier Úbeda Ibáñez


 

 

 

 

 

La democracia como sistema de gobierno supone que en la misma puedan participar y «competir» diversas visiones y perspectivas sobre la mejor manera de organizar la res publica. Los católicos están llamados a ofrecer sus valores y sus principios en la vida pública, especialmente a la hora de defender la dignidad de la persona, el derecho a la vida, el sentido genuino del matrimonio y la familia, etc.

Por lo mismo, sería totalmente incorrecto marginar o excluir a los católicos de su participación pública, como si su participación atentase contra la laicidad del estado.

Lo explicaba la Congregación para la Doctrina de la Fe en la Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política: «Aquellos que, en nombre del respeto de la conciencia individual, pretendieran ver en el deber moral de los cristianos de ser coherentes con la propia conciencia un motivo para descalificarlos políticamente, negándoles la legitimidad de actuar en política de acuerdo con las propias convicciones acerca del bien común, incurrirían en una forma de laicismo intolerante».