Colaboraciones
Papa León XIV (I)
10 mayo, 2025 | Javier Úbeda Ibáñez
«Annuntio vobis gaudium magnum: habemus Papam!, “Les anuncio con gran alegría: ¡Tenemos Papa!”. Desde el Balcón central de la Basílica de San Pedro, el Cardenal Protodiácono Dominique Mamberti ha pronunciado la esperada fórmula latina, comunicando a Roma y al mundo el nombre del nuevo Sucesor de Pedro:
»Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum, Dominum Robertum Franciscum Sanctæ Romanæ Ecclesiæ Cardinale Prevost, qui sibi nomen imposuit León XIV.
»He aquí la traducción en español: “Eminentísimo y Reverendísimo Señor, Señor Robert Francis Cardenal de la Santa Romana Iglesia Prevost, quien ha tomado el nombre de León XIV”» (Vatican News).
«Primero, el nombre: León XIV, en memoria de León XIII, el Papa de la primera encíclica social, Rerum novarum. Luego, el rostro: la expresión de serenidad y asombro de quien, por primera vez, con vestiduras nuevas y una mirada renovada, experimenta en carne propia lo que sus predecesores vivieron en aquel primer saludo desde la Logia de las Bendiciones. Gritos, cantos, aplausos, vítores de “¡Viva el Papa!” y “¡León, León!”, pancartas, banderas, luces de teléfonos que brillan bajo el cielo romano que lentamente entra en el crepúsculo. Y, por último, las palabras: las primeras palabras pronunciadas con voz firme y acento español:
»¡La paz esté con todos ustedes! Queridísimos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo Resucitado, el Buen Pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. También yo quisiera que este saludo de paz entrara en sus corazones, llegara a sus familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra. ¡La paz esté con ustedes!
»Este momento marcó el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia, con la bendición de un Papa que trae consigo un mensaje de esperanza, unidad y renovación para el mundo. La ceremonia se convirtió en un símbolo de la continuidad de la misión apostólica de Pedro» (Salvatore Cernuzio, Ciudad del Vaticano, Vatican News).
La elección del nombre León XIV por parte del nuevo sucesor de Pedro no es casual. El Vaticano aclaró que está vinculado con la carta encíclica Rerum novarum (1891), considerada el acta fundacional de la doctrina social moderna de la Iglesia.
Robert Francis Prevost (Chicago, Illinois, Estados Unidos, 14-IX-1955) fue nombrado el 30 de enero de 2023 por el Papa Francisco, prefecto del Dicasterio para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. En 2023, fue creado y proclamado Cardenal por el Papa Francisco. El 8 de mayo de 2025 —bajo el nombre de León XIV— ha sido elegido Romano Pontífice, número 267.
Junto a sus padres y sus dos hermanos, creció en Estados Unidos. Sus cuatro abuelos eran inmigrantes, franceses y españoles.
En una reciente entrevista a la RAI, Robert Francis Prevost recuerda: «Conocí la Iglesia a través de la experiencia parroquial a nivel local. También estudié en una escuela parroquial. En este sentido, tal vez gracias a la cercanía de algunos sacerdotes diocesanos, nació la idea de la posibilidad de convertirme en sacerdote.
»Posteriormente conocí a mi familia religiosa, los agustinos».
Tras un breve tiempo de discernimiento para tomar una decisión, y también al conocer a otros jóvenes que habían ido con los agustinos, a los 14 años ingresó en el Seminario Menor de los Padres Agustinos.
«Antes del noviciado —dice Robert Francis Prevost—, es la historia de un joven que vive con otros jóvenes, conociéndose a sí mismo y, como hijo de san Agustín, conociendo a los demás, la importancia de la amistad y de una vida comunitaria. Fue en esos años que nació una cierta inquietud y un deseo de ser misionero: no de quedarme en mi país, sino de participar en algún tipo de actividad como sacerdote o religioso».
«Tenía mucha confianza en mis padres. La familia era y sigue siendo muy unida, aunque mis padres ya han partido con el Señor.
»Recuerdo algunas veces en las que hablé con mi padre, que no era exactamente un director espiritual, pero hablábamos de cosas concretas, como las dudas que pueden inquietar a un joven: “Tal vez sea mejor dejar esta vida, casarse, tener hijos… tener una vida, digamos, normal, como la que conocía en mi familia”. Son momentos de decisiones y discernimiento muy importantes para un joven.
»Él, con su experiencia, hablaba de cosas como lo importante que era la intimidad entre él y mi madre, y de cuánto importaba también, en la vocación al sacerdocio, la cercanía con Cristo, conocer verdaderamente a Jesús, el amor de Dios en la vida, para todos los cristianos. Aunque lo hubiera escuchado cien veces de sacerdotes y formadores, cuando me lo decía mi padre, de una manera muy humana pero muy profunda, pensaba: esto hay que escucharlo.
»Reflexionaba mucho sobre lo que me decía. Fue antes de ir al noviciado; en ese caso, aún recuerdo dónde estábamos. No estábamos en casa, no estábamos sentados como ahora. Hablamos varias veces; él era educador, maestro, trabajaba en las escuelas, tenía esa capacidad de hablarme. Todas esas cosas fueron muy importantes», en palabras de Robert Francis Prevost.