Colaboraciones

 

La batalla de la cultura

 

 

 

13 junio, 2025 | Javier Úbeda Ibáñez


 

 

 

 

 

En la vida de toda sociedad hay dos instituciones que tienen una importancia capital: la familia y la enseñanza. De cómo sean ambas depende la formación de las generaciones futuras y, por tanto, la sociedad del mañana.

Mientras en el marxismo-leninismo, la sociedad civil se identificaba con las relaciones económicas, para Gramsci se identifica con las relaciones culturales. Para Marx, lo económico era lo primero; para Gramsci, será la cultura.

La cultura es el objetivo del nuevo comunismo (marxismo siglos XX y XXI y el eurocomunismo).

La batalla de la cultura hay que entablarla en su raíz. Ganarla ahí es vencer. Hay que darse cuenta de que ganar la batalla de la cultura —en la que los marxistas cuentan con muchos aliados de talante liberal— es ganar la batalla contra la descristianización de la sociedad que los marxistas pretenden. Ganar la batalla de la cultura es ganar la batalla de la escuela, porque sólo una sociedad con cultura cristiana puede exigir una escuela cristiana.

¿Cómo puede conseguirse este objetivo? Utilizando todos aquellos medios por los cuales se difunde habitualmente la cultura: la imprenta —editoriales, medios de opinión pública— y la escuela.

Según Gramsci (teórico marxista y político italiano), son los intelectuales —marxistas— quienes han de operar ese cambio cultural.

Pero los intelectuales, como todo el mundo, se forman en la escuela. Por eso el dominio de la escuela es especialmente importante en esta nueva versión del marxismo.

Esta penetración en el campo de la enseñanza no se limita sólo al aspecto docente, sino que se extiende además a todos los campos relacionados con la educación. Especial importancia tienen aquellos puestos de carácter decisorio hasta puestos de alcance nacional.

En palabras de Gramsci: «La conquista del poder cultural es previa a la del poder político, y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados ‘orgánicos’ infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios» (Cita, entre otras, que Pablo Iglesias, de Podemos, se tatuaría en el antebrazo).